Enfermedades urinarias en los gatos

Para saber si tu gato tiene una infección urinaria debes prestar mucha atención a las señales que presenta, aunque hay que tener en cuenta que algunos no presentan síntomas
Enfermedades urinarias en los gatos

Escrito por Yamila

Última actualización: 13 enero, 2018

Los felinos son propensos a sufrir ciertos problemas en la vejiga y riñones, por lo que es muy importante saber cómo detectarlos y tratarlos a tiempo. En el siguiente artículo te contaremos todo lo que debes conocer sobre las enfermedades urinarias en los gatos.

Qué saber sobre las enfermedades urinarias en los gatos

Las infecciones en el tracto urinario son muy frecuentes en los gatunos y pueden ser bastante molestas o dolorosas para ellos. A diferencia de los perros, los gatos no beben mucha agua y su orina es más concentrada: estas son las principales razones de su vulnerabilidad hacia este tipo de patologías.

Las enfermedades urinarias en los gatos más comunes son tres: urolitiasis (cálculos urinarios), nefritis (inflación de riñones) y cistitis (inflamación de vejiga). Ya que los síntomas son similares, muchas veces no sabemos de qué se trata hasta que no lo revisa el veterinario.

Para saber si tu gato tiene una infección urinaria debes prestar mucha atención a las señales que presenta, aunque hay que tener en cuenta que algunos no presentan síntomas. Vigila el comportamiento de tu mascota en el momento de orinar o usar el arenero.

Infecciones urinarias en gatos: tratamiento

En el caso de padecer alguna infección urinaria es probable que realice mucho esfuerzo para orinar, que elimine muy pocas cantidades de liquido, que haga sus necesidades fuera de la bandeja o que llore o maúlle cuando está en la caja de arena. En un estadio más avanzado también puede orinar con sangre o presentar fiebre.

Detección y tratamiento de las enfermedades urinarias en los gatos

Si bien estas patologías pueden aparecer en cualquier momento de la vida de tu mascota, son más habituales en la edad adulta o cuando padece obesidad. También las infecciones urinarias se desarrollan en animales que viven en espacios muy reducidos, que por diversos motivos se estresan fácilmente o que han sido esterilizados.

Para diagnosticar el problema, además de analizar los síntomas, es muy importante llevar al animal a la consulta del veterinario, ya que el profesional se encargará de hacerle diferentes pruebas –entre ellas análisis de sangre y de muestra de orina– para evaluar su patología.

El tratamiento dependerá del tipo de infección y de las características del gato, pero en la mayoría de los casos se le deben suministrar antibióticos u otros medicamentos que relajen la uretra y eviten nuevas obstrucciones en las vías urinarias.

En algunos casos más graves, el veterinario podrá introducirle un catéter –tras haberlo anestesiado– para permitir que la orina fluya con facilidad, y luego suministrar líquidos por vía intravenosa. Es probable que deba quedarse internado al menos dos días.

Enfermedades urinarias en gatos: prevención

Una vez que el animal se haya curado de la infección, el siguiente paso es evitar que el cuadro sea recurrente; como primera medida, edúcale para que beba más agua y pueda así expulsar las toxinas del organismo.

Consulta con el veterinario para saber cuáles son las mejores opciones de pienso y comida húmeda para un gato con problemas urinarios; se pueden conseguir recetas específicas que no contengan tanto sodio, componente que dificulta el trabajo de los riñones.

Es muy importante que limpies el arenero todos los días para que no proliferen las bacterias y los virus que causan infecciones. Se trata de que le ofrezcas a tu gato una vida tranquila y feliz para evitar que la ansiedad o el estrés lo enferme.

Además, te recomendamos que juegues un poco más con tu mascota para que haga ejercicio y evite el sedentarismo y la obesidad. Estos dos son de los peores enemigos para su salud urinaria.

Por supuesto, ante cualquier síntoma o modificación en la conducta del animal en relación al uso del arenero tendrás que llevarle al veterinario para que lo revise y analice su situación. No esperes a que ‘se le pase solo’ porque eso puede empeorar la situación.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.