Diabetes felina: causas, síntomas y tratamiento

Un gato que padece esta enfermedad suele dar señales a partir de los seis meses; hay que tener mucho cuidado porque el sobrepeso puede ser tanto un indicativo como un culpable de esta patología, que puede llevar al minino a deprimirse, al coma o al fallecimiento
Diabetes felina: causas, síntomas y tratamiento

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 26 enero, 2018

La diabetes es una enfermedad que afecta a millones de personas. Se caracteriza por la presencia de altas concentraciones de glucosa en sangre debido a un defecto en la producción de insulina, una hormona encargada de transportar la glucosa a las células.

Un alarmante número de gatos está empezando a verse afectado por la enfermedad. Las consecuencias derivadas de no detectar la diabetes a tiempo oscilan entre el aumento de peso, vómitos, deshidratación, depresión severa, coma e incluso muerte. En este artículo vamos a exponer una serie de datos para mantener a nuestro animal sano.

Causas y síntomas de la diabetes felina

La diabetes, de nombre científico diabetes mellitus, se manifiesta en el gato de una forma parecida a como se manifiesta en las personas. Debemos prestar especial atención a los síntomas que experimenta nuestra mascota para poder tratarlos lo antes posible.

Gato en el veterinario

He aquí una lista no exhaustiva que puede ayudarnos a distinguir si nuestro gato padece diabetes:

  • Aumento de la sed y de la producción de orina. Son los síntomas más comunes y visibles.
  • Pérdida o aumento de peso con polifagia. La polifagia se define como la sensación imperiosa e incontenible de hambre que se presenta durante determinadas enfermedades.
  • Pérdidas de pelo.
  • Cataratas, aunque este sintoma es más frecuente en perros que en gatos.
  • Infección del tracto urinario.
  • Debilidad.
  • Olor a acetona y mal aliento. Este es un síntoma derivado de la cetosis, un proceso metabólico originado por un déficit de carbohidratos, en el que se liberan acetona y compuestos derivados en la sangre y en la orina.

Todos estos síntomas se derivan de la incapacidad del animal de utilizar la glucosa como fuente de energía. Debemos tener en cuenta que la diabetes felina se manifiesta especialmente a partir de los seis años de vida, y que los machos están predispuestos a padecerla.

Gato obeso tumbado

Una de los principales factores de riesgo es la obesidad, debido a que un gato o una persona obesa tenderá a tener una cantidad mayor de insulina en sangre de lo normal. Otro factor de riesgo es el padecimiento de una enfermedad endocrina, como la acromegalia, una afección causada por una secreción excesiva de la hormona de crecimiento.

Prevención y tratamiento

La diabetes es una enfermedad tratable y prevenible. Sin embargo, si se ignora, puede provocar graves secuelas o incluso llevar a la muerte. Los estudios más recientes ponen de manifiesto que entre el 17 y el 52 % de los gatos es o ha sido obeso. Una vida sedentaria en una casa, unida a una dieta desequilibrada, suele ser la principal causa de este problema.

En el caso de la diabetes, la prevención y el tratamiento van de la mano. Se ha demostrado que una modificación en la dieta de un gato diabético ha llevado a un reajuste de sus niveles de insulina. Por lo tanto, podemos afirmar que proporcionar a nuestro gato una dieta equilibrada es la mejor forma de prevenir y gestionar la diabetes.

Comida húmeda para gatos

Por supuesto, las recomendaciones de nuestro veterinario en este sentido son esenciales a la hora de tratar la diabetes felina. La forma de tratamiento más habitual es la administración de dosis de insulina de acción lenta dos veces al día.

Se recomiendan dos dosis porque el metabolismo felino es más rápido que el humano. Por ello, es importante utilizar un tipo de insulina dirigido a animales y no la artificial que utilizan las personas.

Las formas de insulina utilizada en animales tienen origen bovino o porcino. Sin embargo, los gatos responden de forma impredecible al suministro externo de la insulina, por lo que la experiencia y la preferencia del veterinario van a ser esenciales para el correcto desarrollo del tratamiento.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.