Cómo los huracanes están empujando a las lagartijas a evolucionar
Los desastres naturales son uno de los factores que participan en la selección natural. Su presencia ocasiona que los animales tengan que adaptarse a condiciones complicadas, por lo que comienzan un largo proceso de cambio y evolución. Fenómenos como las inundaciones, los huracanes y los terremotos son algunos de los eventos que empujan a las aves, los mamíferos, las lagartijas y otros animales a evolucionar.
Algunos expertos dudan de que los desastres naturales puedan generar el impacto necesario para cambiar a las especies. Sin embargo, recientes estudios en lagartijas parecen demostrar que fenómenos como los huracanes pueden forzarlos a evolucionar. Sigue leyendo este espacio y descubre cómo es posible que esto suceda.
¿Por qué los desastres naturales pueden propiciar la evolución?
Los animales necesitan adaptarse bien a su entorno para poder sobrevivir, por lo que generan estrategias que les permiten hacerle frente a las condiciones climáticas. Conforme pasa el tiempo, sus cuerpos se comienzan a adecuar cada vez más a su hábitat, lo que genera un cambio lento en la apariencia física de las especies (evolución).
Cabe aclarar que las condiciones climáticas son bastante estables y no cambian de manera súbita. Esto es lo que permite que los animales se adapten de manera gradual, pues se transforman en una fuerza constante que los obliga a evolucionar.
Si bien es cierto que los desastres naturales modifican el entorno de las especies, este cambio solo es temporal y no se suele repetir a corto plazo. Debido a ello, muchos especialistas consideran que no es posible que generen la fuerza suficiente para afectar el proceso evolutivo. Sin embargo, desencadena un mecanismo de selección que podría cambiar las características de las especies.
Visto de otra forma, a pesar de que los desastres naturales son eventos inusuales, ocasionan la muerte de los ejemplares que carecen de las características adecuadas para sobrevivir. Esta “selección” elimina los rasgos menos eficientes de la población y cambia su rumbo evolutivo.
Los huracanes fuerzan a las lagartijas a evolucionar
Aunque los desastres naturales pueden afectar la evolución, hasta hace algunos años no existía evidencia tangible de ello. La mayor dificultad para corroborar esta información era el acceso a zonas que sufrieran alguno de estos eventos naturales. Por si fuera poco, la perturbación ocasionaba que fuera más difícil capturar a los animales silvestres, lo que complicaba aún más el análisis.
Un grupo de científicos demostró en el 2020 que los eventos climáticos extremos como los desastres naturales afectan el proceso evolutivo. Para ello, analizaron varias poblaciones de lagartijas (Anolis sagrei) que habitaban en distintas zonas afectadas por los huracanes Irma y María.
En este estudio, se dieron cuenta de que algunas lagartijas habían modificado sus patas para mejorar el agarre a las superficies. Esto parecía ser una estrategia para hacer frente a los huracanes, pues solo así eran capaces de mantenerse a salvo de los fuertes vientos.
Además, el grupo de científicos también se dio cuenta de que existía relación entre la cantidad de huracanes que enfrentaban las lagartijas y la forma de sus patas. Aquellos ejemplares que habían sobrevivido a una cantidad mayor de huracanes, presentaban patas más grandes y eficientes para aferrarse a las superficies.
Todo lo anterior significaba que eventos como los huracanes podrían forzar a las lagartijas a evolucionar, lo cual confirma las teorías sobre los desastres naturales. A pesar de que el proceso evolutivo es bastante lento y progresivo, los eventos climáticos extremos también son capaces de modificarlo y propiciarlo.
El cambio climático actual y la evolución
El cambio climático ha modificado los patrones de climas en todo el mundo, lo cual ha generado muchos acontecimientos catastróficos como inundaciones, sequías y huracanes. Estos eventos no solo afectan a los humanos, sino que también ponen en riesgo la vida de muchas especies.
Gracias a los estudios anteriores, se ha demostrado que los animales tienen cierta resistencia a los eventos catastróficos. Por lo tanto, existe la posibilidad de que no se vean tan afectados o que algunas especies resistan los cambios súbitos en su entorno. Esto no implica que se deban cesar las actividades de protección animal, sino que ofrece una esperanza más en caso de que cualquier estrategia sea infructífera.
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