¿Cuántos cerebros tiene un pulpo?

Preguntar cuántos cerebros tiene un pulpo puede resultar una cuestión extraña, ¿verdad? No todos los animales tienen la misma anatomía cerebral que el humano.
¿Cuántos cerebros tiene un pulpo?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 14 octubre, 2022

No es de extrañar que algunos científicos se planteen si estos fascinantes invertebrados son alienígenas. Los pulpos, con su enorme inteligencia, son desde luego diferentes a nosotros, pero ¿qué tiene de especial el cerebro del pulpo con respecto al resto de sus órganos?

Como podrás comprobar, decir que un pulpo tiene más de un cerebro es algo inexacto, pero argumentar que solo tiene uno también es incorrecto. ¿Se ha despertado tu curiosidad? Sigue leyendo para obtener una respuesta.

El sistema nervioso de los pulpos

Como posiblemente sepas, el sistema nervioso de los seres vivos se compone de neuronas. En un humano, el grueso de estas células se concentra en el interior del cráneo —en el encéfalo—, ramificándose hacia el resto del cuerpo para enviar y recibir señales nerviosas.

Es el cerebro el que procesa los estímulos del medio y envía las órdenes correspondientes: movimientos, decisiones, reacciones emocionales y mil cosas más. Un cerebro es un centro de procesamiento y decisiones. ¿Fácil, no? Pues en el caso de los pulpos no es tan sencillo: dos tercios de sus neuronas están repartidas entre sus 8 brazos.

Es decir, si estas redes neuronales fueran cerebros propiamente dichos, podríamos decir que el pulpo tiene 9 de ellos. Esto significa que, efectivamente, cada tentáculo es un centro de procesamiento de estímulos y de toma de decisiones. Veamos este concepto más en detalle.

El cerebro del pulpo es ejemplar.

El conflicto en el cerebro de los pulpos

Los 8 brazos de este cefalópodo, dicho de una forma rápida, tienen su propia autonomía. A la hora de resolver problemas, tanto el centro neurológico situado en la cabeza como los de los brazos pueden intervenir.

Para que te hagas una idea de lo complicado que puede llegar a ser esto, te dejamos los datos más recientes sobre este tema:

  • Hay miles de receptores químicos y mecánicos en cada ventosa: haciendo un análogo con la especie humana, es como si nosotros los tuviéramos concentrados en las huellas dactilares.
  • Cada ventosa puede procesar información por sí sola: de hecho, los pulpos pueden olfatear y saborear a través de sus brazos. Imagina tener una nariz y una lengua en cada dedo, cada una de ellas recogiendo información por su cuenta.
  • Las ventosas se comunican entre sí: estas envían una señal a la siguiente cuando la primera encuentra algo interesante. Cuando esto ocurre a lo largo de todo el brazo, se genera una respuesta general de exploración del objeto.
  • Los brazos se pasan información unos a otros sin que esta llegue al cerebro que tiene el animal en la cabeza.

Como ves, resolver problemas para un pulpo es posible debido a su gran inteligencia, pero quizá le lleve un poco más de tiempo, debido a la multitud de procesos neuronales subyacentes a nivel fisiológico.

De hecho, es posible que los diferentes centros neurológicos entren en conflicto consigo mismos o entre ellos a la hora, por ejemplo, de procesar un objeto.

Todo esto puede parecer poco útil, por lo que el cerebro del pulpo que está situado en la cabeza puede anular cualquier reflejo de las extremidades si fuese necesario. De esta forma, los conflictos entre los brazos no son un problema para la supervivencia. Por si fuera poco, los tentáculos se reconocen entre sí, así que nunca se enredan. 

El pulpo gigante es de las mejores madres de la naturaleza.

Conclusiones sobre el cerebro del pulpo

¿Sabías todos estas curiosidades? Los pulpos son animales extraordinarios, que no solo pueden fascinarnos a nivel experimental, sino que nos enseñan que la inteligencia no se puede cortar por el mismo patrón para todas las especies. Tengan 9 cerebros o solo uno repartido, son tan capaces como cualquiera de resolver problemas complejos.

Los pulpos prometen una larga trayectoria de estudios con descubrimientos increíbles. Ya sabemos que reconocen a sus cuidadores, que usan herramientas, que juegan y que sufren trastornos mentales cuando se los encierra. Incluso distinguen y tienen preferencia por algunos individuos sin ser seres gregarios. ¿Qué más quedará por conocer de ellos?


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