¿Por qué mi perro cojea?

Salir al paseo y que tu perro comience a cojear es un motivo de alarma, y con razón, al igual que si lleva un tiempo haciéndolo. Descubre aquí las razones.
¿Por qué mi perro cojea?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 13 julio, 2023

Cuando un perro cojea, te imaginarás que las causas pueden ser miles: heridas, problemas musculares, nerviosos, artríticos y un largo etcétera. Aun con ello, es posible averiguar de dónde viene el dolor que la produce a través de varias señales, como el momento de aparición del dolor o la exploración física.

Recabar toda esta información no será útil solo para ti, sino que ayudará en gran medida al veterinario que atienda a tu can cuando te haga la entrevista diagnóstica. Por eso, no te pierdas nada de lo que viene aquí, pues todo dato importa. Vamos con ello.

¿Qué es la cojera?

Quien más y quien menos ha visto a alguien cojear; perro, humano o cualquier otra especie con extremidades. No obstante, conviene definirla, pues en ocasiones se puede confundir con otros problemas en la movilidad como la descoordinación de la marcha.

La cojera no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de un problema subyacente. De esta forma, el perro evitará apoyar la pata al caminar (o apoyarla lo menos posible), dando lugar a una marcha característica y fácil de reconocer. En ella se observa una especie de traspiés cada vez que tiene que depositar peso en esa pata debido al dolor.

¿Por qué un perro empieza a cojear?

¿Cuáles son las causas subyacentes a una cojera? Pues, como se decía al principio, pueden ser muchísimas. Para darle un poco de orden, vamos a clasificarlas de acuerdo con su aparición: repentina o crónica.

Cojeras de aparición repentina

Una cojera que aparece de forma repentina y de una manera visible es llamada aguda. Esto quiere decir que, de repente, el perro cojea o no apoya la pata, sin que sea resultado de un proceso. Las posibles causas para esto son las siguientes:

  • Cuerpos extraños alojados en la almohadilla o entre los dedos: astillas, espigas, cristales, etcétera.
  • Uña rota: en este caso es posible que también encuentres sangre.
  • Heridas en almohadilla o dedos (sin que haya un cuerpo extraño).
  • Torceduras: esguinces por caídas, malos movimientos, etcétera.
  • Fracturas (si ha tenido un accidente recientemente).
  • Dislocación de un hueso.

El perro cojea desde hace tiempo y ahora es muy evidente

Esto es lo que se llama un curso crónico, en este caso de la enfermedad o lesión que subyace a la cojera. Es posible que este síntoma del que hablamos haya sido muy sutil, pero en lugar de desaparecer se ha hecho cada vez más patente. En estos casos, las causas son diferentes y más graves:

  • Problemas musculares que han cronificado, como esguinces sin tratar.
  • Tendinitis.
  • Artrosis u otras enfermedades degenerativas articulares.
  • Afecciones óseas, como la panosteitis o la osteoporosis.
  • Rotura de ligamentos.
  • Displasia de codo o de cadera.
  • Artritis.
  • Tumores (como los quistes interdigitales o el osteosarcoma).
  • Uñas con sobrecrecimiento que se clavan en la piel o la almohadilla.

Como podrás apreciar, estos problemas requieren de una solución más a largo plazo y algunos no tienen remedio más allá de lo paliativo. Además, esta lista contiene solo los problemas crónicos más habituales que suelen causar cojeras, pero faltan otros muchos. ¿Qué hacer, entonces, si se detecta una cojera? Vamos a verlo a continuación.

¿Qué hago si veo que mi perro cojea?

Es lógico que te alarmes si tu can comienza a cojear, tanto si lo hace de repente como si ya lleva un tiempo y va a peor. En estos casos, los pasos a seguir son sencillos:

  • Explora a tu can: revisa la pata por si tuviera algo clavado, observa su marcha y si el ángulo de la pisada es correcto. Si lleva ya un tiempo y ha empeorado, palpa sus articulaciones, recuerda desde hace cuánto lleva así y averigua si tiene dolor.
  • Ve al veterinario: este es el paso imprescindible. Todo lo anterior sirve para reunir información relevante que llevarle al profesional para que proceda de la mejor forma posible.

Dependiendo de las características de la cojera, es posible que sean necesarias algunas pruebas, como una radiografía. Será el veterinario quien lo decida en función de lo que observe y de lo que tú le cuentes, así que asegúrate de acudir lo antes posible.

Formas de prevenir accidentes que causan cojera

Para terminar, recuerda que los accidentes son inevitables, pero siempre se puede intentar reducir su número. Para ello, recuerda siempre evitar las zonas de maleza alta en épocas de espigas, así como lugares peligrosos y escarpados si haces salidas a la naturaleza.

Nunca dejes que tu perro se vaya fuera de tu vista si está suelto.

Por otro lado, ante la más leve cojera, la visita al veterinario es imprescindible. En ocasiones podrás quitarle el objeto que se le ha clavado en la pata y solucionarlo, pero si este síntoma persiste más de un día es necesario acudir a consulta, tanto si es leve como si no. Recuerda que, ante la posibilidad de un problema crónico, la presteza a la hora de comenzar con un tratamiento es lo único que garantizará la calidad de vida de tu compañero canino.


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