La piómetra en perras

La piómetra en perras
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 28 noviembre, 2017

Se trata de una enfermedad caracterizada por una infección uterina en las perras. Más precisamente, es la acumulación y secreción de pus en el útero y afecta a hembras que han alcanzado su madurez sexual. Generalmente ocurre cumplidos los 5 años. Aquí veremos qué es la piómetra en perras, sus síntomas y tratamiento.

¿De qué se trata esta patología?

La piómetra es una enfermedad infecciosa basada en la acumulación de material purulento en el interior del útero del animal. Afecta a aquellas hembras que ya han pasado por su primer celo. Entre ellas, pueden ser más propensas las que han sido sometidas a tratamientos hormonales.

¿Por qué se produce la piómetra en perras?

Para entenderlo, veamos en detalle el ciclo de las perras. Éste aparece por primera vez entre los 6 y doce meses de vida y suele durar en promedio 6 meses.

Está compuesto de los siguientes momentos:

  • Anestro: 3 o 4 meses de reposo reproductivo.
  • Proestro: dura entre 4 y 7 días en los que aparece una secreción sanguinolenta que atrae hormonalmente al macho.
  • Estro: ya no hay secreción, pero es la etapa de celo donde la hembra es fértil. Dura entre 7 y 10 días y es la etapa de ovulación.
  • Postestro: dura de 7 a 10 días y en este período la perra no acepta la monta.
  • Diestro: es un período de 2 meses en el que el organismo sintetiza progesterona. Es el momento en el que predomina esta hormona y la etapa donde puede aparecer piómetra.

¿Cómo se produce?

Esta patología se da por una alteración metabólica de la progesterona que causa una infección bacteriana. Las bacterias actúan en momentos en que la hormona es elevada en sangre, por ser el período en el que disminuyen las defensas del útero. Por ello se presenta en la etapa denominada diestro.

La actividad hormonal puede causar quistes en el endometrio. Todo ello, en conjunto con la entrada de bacterias, favorece la aparición de la enfermedad y la infección.

En ocasiones se da una respuesta inadecuada a la progesterona, generando un aumento en el grosor de las paredes uterinas. Esto, si no hay embarazo, puede conducir a formaciones quísticas que facilitan el crecimiento bacteriano.

El uso de anticonceptivos favorece la aparición de piómetra. Sobre todo, debido a la presencia de Progestágenos y Estrógenos.

Cómo detectar los síntomas

La sintomatología no es específica, pero puede presentarse:

  • Falta de hambre y letargia, es decir, escasa capacidad de respuesta a estímulos y decaimiento.
  • En el caso de tratarse de una piómetra abierta, comenzará a verse una secreción mucosa y con algo de sangre.
  • Un factor a tener en cuenta es el aumento de orina y la toma inusual de líquido.
  • También puede estar acompañada de fiebre y vómitos.
  • Si la enfermedad se encuentra avanzada, puede producirse shock,  septicemia (bacterias en sangre) o peritonitis.
  • En los casos más graves, es posible que se produzca una insuficiencia renal aguda.

Lo importante es saber que es una patología considerada de urgencia. Por ello es vital acudir al veterinario ante la presencia de cualquiera de estos signos.

Cómo se diagnostica

En general, el diagnóstico se realiza mediante un examen médico y el estudio de antecedentes.

En el caso de no ser suficiente con esto, se llevan a cabo radiografías. Es posible que se decidan realizar estudios de sangre para considerar la gravedad y el pronóstico.

Tratamiento recomendado

Teniendo en cuenta que es una urgencia, debe tratarse como tal. En la mayoría de los casos, el tratamiento es quirúrgico. Conlleva la extirpación de útero y ovarios y una administración de antibióticos.

Si la hembra se considera reproductivamente valiosa, es posible tratarla con antibióticos y un drenaje y limpieza uterina. Sin embargo, esta opción conlleva el riesgo de que la enfermedad se repita y sea más grave. Es por ello que la vía farmacológica no es siempre recomendable.

Fuente: www.infobae.com

Mejores formas de prevenir

Para evitar riesgos, se recomienda esterilizar a aquellas hembras que no vayan a ser reproductoras. Además, no administrar anticonceptivos.

Una opción útil es llevar el control de los ciclos. Así nos aseguramos que el sangrado se produce en los momentos previstos.

También pueden realizarse ecografías cada tanto para controlar que todo se encuentre dentro de los parámetros normales. Y de esa forma prevenir posibles apariciones de la enfermedad.

Lo importante es estar atentos a la aparición de alguno de los síntomas nombrados. Si es el caso, acudir de forma urgente al veterinario. Y, por supuesto, minimizar los riesgos de que derive en una situación de gravedad.

Fuente de la imagen principal: Rodrigo Tejeda


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