Los ácaros de las plumas, pequeñas aspiradoras que limpian el plumaje de las aves durante la noche

A pesar de ser considerados parásitos, los ácaros podrían ser más beneficiosos para las aves de lo que se pensaba.
Los ácaros de las plumas, pequeñas aspiradoras que limpian el plumaje de las aves durante la noche
Sebastian Ramirez Ocampo

Escrito y verificado por el médico veterinario y zootecnista Sebastian Ramirez Ocampo.

Última actualización: 24 diciembre, 2022

Con más de 50 000 especies conocidas, los ácaros son considerados como unos de los animales más abundantes del planeta. Su gran resistencia los ha llevado a conquistar casi todos los ecosistemas de la tierra. Desde los polos y las altas montañas, hasta los desiertos y los ambientes marinos.

A pesar de ser diminutos, pues el más grande apenas alcanza los 10 milímetros de longitud, su gran adaptabilidad les ha permitido existir por más de 400 millones de años. No obstante, es poco lo que se conoce acerca de sus dinámicas biológicas. De hecho, se estima que aún existen unas 500 000 especies que no han sido descritas.

No todos los ácaros son parásitos

Si bien en el área de la medicina veterinaria la mayoría de los ácaros son catalogados como parásitos que se aprovechan y perjudican la vida de su huésped, recientes investigaciones han sugerido que no todos son así. Continúa leyendo estas líneas y descubre como este grupo de arácnidos sostiene relaciones simbióticas con algunas aves.

ácaros
Dermanyssus gallinae.

Un equipo de limpieza

Las aves albergan muchos linajes de ácaros simbióticos, pero la mayor diversidad la muestran las superfamilias Analgoidea, Pterolichoidea y Freyanoidea. Su comportamiento es el de un simbionte permanente, es decir, que cumplen todo su ciclo de vida sobre su hospedador. Suelen habitar las plumas de vuelo de las aves, aunque en algunas ocasiones, pueden migrar hacia otras zonas del cuerpo.

Hasta hace poco, se pensaba que estos diminutos arácnidos mantenían una relación parasitaria con las aves, asegurando su supervivencia a costa de su anfitrión. No obstante, un estudio publicado en la revista Molecular Ecology determinó que la principal fuente de alimento de estos ácaros eran los hongos y las bacterias presentes en las plumas. Gracias a este hallazgo, se logró establecer que estos diminutos animales son beneficiosos para las aves, porque consumen los agentes que degradan el plumaje.

Una relación mutualista

Por otra parte, según este documento en el que se examinó mediante microscopía electrónica y secuenciaciones de ADN el contenido intestinal de 2133 ácaros de las plumas, no se encontraron restos de sangre ni piel en el interior de los arácnidos. Además, también se pudo identificar que otra fuente de alimento era la secreción uropigial. Esta sustancia la usan las aves para la limpieza e impermeabilización de sus plumas.

En conclusión, los ácaros no solo actúan como un equipo de limpieza para las aves, sino que también respetan los recursos de su hospedero al no consumir ni su piel ni su sangre. Es decir que, su relación biológica es mutualista y no parasitaria, pues ambos se ven beneficiados de estos procesos.

Los ácaros actúan durante la noche

Si bien con la investigación anterior se pudo establecer la principal labor de los ácaros de las plumas, aún no se tenía claro el cómo y cuándo lo hacían. Sin embargo, gracias a un reciente estudio publicado en la revista científica Ecology, algunas dudas quedaron despejadas.

De acuerdo con este nuevo documento en el que se fotografiaron las plumas de la cola y de las alas de dos aves de la especie Sylvia atricapilla, se observó que la actividad de los ácaros aumentaba en horas de la noche. Gracias a que se capturaron imágenes cada tres horas desde el anochecer hasta el amanecer del siguiente día, los biólogos vieron que el número de arácnidos incrementaba durante la medianoche.

De igual manera, los ácaros cambiaban su distribución espacial, agrupándose por especies y edades en distintas zonas de las plumas. De hecho, la gran mayoría migraba hacia la punta de las plumas de vuelo, lo cual es razonable pues durante el día sería muy riesgoso hacerlo.

ácaros
Dermanyssus gallinae.

Pequeños pero voraces

Por otro lado, al analizar el interior de los ácaros bajo el microscopio electrónico se observó que durante el anochecer la mayoría tenía su aparato digestivo vacío. No obstante, para el amanecer ya tenían sus ventrículos repletos de fragmentos de hongos y otras sustancias. Además, los investigadores calcularon la cantidad de partículas que pueden limpiar estos pequeños arácnidos durante un año. Concluyeron que la suciedad ingerida puede ascender a los 80 000 metros cuadrados.

Finalmente, conocer este tipo de interacciones es fundamental para entender las relaciones entre un hospedador y un simbionte. En este caso, la evolución ha permitido que los ácaros brinden un servicio de limpieza a las aves. De esta manera influyen positivamente sobre la ecología y las actividades diarias de estos animales emplumados.


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