Burrolandia: un refugio para asnos maltratados
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Los burros son una de las especies más atravesadas por el especismo. Usados para las labores del campo, el abandono y el sacrificio han puesto a esta especie en peligro de extinción. Para evitar este declive poblacional nació Burrolandia, un refugio que acoge a estos équidos olvidados y les da una nueva vida.
En las siguientes líneas, podrás leer acerca del uso de los burros como herramienta de trabajo y qué ha supuesto para la especie esta interacción con el ser humano. Además, conocerás de primera mano la labor que realiza este refugio para asnos desatendidos. No te lo pierdas.
¿Por qué el burro como animal de trabajo?
Su robustez y la naturaleza de su estructura ósea hacen del burro (Equus africanus asinus) una especie susceptible de explotación por parte del humano, ya que puede llegar a arrastrar hasta 4 veces su peso. Además, estos mamíferos son animales dóciles y su tozudez normalmente es señal de miedo, no de poca inteligencia.
El burro llegó a México con la conquista española y, a medida que avanzaban los derechos de los nativos, estos animales se convirtieron en piezas imprescindibles en el desempeño de tareas de campo.
Sin embargo, el progreso de las técnicas agrícolas hizo que estos simpáticos équidos dejaran de ser necesarios para la mayoría de agricultores. Esto, como podrás adivinar, derivó a su vez en miles de abandonos y sacrificios.
¿Cómo nació Burrolandia?
Burrolandia México nació en 2006, gracias a la preocupación de una asociación civil por conservar y proteger al burro doméstico. Actualmente, este santuario da cobijo a unos 50 burros rescatados del abandono y los malos tratos.
Se trata de una organización sin ánimo de lucro, por lo que se mantiene gracias a los donativos, el turismo solidario y los eventos. La instalación cuenta incluso con un museo dedicado a esta especie.
Este espacio es único en Latinoamérica y realiza una importante labor educativa y de conservación de la especie. Situado en Otumba, hoy en día se puede visitar tanto el museo como a los animales, para conocer las historias de cada uno de sus habitantes —e incluso acariciarlos y cuidarlos—.
Estado de conservación del burro en México
El censo, realizado en 1991 en México, contó alrededor de un millón y medio de burros, pero en la actualidad quedan unos 300 000 ejemplares. El descenso de población en estos últimos 30 años ha sido alarmante.
A pesar de estar en riesgo de extinción, no hay programas de conservación ni protección frente al abandono y malos tratos en la mayoría de países que han usado a los burros para la agricultura —e incluso para consumo—. Esto se debe a que se los considera como parte del ganado o como herramientas.
Burrolandia no es el único refugio para asnos en el mundo
Por suerte, Burrolandia México no es el único santuario especializado en burros. En otras partes del globo, los habitantes también están comprometidos con la conservación de esta especie. Si quieres conocer unos cuantos ejemplos, sigue leyendo:
- Burrolandia, en Madrid: este santuario dedica sus esfuerzos al mismo propósito que su homónimo en México.
- The Donkey Sanctuary: en este refugio de Reino Unido llevan rescatando y cuidando burros desde hace 50 años. Cuentan con varios emplazamientos y una filial en España, el Refugio del Burrito.
- Aruba: situado en la isla de Palm, en el país que le da su nombre, este santuario lleva en activo desde 1996.
Por lo general, en cualquier santuario dedicado a rescatar animales de la explotación humana encontrarás algún ejemplar de burro entre sus refugiados. Sin embargo, si son estos équidos los seres vivos que más te fascinan, te recomendamos que acudas a uno especializado en esta especie.
Los burros tienen fama de tercos, sucios y poco inteligentes. Sin embargo, conocerlos en un contexto en el que son felices revela su verdadera naturaleza: se tratan de animales sociables, cariñosos, listos y muy juguetones. Si alguna vez se te presenta la oportunidad de tratar con ellos, no la pierdas, pues su tierna mirada derribará todos tus prejuicios.
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