A la hora de convivir con un perro, la experiencia puede ser muy reconfortante si se realiza de forma correcta y responsable. En este sentido, hay que tener cuidado con la manera en que se introduce en casa el nuevo animal para evitar problemas que hagan fracasar la experiencia de convivencia entre dos perros.
Cuando el propietario pasa mucho tiempo fuera de casa, lo mejor es tener dos perros, por muchas razones. No se aburrirán, jugarán entre ellos, no se sentirán solos, no se deprimirán, aprenderán a socializarse, etc. En el momento de introducir en casa otro perro, el que ya está dentro puede tener problemas de adaptación. Está claro que, cuanto más socializado esté, mejor asimilará la llegada de otro animal.
Pasos necesarios para la sociabilidad entre dos perros
El primer paso es averiguar la forma en que nuestro perro se relaciona o puede relacionarse con otros de su especie. En segundo lugar, hay que respetar una jerarquía correcta entre los animales, para que la convivencia sea fluida. Si los perros están bien educados, sabrán que todas las personas del entorno familiar, incluidos los niños de la casa, están por encima de él. Es decir, el perro tiene que conocer que ocupa en la casa el último lugar en la jerarquía familiar.
El perro tiene una capacidad especial para conocer los estados de humor de sus dueños. Si captan angustia en su propietario a causa de la llegada de un nuevo can, ellos rechazarán al recién llegado. Por ello hay que mostrar mucha serenidad y no tener sentimiento de culpabilidad por creer que se deja relegado al animal que ya vivía en casa, porque el animal captará rápidamente esta sensación.
Cuando el propietario del perro que está en casa se altera por la llegada de un nuevo can, esa situación no es la más adecuada para crear un ambiente relajado, que ayude a la adaptación de la familia y del recién llegado a la nueva situación.
La sociabilidad entre dos perros
Si nuestra mascota está bien socializada, podrá encajar mejor que otro le robe parte de protagonismo. Para que así sea, es importante que haya aprendido desde cachorro a jugar con otros congéneres, salir a la calle y compartir juguetes con otros perros. Si está acostumbrado a que otros animales vengan de visita a su casa, se tumben en su cama, huelan y laman sus cosas, beban de su plato y se relacionen con sus dueños, habrá mucho ganado ya a la hora de lograr una buena aceptación del nuevo perro en casa.
Hay razas más sociables que otras, y es preciso informarse bien para escoger la más adecuada, porque las hay que no aceptan de buen grado la convivencia con otros animales. Es frecuente, aunque no sea una regla general, que la convivencia entre perros de distinto sexo sea más sencilla.
Los perros son sociables por naturaleza, y eso ayuda mucho a la acogida del nuevo animal que viene a casa. Genéticamente, ellos están preparados para convivir y compartir espacio. No olvidemos que vienen del lobo, y los lobos conviven en manadas de más de cincuenta individuos en algunos casos.
Problemas de convivencia entre dos perros
Cuando los dueños conceden más prioridad a uno de ellos, y no respetan la jerarquía que se ha establecido entre los canes, empiezan los problemas de convivencia. Las hembras, en este sentido, son un poco más problemáticas para integrarse bien, y es frecuente que surjan conflictos entre ellas para adaptarse.
Las competiciones de cariño son frecuentes. Los perros suelen competir, a su manera, para ganarse el cariño de los propietarios. Casi siempre los dueños asistiremos a esas peleas. En esos casos no hay que intervenir o la competición seguirá sin resolución. Es mejor dejarlos que uno de ellos sea el vencedor, y esa pelea ya no se repetirá, o lo hará con menor intensidad en raras ocasiones.
Si consideramos que tiene que haber igualdad entre ellos, estamos en un error. En el caso de que haya peleas muy serias, lo mejor es consultar a un especialista. Pero esto no suele suceder sino que se trata de una mera declaración de intenciones, una amenaza entre ellos, enseñándose los dientes, haciéndose más fuertes, etc. En ningún caso debemos mostrar más predilección por uno de los dos.
Un detalle muy curioso es que entren los dos a la vez a casa, de esa forma ninguno se sentirá más dominante.