Gato caracat: características, origen y dilemas éticos

El caracat es un híbrido cuya creación no está exenta de disonancia moral. Como en todos los cruces no naturales, existen claros problemas fisiológicos asociados.
Gato caracat: características, origen y dilemas éticos
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 04 marzo, 2024

Los híbridos entre especies son un fenómeno que causa, como poco, curiosidad. El caracat es una de esas mezclas buscadas de forma artificial por el ser humano para crear una mascota exótica, con los problemas que ello conlleva.

En las siguientes líneas, encontrarás una revisión de la historia de este felino y el dilema moral que expone su existencia ante la sociedad. No pierdas detalle, pues es un debate activo en la actualidad con bastante relevancia.

Orígenes del caracat

El primer cruce entre un caracal y un gato doméstico ocurrió en 1998 de manera totalmente accidental, en el zoológico de Moscú. En la actualidad, sin embargo, es uno de los felinos híbridos más solicitados como mascota de lujo, especialmente en Estados Unidos y Rusia.

Los caracats han pasado a criarse en cautividad para poder llegar a satisfacer la creciente demanda de estos felinos. Hoy en día, se cruzan con una gata abisinia para lograr una homogeneidad en el color de la capa. Este cruce se realiza en cautiverio con caracales dominados, ya que en la naturaleza estos felinos ven a los gatos domésticos como presas.

Un caracat jugando.

Características del caracat

El caracat es un felino resultante del cruce entre un macho de caracal y una hembra de gato doméstico. El caracal es un felino solitario y nocturno de tamaño medio que vive en las estepas, sabanas y desiertos de África, Arabia e India. Por ello, su manutención como mascota es prácticamente imposible.

El caracat presenta un tamaño inferior al caracal salvaje, pero es bastante superior al del pequeño gato abisinio. El peso que pueden alcanzar estos félidos es de 13-14 kilogramos y llegan a medir unos 36 centímetros de alto y hasta 140 centímetros de largo, incluida la cola.

El aspecto buscado para este híbrido es el de un felino con pelo de un color naranja cobrizo con rayas o bandas oscuras y un manto denso, corto y suave. También gustan los penachos negros en la punta de sus largas orejas y el cuerpo fuerte —pero estilizado y estético— que caracteriza a muchos caracats.

Comportamiento

Las generaciones de este híbrido difieren en su temperamento, pues los de primera generación —los que son cruce directo de caracal y abisinio— son más inquietos, energéticos y cazadores. A medida que esta primera generación se va cruzando con otros caracats, su carácter se va volviendo más suave.

Su potencial para convivir con humanos en una casa es una lotería: algunos ejemplares pueden adaptarse bien y comportarse como un gato doméstico especialmente independiente o, en su defecto, tener comportamientos salvajes. En este último caso, es normal encontrar conductas territoriales y agresivas con el dueño.

Además, los caracats son felinos bastante ruidosos, ya que su maullido se asemeja más a un rugido. Esto es muy buscado por los clientes, pero pronto se convierte en un rasgo repudiado cuando se quiere un animal manso.

El debate ético de los híbridos

El caracat no es el único híbrido que ha generado debate. Por lo general, todos los cruces entre especies distintas presentan varios problemas de salud que comprometen su bienestar o acortan su vida, como son los ejemplos del ligre o el savannah. En el caso que nos ocupa, este felino presenta problemas ya desde la gestación, entre muchos otros:

  1. Las hembras de gato abisinio tienen pocas crías por camada y, además, estas serán de mayor tamaño, al haberse cruzado con un caracal. Las distocias —partos difíciles— son un problema frecuente en los alumbramientos de estas gatas y muchas veces acaban con la muerte de la madre o las crías.
  2. Una patología asociada a estos híbridos es la enfermedad inflamatoria intestinal, que requiere cirugía y tratamientos de por vida para que la mascota pueda digerir los alimentos.
  3. Hay una alta tasa de abandono: cuando su comportamiento salvaje aflora, muchos humanos optan por abandonar a los caracats.
  4. Muchas hembras de abisinio mueren depredadas por los machos de caracal. No hay que olvidar que, al fin y al cabo, los caracales son animales salvajes.
  5. Las cirugías de desungulación son comunes en el caracat para prevenir accidentes por agresión, con los problemas que ello conlleva.
  6. Algunas vacunas para gatos domésticos son tóxicas para los salvajes y los híbridos.
Un caracal pequeño mira a cámara.
El caracat es un descendiente directo de la especie silvestre, el caracal (Caracal caracal).

Como ves, los problemas son más numerosos que las ventajas del caracat. Lo que este conflicto ético nos viene a plantear es lo siguiente: ¿es moralmente aceptable usar a los animales no humanos para el capricho del hombre? ¿Qué sentido tiene buscar lo exótico en un animal que después no va a poder vivir con el humano?

El principal argumento en contra de la cría en cautividad de ciertos híbridos es que los lujos no deberían implicar el sufrimiento de otro ser vivo. El humano ya tiene a su disposición más de 40 razas de gatos bien establecidas, así que hay variedad de sobra para elegir sin tener que acudir a estas prácticas moralmente dudosas.


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