Los 3 errores que cometes a diario con tu perro geriátrico

Cuidar de un perro geriátrico requiere de tiempo y dedicación. Descubre aquí los errores más comunes que se cometen en las atenciones de esta etapa vital.
Los 3 errores que cometes a diario con tu perro geriátrico
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 22 septiembre, 2022

Todos los canes se hacen mayores en algún momento y, como en cualquier otro animal, en ellos comienzan a detectarse señales de la tercera edad. Un perro geriátrico no se comporta igual, ya que sus capacidades sensoriales y cognitivas, así como las físicas, disminuyen.

Sin embargo, muchas veces se cometen errores en su cuidado aunque estas señales sean evidentes. Si bien los achaques son algo inevitable, esto solo suma más cuidados a la rutina diaria. Vamos a ver este tema en detalle.

¿Cuándo se considera a un perro geriátrico?

Es complicado establecer una edad de transición para la totalidad de los cánidos. Aquellos de tamaño más grande tendrán una vida más corta, a pesar de que maduran más tarde. Por tanto, su tercera edad comienza sobre los 8 años.

En el caso de perros pequeños, que son más longevos, esta cifra avanza hasta los 10 años. Aun así, estos márgenes son solo orientativos, ya que lo que te dará información fiable serán las señales del envejecimiento.

Señales de envejecimiento en perros

A partir de, más o menos, los 8 años y dependiendo del historial de salud del perro, comenzarán a aparecer las primeras señales del envejecimiento. Vamos a ver las más comunes:

  • Alteraciones de la vista, oído y olfato: observarás que le cuesta encontrar cosas mediante la vista, que no reacciona cuando lo llamas desde lejos o que se vuelve a olfatear cosas que se ha dejado atrás.
  • Cambios de comportamiento: el cerebro también cambia con la edad. Los perros geriátricos pueden cambiar su rutina de aseo, desorientarse o tener olvidos más a menudo.
  • Alteraciones del sueño: los perros mayores tienden a dormir más tiempo, pero lo hacen de una manera más intermitente.
  • Falta de energía: como es lógico, un perro geriátrico tiene menos energía que un cachorro. Aunque no debería dejar de estar activo, lo más normal es que notes que su energía disminuya.
  • Problemas de salud: el organismo del can se deteriora con el tiempo, dando lugar a ciertas patologías, como las locomotoras o las de respiración.

3 errores comunes al cuidar de un perro geriátrico

En ocasiones se confunde la aceptación de que nuestro perro ya no es un jovencito que salta y da carreras con la ausencia de cuidados especiales. Aunque sea parte del curso natural del envejecimiento, siempre se debe tratar, como mínimo, el dolor. 

A continuación tienes los 3 errores más comunes que se suelen cometer en esta etapa de la vida y cómo evitarlos. No te pierdas nada, pues todos los animales merecemos una tercera edad de cuidados y bienestar.

1. Descuidar su dieta

Que tu can haya envejecido no quiere decir que se vaya a morir mañana. Es muy común encontrar personas que le permiten más caprichos y le dan comida inadecuada por esta idea inconsciente, lo que solo acelerará los problemas de salud derivados de la alimentación (o los agravará, si ya están presentes).

Aun así, hacer feliz a tu ancianito a través de la comida no está reñido con mantener una dieta equilibrada. No cedas cuando te mendigue comida; en lugar de ello, planifica darle algún alimento apto que le guste mucho dentro de su dieta habitual.

Por ejemplo, puedes alternar trozos de manzana con snacks dentales para sus meriendas.

2. No corregir su conducta

Los cambios en la conducta del can aparecerán debido a la edad, y algunos serán problemáticos. No obstante, la educación del can nunca termina: es un mito que un perro geriátrico ya no sea capaz de aprender y de corregir su comportamiento.

Por supuesto, reorientar estos nuevos comportamientos (o la falta de ellos) debe hacerse siempre desde la educación en positivo. La mayoría de nuevos aprendizajes serán ventajosos para proporcionarle todos los cuidados necesarios en esta etapa de su vida.

3. Normalizar la falta de actividad

No es lo mismo que tu can se mueva más despacio a que no lo haga en absoluto. Un perro geriátrico sigue jugando, socializando y moviéndose, aunque todo ello sea menos intenso y más lento.

Por eso, no dejes nunca de estimularle. Anímale a moverse, pasa tiempo con él, dale a oler cosas nuevas, busca nuevas rutas interesantes para el paseo, etcétera. El secreto para una buena vejez es ir despacito, pero sin parar.

Otros cuidados especiales para un perro geriátrico

Diarrea en perros viejos

Cuidar de un perro geriátrico requiere esfuerzo y dedicación en muchos pequeños gestos, como revisar más a menudo sus orejas y ojos, cepillarle con más frecuencia o vigilar su dentadura. La socialización también se vuelve importante, pues necesitará que pases más tiempo con él, pero sin volverle dependiente en el ámbito emocional.

En definitiva, al igual que estuvo en tus manos criar a tu cachorro hasta convertirle en un adulto sano y feliz, también es tu responsabilidad que sus últimos años de vida estén llenos de cariño y libres de sufrimiento. Esta última etapa es donde se reafirman los buenos recuerdos y se asienta la sensación de haber hecho feliz a alguien que querías hasta el último minuto.


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