5 curiosidades de la inteligencia de los perros
Los perros tienen una gran habilidad para aprender, resolver problemas y actuar en el momento adecuado. Gracias a ello, muchas razas se han utilizado para tareas complejas como la búsqueda, el rescate y la protección personal. Si bien es cierto que la inteligencia de los perros no es igual a la del ser humano, es claro que su capacidad cognitiva es bastante sobresaliente y aún resguarda varias curiosidades.
En perspectiva, los canes necesitan procesar una gran cantidad de información sensorial e interpretarla en pocos segundos para acatar las órdenes de sus tutores. Este proceso no es sencillo, pues sus sentidos son varias veces más sensibles que los de las personas. Así que es mejor no subestimar su intelecto sin conocerlo por completo. Sigue leyendo este espacio y descubre algunos datos curiosos de la inteligencia de los perros.
La inteligencia canina
Contrario a lo que se piensa, la inteligencia tiene una gran variedad de dimensiones y no solo se mide en cuanto a la capacidad de aprendizaje. De hecho, es muy complicado medir este concepto en animales, pues las habilidades cognitivas abarcan otras áreas como la memoria, el razonamiento lógico y la habilidad numérica.
Según Stanley Coren, un profesor emérito del departamento de psicología de la Universidad de Columbia Británica, la inteligencia de los perros se puede clasificar en tres rubros:
- Inteligencia instintiva: capacidades innatas para las cuales fue criada la raza. Por ejemplo, el pastoreo, la cacería o la búsqueda.
- Inteligencia adaptativa: habilidad que tiene el perro para aprender por sí mismo (a través de sus errores).
- Inteligencia en el trabajo y sentido de obediencia: relacionada con su habilidad para seguir las órdenes de los humanos en trabajos específicos.
Claro está, el que un can falle en una o más categorías no significa que sea “tonto”, sino que sus habilidades cognitivas están más enfocadas en una de ellas. Al igual que sucede en los humanos, la inteligencia no siempre es equilibrada y varía demasiado en cada ejemplar.
Datos poco conocidos de la inteligencia de los perros
A pesar de que la inteligencia de los perros es un concepto difícil de medir, existen muchas curiosidades que han sorprendido a los científicos. Es más, conforme avanzan las investigaciones, muchos especialistas consideran que se ha subestimado demasiado la capacidad cognitiva de estos bellos animales. A continuación, se listan algunas de las curiosidades más interesantes sobre la inteligencia de los perros.
1. Son capaces de leer el lenguaje corporal
Mucho se ha hablado sobre que los perros pueden “oler” el miedo, la tristeza o la frustración. No obstante, gran parte de su capacidad para detectar los sentimientos de las personas se debe a su habilidad para leer e interpretar el lenguaje corporal.
Visto de otra forma, los perros perciben la postura, los movimientos, los sonidos y las expresiones naturales de los humanos. Posterior a ello, los analizan y determinan a qué emoción corresponden para después actuar acorde a la situación. Lo increíble es que todo esto lo hacen en fracciones de segundo, algo que para la mayoría de las personas es bastante complicado.
2. Su inteligencia emocional es compleja
Para los tutores de un perro es obvio que los canes son capaces de sentir celos, alegría e incluso frustración. Sin embargo, pocos saben que su inteligencia emocional es tan compleja que pueden mostrar empatía y son susceptibles de sufrir trastornos como la depresión.
Aunque suene simple, la depresión es un estado de estrés que incluye sentimientos profundos de soledad y tristeza. Si bien es cierto que es algo “común” para los humanos, en el caso de los animales solo aparece cuando tienen la capacidad de percibir y procesar emociones propias y ajenas.
3. El sueño consolida sus memorias
Es muy conocido que los perros son capaces de soñar y tener pesadillas durante la noche. Este tipo de ensoñaciones solo ocurren durante la fase de sueño profundo o REM (movimientos oculares rápidos), la cual se comporta de manera similar a los humanos. A pesar de que no es nada nuevo, se suele pasar por alto que el sueño tiene un rol fundamental en la consolidación de la memoria y el aprendizaje.
Al igual que sucede en los humanos, el desempeño cognitivo de los perros depende mucho de la calidad de su sueño. Por lo tanto, las funciones cerebrales de los canes parecen tener bastantes similitudes con las de las personas, más de lo que antes se solía pensar.
4. Su capacidad colaborativa es reducida
Si bien es cierto que los perros son muy sociables y amigables, la realidad es que su capacidad colaborativa se ha visto reducida debido a la domesticación. En la naturaleza, sus ancestros, los lobos, necesitan cooperar entre sí para lograr capturar a sus presas o para mantener a la manada a salvo.
Por el contrario, en el hogar, el perro depende demasiado del humano para casi cualquier tarea, lo que ha disminuido su capacidad instintiva de colaboración. Claro está, dicha situación no significa que sea imposible que varios canes se agrupen para cumplir un objetivo, sino que les es más complicado lograr hacerlo.
5. Es posible estimular su inteligencia
Al igual que sucede con los humanos, los perros también pueden mejorar su desempeño cognitivo en las tareas que más se les compliquen. Para ello, solo basta estimular su inteligencia con juegos, actividades físicas y premios que incentiven la conducta que se busca enseñarle.
Aunque existe cierto límite respecto a la complejidad de las tareas que son capaces de aprender, con un buen adiestramiento, todos los perros pueden aprender los mismos “trucos”. Sin embargo, varias razas están más predispuestas a sobrellevar actividades complejas, por lo que algunas personas consideran que existen perros “más inteligentes” que otros.
Como te puedes dar cuenta, la inteligencia de los perros resguarda varias curiosidades y situaciones complejas que podrían sorprender a cualquiera. Por si fuera poco, aún se desconoce mucho sobre las capacidades cognitivas de los caninos, así que es probable que existan muchos secretos ocultos sin revelar.
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