El guepardo está al borde de la extinción
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No importa que sea capaz de correr a 120 kilómetros por hora, el guepardo no es lo suficientemente rápido para escapar de la extinción. Destrucción de hábitat, caza furtiva y, también reseñable, falta de recursos para su protección son los responsables principales de que en países como Irán solo se encuentren 12 ejemplares de la subespecie asiática.
¿Es posible recuperarlo? ¿Qué frentes abiertos existen en su protección? En este espacio podrás ahondar en los problemas a los que se enfrenta este felino y qué esperanzas le quedan. No te pierdas nada, pues somos muchos más los que queremos que siga poblando la Tierra frente a los que pasarían por encima de su cadáver.
El guepardo, en cifras
El guepardo, único representante del género Acinonyx, habita las praderas y sabanas del este y sudeste de África, con la excepción de la variante asiática, Acinonyx jubatus venaticus. Se reconocen 5 subespecies:
- Acinonyx jubatus jubatus: guepardo sudafricano, la subespecie más típica.
- Acinonyx jubatus hecki: guepardo del Sahara.
- Acinonyx jubatus raineyi: guepardo tanzano.
- Acinonyx jubatus soemmeringii: guepardo sudanés.
- Acinonyx jubatus venaticus: guepardo asiático, solo avistado en Irán.
Esta diversidad de subespecies no garantiza, en absoluto, la conservación de guepardo. La reducción de ejemplares en edad reproductiva ha decaído por cientos en las últimas décadas, hasta el punto de dejar solo 12 ejemplares en libertad en Irán.
Pero las subespecies africanas no corren una suerte mucho mejor. En 2017, el área de distribución del guepardo se había reducido a un 9 % de la original. En el último censo, realizado en 2021, se contaron un total de 6517 ejemplares en toda África. Para que te hagas una idea, a principios del siglo XX esta cifra era de, aproximadamente, 100 000 individuos.
Es decir que, en apenas un siglo, la población se ha reducido a un 0,06 % de lo que era originalmente.
¿Qué está llevando al guepardo a su extinción?
Una especie como el guepardo, con una distribución tan amplia y diferentes subespecies, tiene que enfrentarse a graves problemas para considerarla en peligro de extinción. Y es que se le considera, en conjunto, como vulnerable (VU), pero las subespecies que habitan África septentrional y occidental están en peligro crítico (CR), al igual que la asiática. Vamos a ver las principales amenazas que afrenta en su día a día.
Caza indiscriminada y furtiva
La piel del guepardo ha sido siempre un símbolo de estatus económico en círculos de alto poder adquisitivo. Si bien su caza está prohibida, son muy numerosos los hombres que participan en cacerías ilegales, tanto deportivas como para comerciar con sus pieles.
Encuentros con humanos
Otros encuentros con individuos de nuestra especie tampoco acaban bien para los guepardos. Son muchos los casos de atropellos en carreteras de alta velocidad. Por otro lado, el contacto con humanos les expone a enfermedades como la sarna o el resfriado común.
Algunas poblaciones se encuentran en zonas de guerra, por lo que acaban siendo víctimas colaterales del conflicto.
Tráfico de especies
Aparte de sus pieles, también se trafica con ellos vivos para convertirlos en mascotas exóticas, sobre todo en Qatar y en Emiratos Árabes. Sobra decir que su esperanza de vida en cautividad, aunque se les trate de domesticar desde cachorros, es muy baja y no es posible darles unas condiciones de vida que garanticen su bienestar físico y psicológico.
Destrucción del hábitat
El territorio original de los guepardos se ha reducido drásticamente en las últimas décadas para situar granjas, edificaciones o atracciones turísticas como safaris. Además, en los territorios donde aún habita existen conflictos con los ganaderos y también escasean sus presas.
La gacela de Thomson (Eudorcas thomsonii) es un buen ejemplo de esto último, pues sufrió un gran declive a principios del siglo XXI y constituye la base de la alimentación del guepardo.
Sesgos en su protección
Por razones que se desconocen, los guepardos reciben menos atención en materia de conservación que otras especies de su mismo hábitat. Así, un estudio de 2022 declaró que el esfuerzo de investigación favorece especialmente a los leones (Panthera leo) y a la hiena rayada (Hyaena hyaena).
La explicación a este fenómeno podría deberse a que las especies mencionadas tienen una distribución más restringida y son más fáciles de monitorear. El guepardo, por el contrario, ocupa áreas mucho más amplias y es de carácter solitario, por lo que es complicado concentrar los esfuerzos contra su extinción en poblaciones concretas.
¿Qué se está haciendo para evitar la extinción del guepardo?
Además de incluir la especie en la lista roja de la IUCN, también se ha listado en el Apéndice I de CITES, que prohíbe la caza y su comercio, tanto de ejemplares vivos como de sus partes. Esto, sin embargo, no afecta a Zimbawe, Namibia y Botswana, que tienen permisos para ello con un límite de ejemplares.
Lo cierto es que son muchos los pasos que quedan por dar, regular el turismo, perseguir la caza furtiva, frenar la expansión agrícola indiscriminada, capear los efectos del cambio climático y exigir a gobiernos, de por sí inestables, que centren sus esfuerzos en esta especie. Aun así, mientras haya vida habrá esperanza, así que tenemos que seguir luchando por este increíble felino.
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