Gato burmés: características y comportamiento

El gato burmés es uno de los mejores felinos con los que puedes compartir tu vida. Son animales muy tranquilos y respetuosos.
Gato burmés: características y comportamiento
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 26 marzo, 2021

A simple vista, puede que el gato burmés no te parezca muy diferente del siamés. De hecho, esta similitud externa fue objeto de estudio durante una parte de la historia, para poder diferenciar las 2 razas correctamente.

Si tienes interés en esta raza y sus características, has llegado al lugar adecuado. Además, si te planteas compartir tu vida con uno de estos felinos, aquí tienes todo lo que necesitas saber acerca de esta hermosa raza de gato.

Historia de la raza

Las evidencias arqueológicas apuntan a que esta raza ya estaba presente en Tailandia en el siglo XV, aunque la sabiduría popular sitúa su origen en los templos de los monjes birmanos. Los documentos considerados oficiales, sin embargo, datan de 1930 en EE.UU, donde un médico creó la raza de forma artificial buscando las características que más le gustaban.

La diferencia del gato burmés con el gato siamés se estableció a través de cruces genéticos, ya que al criar felinos de ambas razas, las crías mostraban rasgos de cada una de ellas. De esta forma quedó claro que, aunque parecidos, estos tipos de gatos no son lo mismo.

La cara de un gato burmés.

Características generales del gato burmés

Esta raza felina tiene formas redondeadas: ojos, orejas, cabeza, extremidades y cuerpo suelen ser de curvas suaves y uniformes. Además, aun con su tamaño mediano, este gato da la sensación de pesar más de lo que debería cuando se coge en brazos, gracias a la robustez de sus músculos y huesos.

El gato burmés posee pelo corto y tradicionalmente su capa es de color marrón oscuro, pero la selección artificial ha ampliado la gama de colores a lo largo de los años. Las crías pueden mostrar un tono más oscuro en los extremos de la cola, orejas y patas, pero este rasgo desaparece con la edad.

Una de las curiosidades de estos gatos es su maullido, más melodioso y raspado. De hecho, se los conoce por ser gatos muy «habladores», que prácticamente contestan a cada frase que se les dirige.

Personalidad y tendencias comportamentales

Aunque cada gato es un mundo, esta raza lleva asociadas algunas tendencias de personalidad que hacen de ella un compañero ideal. Los felinos jóvenes destacan por su alto nivel de actividad y capacidad de adaptación, ya que son más curiosos que la mayoría de las variantes de esta especie.

Según van avanzando en edad, estos animales se van volviendo más tranquilos, por lo que se hace necesario monitorizar su actividad para que no se acomoden demasiado y su salud se vea comprometida. Aun así, su afición por la observación no se evapora, así que una buena ventana hará sus delicias a la hora de pasar el tiempo.

Estos gatos son muy apreciados como animales de compañía, debido a su carácter juguetón y sociable. De hecho, demandan atención y jugar con ellos puede ser una actividad interminable, especialmente en el caso de los animales más pequeños.

¿Cómo se convive con un gato burmés?

A pesar de que puedan tender a la inactividad, estos felinos son buenos trepadores y saben saltar con elegancia, por lo que necesitarán lugares por los que escalar. Los árboles para gatos e incluso ponerles estantes por las paredes son una opción más que recomendable para mantenerlos activos.

Como leías más arriba, son gatos muy sociables y necesitan una ración diaria de interacción. No es recomendable tenerlos solos muchas horas si quieres garantizar su bienestar emocional. Si se lleva bien la socialización, incluso conviven bien con otros de su especie.

El gato burmés se adapta bien a los cambios —dentro de la capacidad general de los gatos para soportarlos—. Esta es una razón por la que se elige la raza a menudo cuando hay niños dentro del plan vital de los tutores. Si la convivencia entre infantes y gato es sana, gran parte de su socialización diaria estará resuelta.

Precauciones veterinarias

No existen enfermedades congénitas graves asociadas a esta raza, aunque se han detectado 2 problemas que sí están relacionados con el gato burmés. Son los siguientes:

  • Gangliosidosis GM2: es una enfermedad genética caracterizada por el déficit de enzima betahexosaminidasa, lo que produce alteraciones en el sistema nervioso.
  • Malformaciones craneales congénitas: estas pueden afectar a la esperanza de vida del felino enfermo recién nacido.
Un gato burmés subido a una torre.

Por lo demás, las precauciones que hay que tener para preservar la salud de este felino no distan de las de cualquier otra raza. Cuidando su dieta, su salud mental y su actividad física —además de las revisiones veterinarias correspondientes—, el tutor le garantizará una vida plena y llena de cariño a su felino.


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