¿Los gatos son celosos?

Si tu félido trata de forma opuesta a diferentes miembros de tu familia, puede que te hayas preguntado si los gatos son celosos. Aquí tienes una aproximación a la respuesta.
¿Los gatos son celosos?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 02 agosto, 2022

La convivencia con un felino da muestras diarias de que una especie solitaria puede ser también cariñosa y fiel. Sin embargo, a veces se ve un trato diferencial muy marcado entre una personas y otras del hogar por parte de la mascota. ¿Qué significa esto? ¿Los gatos son celosos?

Aunque no existe evidencia científica de esta emoción en los félidos, los tutores sí manifiestan a menudo que la han podido observar en sus hogares. En los siguientes párrafos, ahondamos en la cuestión de las emociones secundarias en los animales y en cómo se puede aplicar esto a los gatos. No te lo pierdas.

Los celos

Los celos son el sentimiento que aparece cuando se percibe la amenaza de que alguien puede arrebatar algo que se considera como propio. Hay otras emociones asociadas a esto, como la posesión o la envidia. Aunque se ha demostrado la existencia de emociones secundarias en animales, ¿pueden aplicarse los celos a los gatos?

Como se decía más arriba, no existe evidencia científica de este proceso en los félidos. Si bien es una especie solitaria, los gatos han conseguido socializar adecuadamente con otras especies dentro de un hogar, ya sea con humanos u otros animales, gracias al proceso de domesticación.

En la naturaleza, tanto humanos como perros (y otros depredadores) serían competidores para el gato.

Un gato celoso enfadado.

Los gatos son celosos, según los tutores

Aunque no se haya demostrado que los gatos son celosos en un artículo científico, sí existen registros acerca de la percepción de los tutores acerca del comportamiento de sus animales. A través de estos testimonios, se ha podido observar que los félidos caseros diferencian entre los individuos que conviven en una casa.

Cuando el gato llega a un nuevo hogar y conoce a los inquilinos, acaba por tener una figura de referencia que asocia con seguridad, alimento y cariño. En algunos casos también aparece una figura opuesta, conocida como “rival social”, que los tutores perciben como el objeto de los celos.

El trato del félido hacia la figura de referencia y la rival se observa como diferencial: mientras que la primera es objeto de búsqueda de atención y cariño, a la opuesta se le atribuyen comportamientos de rechazo y agresividad. Esto, sin embargo, podría deberse a una mala socialización o a un efecto de profecía autocumplida, conceptos diferentes a los celos per se.

La profecía autocumplida es un proceso psicológico en el que una persona acaba obteniendo unos resultados que ya predecía, pero que ha causado ella misma de forma inconsciente a través de su comportamiento sesgado.

Señales de que tu gato podría sentir celos

Este trato diferencial del que se hablaba se manifiesta de diferentes formas y es el registro más indicativo que hay de que los gatos son celosos (aunque esté por demostrar). Algunas de las señales son las siguientes:

  • El felino busca la atención de la figura de referencia regularmente: para comer, socializar o simplemente descansar.
  • Presta atención cuando la figura de referencia y la rival interactúan entre sí.
  • Interrumpe estas interacciones sociales: los tutores afirman que el gato se coloca entre los dos, pide socializar con la figura de referencia o agrede a la rival, por ejemplo.
  • Realiza señales de calma negativas o llega a mostrar agresividad hacia el rival social de forma general.

¿Qué hacer cuando los gatos son celosos?

Desde un punto de vista etológico, los celos en los felinos domésticos pueden tratarse como si fueran un trastorno de la conducta, pues se trata de un problema de la relación entre dos animales. Muchas veces se sitúa su origen en una mala socialización, algún evento traumático o un estrés sostenido en el ambiente del gato.

Cuando esto llega a un punto problemático, las intervenciones se centran en revertir el condicionamiento que asocia a la figura rival con los sentimientos de animadversión por parte del felino. De esta forma, se irá tratando de que el gato relacione a esta figura con estímulos apetitivos, como el cariño o los premios, de forma paulatina.

Otra posibilidad es el uso de feromonas felinas (siempre bajo la aprobación del veterinario de confianza) sobre la figura rival. Esto puede ser de ayuda cuando el gato acaba de llegar al hogar o, también, cuando es el rival el que ha entrado a la familia, como sería el caso de un bebé humano, una pareja o un perro.

En cualquier caso, si los supuestos celos del gato se están convirtiendo en un problema, lo mejor será siempre acudir a un etólogo para que te guíe en el proceso. Existe la creencia de que no se puede corregir la conducta de un felino doméstico, pero esto está lejos de ser cierto.

Un gato tranquilo.

Como ves, hasta el momento no se ha podido dar más que un enfoque pragmático al supuesto de que los gatos son celosos. Aunque muchas veces la ciencia nace de las observaciones de la vida cotidiana, siempre hay que tener en cuenta la tendencia del humano a antropomorfizar, pues puede dar lugar a tratos sesgados que perjudiquen al animal.


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