La vida marina floreció solo un millón de años después de la Gran Muerte

Hace mas de 250 millones de años tuvo lugar una de las mayores extinciones animales sobre el planeta Tierra. No obstante, de acuerdo con recientes investigaciones, este reino se recuperó más rápido de lo pensado.
La vida marina floreció solo un millón de años después de la Gran Muerte
Sebastian Ramirez Ocampo

Escrito y verificado por el médico veterinario y zootecnista Sebastian Ramirez Ocampo.

Última actualización: 23 febrero, 2023

Conocida como la Gran Mortandad, este evento histórico en el que se extinguieron cerca del 90 % de las especies animales, ocurrió hace unos 251 millones de años a finales del período Pérmico y comienzos del Triásico. Para ser exactos, durante este acontecimiento, que duró aproximadamente un millón de años, sucumbieron el 70 % de los vertebrados terrestres y el 90 % de la vida marina.

Son varias las hipótesis que se tienen acerca de su causa principal. La teoría más aceptada por los científicos indica que fue generada por la erupción de varios volcanes en la región de Siberia. Más allá de esto, las condiciones en el planeta fueron bastante adversas en los años posteriores. Pues la Tierra se convirtió en un páramo desierto con escasa presencia de animales y de vegetación.

Para algunos expertos en el tema, a los animales marinos y terrestres les tomó cerca de 8 millones de años para recuperar su población. No obstante, un reciente hallazgo ha sugerido que este tiempo pudo haber sido mucho menor.

La extinción de la vida marina

Como se describía en líneas anteriores, el período de la Gran Muerte fue devastador para la vida animal y vegetal en el planeta Tierra. Por las masivas erupciones volcánicas ocurridas en esta época, el volumen de gases de efecto invernadero ocasionó un calentamiento global que la mayoría de las especies no pudo soportar.

De acuerdo con el documento Hyperthermal-driven mass extinctions: killing models during the Permian-Triassic mass extinction, la temperatura a nivel global se sostuvo por encima de los 40 °C, situación que, según los investigadores, generó daños fisiológicos importantes en la mayoría de plantas y animales de vida terrestre y marina.

Sumado a esto, la acidificación de los océanos y la presencia de lluvias ácidas, generó unas condiciones propicias para la extinción de la mayoría de especies. Una de estas fue el Lycaenops , una clase de reptil que medía 15 centímetros de largo con fuertes extremidades y largos caninos en su boca. La cual al principio del Pérmico tuvo mucho éxito en diferentes ecosistemas, pero que sucumbió ante la mencionada catástrofe.

El renacer de la fauna marina

Una tortuga carey y fauna marina diversa.

Para diversos científicos e historiadores, la recuperación de la vida marina y terrestre sobre el planeta tardó cerca de 8 millones de años. Durante este período, las poblaciones aumentaron paulatinamente sus números, así como también se dio origen a numerosas nuevas especies. Sin embargo, conforme a lo expuesto en un artículo de la revista Science, quizá este fenómeno natural tomó unos pocos millones de años menos.

Esta investigación, en la cual se expone el descubrimiento de restos de animales marinos en la provincia de Guizhou en China, explica que los fósiles pertenecen a especies que vivieron tan solo un millón de años después del evento de la gran extinción.

Por otra parte, entre el material óseo encontrado se pudieron identificar cerca de 12 clases y 19 órdenes animales marinos. Entre los que se incluyen crustáceos, moluscos, ammonoideos y bivalvos. Por tal motivo, se puede inferir que se establecieron rápidamente las cadenas de alimentación trófica entre especies. Es decir, que contrario a lo que se pensaba, a la vida marina en especial le tomó mucho menos tiempo en desarrollarse y evolucionar hacia sistemas más complejos de vida en sus ecosistemas.

No todos corrieron con la misma suerte

Contrario a la vida marina que tuvo éxito en su recuperación, otras especies a pesar de haber sobrevivido a la Gran Mortandad, no corrieron con la misma suerte. Por ejemplo, un grupo de reptiles conocidos como los anomodontos, de los cuales se cree descendieron los mamíferos actuales, desaparecieron para finales del Triásico, millones de años después de la Gran Muerte.

Y es que, a pesar de contar con un espacio amplio para su distribución y reproducción, los anomodontos simplemente no supieron adaptarse y aprovechar esta situación. De acuerdo con algunos estudios, este grupo de reptiles constituyeron el conjunto de herbívoros más importantes de la época. Sin embargo, a diferencia de la vida marina, su adaptabilidad fue mucho menor.

¿Es posible una próxima extinción masiva?

Hace ya unos 65 millones de años que no ocurre un evento catastrófico que acaba con la mayoría de vida en el planeta. El último se presentó a finales del Cretácico, marcando el fin de la era de los gigantes dinosaurios. A diferencia de las catástrofes pasadas, la más próxima sería causada por el hombre. En este caso, el cambio climático, la contaminación y la explotación de los recursos naturales terminarían por acabar con la mayoría de las especies de nuestro planeta.

Según la comunidad científica, a este ritmo de destrucción de hábitats y ecosistemas, tanto mamíferos como reptiles, aves, vida marina e insectos, verían cómo su población se reduce dramáticamente en unos cuantos siglos. De igual manera, el ser humano no está exento de una destrucción masiva. Pues al igual que los increíbles animales, compartimos y dependemos de los mismos recursos naturales de la Tierra.


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