¿Existen perros gruñones?

¿Existen perros gruñones?
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 30 julio, 2022

Aunque la gran mayoría lo hace, no todos los canes mueven la cola con facilidad, algunos son gruñones y sufren de “mal humor”. Este mal carácter de los perros gruñones puede deberse a enfermedades que le ocasionan malestar o dolor. Lo primero sería descartar cualquier problema de salud. En un segundo momento, la razón podría ser miedo, inseguridad, necesidad de defender su territorio, comida y dueños.

Entre los factores que pueden influir, está la actitud que los propietarios tengamos hacia nuestra mascota. Si no permitimos que nadie se le acerque ni lo acaricie, si no lo sacamos de paseo y no jugamos con él, estamos fomentando un carácter huraño y gruñón.

Tratamiento para perros gruñones

Un perro con tendencia a la agresividad puede moderar su conducta con rehabilitación. Si su conducta se debe a algo que no le gusta o a que siente miedo, tendremos que hacerle entender que aquello no le hará daño ni representa una amenaza para él. Si la actitud es hacia algún humano, poco a poco lo iremos socializando.

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Es necesario que conozcamos el lenguaje corporal de los perros gruñones y les enseñemos a socializar con otros de su especie. El gruñir es también una manera de comunicarse entre miembros de la manada para indicar posesión y defender algo.

En cualquier caso, la solución nunca será aislar al animal de otras personas y mascotas, más bien fomentar una mayor interacción, siempre supervisándolo.

Algunas pautas para perros gruñones

  • Todos los miembros de la familia deben tener en cuenta las mismas reglas que le impondrán a la mascota para que consigamos el objetivo deseado.
  • El espacio del animal debe respetarse. Que él se sienta seguro en su territorio. No hay que dejar que otra persona o mascota se acerque efusivamente a él y lo invadan de pronto.
  • Cuando un perro no conocido se acerque a nuestra mascota, por la razón que sea, debemos presentarlos, dejar que se olfateen.
  • No es buen método sobreproteger a nuestro amigo. Humanizarlo en exceso es transmitirle nuestras rarezas e inseguridades.

Indicios de que un perro es gruñón

  • Si su carácter es irritable pueden tener dolores por alguna razón.
  • Animales que muestran comportamientos agresivos repentinamente cuando nunca antes lo habían hecho.
  • Cuando nuestro amigo no se deja tocar ciertas partes del cuerpo, incluso gruñe o intenta morder y eso es novedad, porque antes no tenía esta actitud.
  • Perros que pasan de la calma, incluso de estar tumbados, a levantarse e intentar morder sin motivo y sin previo aviso, de forma improvisada.
  • Mordiscos en el aire lanzados de repente.
  • Una curvatura en la espalda o las patas demasiado rígidas, también son indicios de un perro muy gruñón.

Señales de enfermedad

Estos indicios pueden indicar que el perro sufre dolor o molestias, y puede ser la causa de alteraciones del comportamiento. Displasia, problemas de espalda, contracturas y otras dolencias  son mucho más frecuentes de lo que pensamos y no son diagnosticadas ni tratadas porque no nos damos cuenta, simplemente pensamos que nuestro perro tiene mal carácter o que se hace mayor.

Hay otras señales que no son tan sencillas de localizar. En general, los perros que antes eran cariñosos y confiados y ahora se vuelven asustadizos, desconfiados y desobedientes incluso con los miembros de la familia. Con este comportamiento, el animal podría incluso estar perdiendo audición.

En el caso de perros tranquilos que son atacados sin razón por otros canes también podrían sufrir problemas de espalda o en otras partes del cuerpo, ya que esto les hace adoptar una postura rígida que otros caninos interpretan como una amenaza.

Conocimiento de perros gruñones

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Como vemos, hay perros que por falta de socialización primaria, un mal manejo de correa o, en ocasiones, por el propio carácter del animal, tienden a ser más ariscos o mostrar un carácter inadecuado con otros canes e incluso con personas.

La respuesta de algunos propietarios es el nerviosismo y evitar encuentros durante el paseo para ahorrarse disgustos. Sin embargo, cuando no exista un verdadero problema veterinario que justifique la impulsividad o la agresividad, debemos centrarnos en trabajar con nuestro perro, para que pueda disfrutar de la vida en sociedad.

Entre los pasos a dar, está el conocimiento del lenguaje corporal de nuestro amigo, esencial para poder diferenciar lo que es el juego contundente de una actitud inadecuada.

Cuando nuestro perro es cachorro, es normal ver un despliegue de gruñidos, topetazos, bocas abiertas y dientes sin que lleguen realmente a tocarse o, en caso de hacerlo, no se produzcan ningún daño. Cuando se vuelven adultos, cortamos este tipo de comportamientos. Así les negamos una forma de socializarse con otros perros.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.