¿Es peligrosa la anestesia en perros?

Los peligros inherentes ligados a la anestesia en mascotas son cada vez menos frecuentes. No obstante, hay que tenerlos en cuenta en todos los procedimientos.
¿Es peligrosa la anestesia en perros?
Juan Pedro Vazquez Espeso

Escrito y verificado por el veterinario Juan Pedro Vazquez Espeso.

Última actualización: 20 octubre, 2020

Sin lugar a dudas, la aparición de la anestesia ha supuesto una auténtica revolución en el mundo de la medicina en general, ya sea en procedimientos humanos o en la clínica veterinaria.

El hecho de poder insensibilizar un organismo entero —o una parte del mismo— para realizar cualquier intervención, ha brindado no solo una mejora del bienestar de los pacientes, sino también una ventaja para profesional, que puede trabajar correctamente sin miedo a recibir un puñetazo o un mordisco.

Desde la creación del éter o el óxido nitroso como los primeros agentes anestésicos, este procedimiento medico ha evolucionado mucho. No obstante, aun cabe preguntar: ¿la anestesia es peligrosa? Hoy vamos a responder a la duda de si este proceso es dañino o no para vuestros perros.

¿Qué es la anestesia?

Como hablamos de los peligros de la anestesia, y dado que las anestesias locales apenas entrañan riesgo alguno —además de ser poco empleadas en medicina veterinaria— nos vamos a centrar en la anestesia general en las siguientes líneas.

La anestesia general consiste en la inducción de un estado de inmovilización, relajación, inconsciencia y ausencia del dolor. Lógicamente, un principio básico de este procedimiento es que sea reversible tras un intervalo de tiempo concreto.

Una máquina de anestesia veterinaria.

¿Cómo se prepara o selecciona la anestesia?

El procedimiento anestésico es, quizás, uno de los procesos más delicados que pueden llevarse a cabo. Por este motivo, son muchos los elementos que hay que tener en cuenta a la hora de seleccionar de forma adecuada el paquete anestésico. Algunos de ellos son los siguientes:

  • Historia clínica del animal: revisión del pasado clínico del animal, así como el estado de las enfermedades y procesos patológicos que, en caso de que así fuera, requieran una anestesia para su resolución.
  • Análisis clínico de laboratorio: estos resultados deben ser examinados de forma meticulosa, pues arrojan información muy útil para llevar a cabo el procedimiento anestésico. Como mínimo, debería evaluarse el hematocrito, la concentración de proteína plasmática y la cantidad de hemoglobina en sangre.
  • Estado físico: de carácter esencial, es necesario evaluar la condición corporal del can, su capacidad respiratoria y el estado cardiaco.

La evaluación de estas características sienta la base del éxito del procedimiento anestésico. Cualquier animal que no supere estos exámenes no debería de ser anestesiado, pues el riesgo es inasumible.

No obstante, en casos de urgencia vital, ya podéis suponer que esto se toma un poco más a la ligera, pues la anestesia se aplica indistintamente y de forma previa al presunto procedimiento que garantice la vida del animal.

¿Existe algún riesgo?

Pues sí, lamentablemente sí. Por desgracia, ninguna anestesia está exenta de riesgo, a pesar de que este se intente minimizar con la realización de las pruebas previas. De ahí la obligatoriedad de rellenar el documento de consentimiento de anestesia —presente también en medicina humana— para la administración de cualquier fármaco anestésico.

Por suerte y para vuestra tranquilidad, los riesgos derivados de la anestesia son residuales y representan un porcentaje muy bajo de casos. Asimismo, la mayoría de los percances están mas relacionados con el estado del animal y el procedimiento quirúrgico que con la propia anestesia.

Posibles complicaciones

Entre los riesgos que puede presentar la anestesia, podemos encontrar los siguientes:

  • Muerte: sin duda el más indeseable, y por suerte, el menos frecuente. Diversos estudios cifran el porcentaje total de mortalidad anestésica en torno al 1 %, con variaciones entre países. Asimismo, esta mortalidad esta relacionada con la duración de la intervención, así como con el estado del animal.
  • Neumonía por aspiración: proceso neumónico tras la aspiración de productos alimentarios regurgitados durante el evento anestésico. La mejor forma de prevenirlo es mantener el ayuno adecuado del can previo a la anestesia.
  • Hipotermia: condición frecuente pero fácilmente reversible. Durante la anestesia, el cuerpo del animal tiende a perder calor. Este problema puede ser fácilmente controlado con el uso de elementos térmicos externos, tales como las mantas de calor.
  • Lesiones derivadas de la entubación endotraqueal: en caso de que se administren gases durante la anestesia, cabe la posibilidad de que exista un riesgo asociado. Durante el proceso de entubado se pueden producir laceraciones traqueales.
Un perro anestesiado.

Como habéis podido leer, existen varios riesgos inevitables durante todo procedimiento anestésico. Si bien el porcentaje es ínfimo y los veterinarios nos esforzamos constantemente para que ese riesgo sea todavía menor, el riesgo cero no existe.

No obstante, que esto no os desaliente la próxima vez que vuestro perro tenga que ser anestesiado, pues el veterinario se encargará de que todo vaya bien durante el procedimiento.


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  • Fundamentos de anestesia y analgesia en pequeños animales, de JOHN C. THURMON.

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