Dos patologías reproductivas en perras no gestantes bastante habituales

Una de las dudas más habituales que tienen los propietarios de mascotas es acerca de los beneficios de la esterilización. Existen ciertas enfermedades que se pueden evitar con este procedimiento.
Dos patologías reproductivas en perras no gestantes bastante habituales
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 31 octubre, 2020

Existen numerosas patologías reproductivas en perras que se consideran ligadas a las hormonas reproductivas. Algunas de ellas son bastante complicadas y pueden llegar comprometer la vida del animal. Por esta razón, cuando se nos habla de esterilizar a la mascota, hay que valorar bien las opciones.

Muchas perras pierden su salud reproductiva antes incluso de quedar gestantes por primera vez. Dos de las causas más habituales son la piometra y la hiperplasia vaginal, por no mencionar los tumores de mama.

Patologías reproductivas en perras no gestantes: las piometras

Se trata de una enfermedad producida por una infección en el útero, con acumulación de pus y otras secreciones en su interior. El útero, además, es un órgano que no tiene desembocadura directa al exterior, por lo que no es capaz de eliminar esa secreción. Por eso, la curación de una piometra puede ser muy complicada.

Un perro en el suelo con mirada triste.

Sintomatología

Al principio, las hembras se muestra apáticas y no tienen ganas de comer. Puede incluso aparecer fiebre, vómitos y más micciones de lo habitual. Más tarde, comienza a detectarse una secreción vulvar anormal y maloliente, que nos da una pista de que algo no va bien.

Es cierto que hay ocasiones en las que no se presenta descarga vulvar porque el cuello del útero permanece cerrado en todo momento. Estos casos son más difíciles de diagnosticar y suelen terminar de forma fatal, debido a un shock séptico.

La complicación más habitual es la peritonitis séptica por rotura uterina, además del mencionado shock séptico.

Diagnóstico

Además de los síntomas, el veterinario puede recurrir a una ecografía y/o radiografía, donde se aprecia el útero lleno de líquido. Si se lleva a cabo un análisis de sangre, el profesional encontrará signos típicos de infección, como el aumento de los glóbulos blancos.

Tratamiento

Tal y como mencionábamos en la introducción, la ovariohisterectomía es el tratamiento de elección contra la piometra. Este procedimiento no solo es eficaz para tratarla, sino también para prevenirla.

Aún así, también se han descrito algunos casos donde la enfermedad se gestiona exclusivamente de forma médica. Para ello, se aplica una terapia con estrógenos, que inducen la relajación del cuello uterino. Estas hormonas se combinan con fármacos que fomentan las contracciones uterinas, para así expulsar el contenido purulento.

Esta opción no quirúrgica solo es aplicable en casos muy concretos, donde el estado general de la perra es bueno y la piometra es abierta. Esto significa que el cuello uterino está relajado, lo cual tiene un mejor pronóstico. Se recomienda este tratamiento solo en aquellas hembras que se quieran mantener sí o sí como reproductoras.

Patologías reproductivas en perras no gestantes: la hiperplasia vaginal

Por la acción de los estrógenos, se produce un aumento de tamaño de la mucosa vaginal, lo que puede llegar incluso a causar un prolapso —salida al exterior—. Por lo general, la mucosa vaginal prolapsada se vuelve edematosa y se engrosa. El propietario observa una gran masa lisa y rosada que sobresale de la vulva.

Sintomatología

Además del evidente tejido prolapsado, puede haber un lamido excesivo de la zona, ya que la hembra está incómoda. La perra puede incluso llegar a automutilarse alguna parte del cuerpo, lo cual tendrá como consecuencia una necrosis.

Consideraciones terapéuticas a tener en cuenta en las hiperplasias vaginales

En la mayoría de las perras, el tejido engrosado va a disminuir de tamaño al final del celo, cuando las concentraciones de estrógenos disminuyen. Por eso el dueño, al dejar de ver el prolapso, puede considerar que el problema se ha resuelto. Las probabilidades de que se vuelva a producir en el siguiente celo son casi del 100 %.

Tratamiento

Si no hay necrosis ni tejido excesivamente lesionado, con limpieza, desinfección y lubricación local puede ser suficiente, siempre y cuando el propietario esté pendiente durante cada celo de que el prolapso no se repita. A pesar de esto, el problema subyacente siempre va a estar ahí.

La perra tiene una excesiva sensibilidad a los estrógenos y la patología se va a volver a producir. Por tanto, habrá que terminar tomando la decisión más dura: esterilizar al animal y cortar el problema de raíz o recurrir a las hormonas.

Patologías en perras no gestantes.

El tabú de la esterilización

La carga moral y los componentes psicológicos ligados a una ovariohisterectomía en las mujeres no son extrapolables a la especie canina. Esta es la base de la que hay que partir. Una perra no sufrirá las consecuencias psicológicas asociadas a no tener descendencia.

La esterilización de los animales domésticos —no solo las perras, si no cualquier otro macho o hembra— tiene evidentes ventajas anticonceptivas. Por ejemplo, el control de colonias de gatos callejeros o la prevención de abandonos de cachorros indeseados. También ha demostrado ser la solución definitiva para evitar enfermedades muy graves en las mascotas.


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