Brújula cuántica en los ojos de en algunas aves les permite ser más precisas que un GPS
Las aves son capaces de recorrer miles de kilómetros durante su migración para llegar a sitios específicos. Lo hacen para evitar las inclemencias del clima y poder tener diferentes recursos a su disposición. Sin embargo, permanecía la incógnita sobre cómo eran capaces de identificar sus rutas de vuelo. En la actualidad se sabe que las aves portan una especie de brújula en los ojos que les ayuda a orientarse.
El campo magnético de la tierra es el que permite orientar a las brújulas y reconocer la ubicación del norte. Este hecho ha sido utilizado ampliamente por el hombre gracias a su habilidad para crear herramientas. Por esto, asombra que las aves hayan sido capaces de desarrollar un mecanismo similar a partir de sus rasgos biológicos. Sigue leyendo este espacio y conoce más sobre esta increíble capacidad.
Rutas migratorias perfectas
La migración de las aves es un hecho común dentro del reino animal, pues ha sido reportado y revisado por varios especialistas en la materia. Este movimiento puede ser tan mínimo como variar la altitud a la que viven los organismos. De todas maneras, el más impresionante es el que conlleva el desplazamiento a grandes distancias para incluso alcanzar otros continentes.
El fenómeno no solo consiste en moverse de un hábitat a otro, sino que a veces su ruta migratoria también tiene ciertas “paradas”. Esto significa que las aves detectan sitios en los que pueden descansar por un momento y después retomar su vuelo al destino final. Dicha planificación es casi perfecta, pues en algunos casos modifican sus características fisiológicas para lograr cumplir con su itinerario.
Es claro que estos increíbles animales utilizan alguna estrategia de orientación, pues de otra manera no podrían alcanzar sitios tan lejanos. Además, en la mayoría de los casos los ejemplares vuelan por estas rutas sin haberlas recorrido de manera previa, por lo que es imposible que lo hicieran sin ayuda alguna por parte de su organismo.
¿Cómo se guían las aves durante sus rutas migratorias?
Durante mucho tiempo se trató de explicar el mecanismo por el cual las aves podían orientarse durante sus vuelos. Entre las hipótesis más relevantes se encontraba su potencial capacidad de detectar los campos magnéticos de la tierra, lo cual parecía fantasioso, pues no existía suficiente evidencia que lo sustentara.
En el 2021, un estudio científico publicado en la revista Nature detectó por primera vez una proteína en los ojos de las aves con la capacidad de registrar campos magnéticos (como una brújula). Esta se denomina criptocromo 4 (CRY4) y es sensible a la luz, pero ciertas modificaciones (que se encuentran solo en especies migratorias) la transforman en una “brújula cuántica”.
El término “cuántico” es utilizado por la forma en que se activa esta proteína, pues la luz induce un desapareamiento de electrones que forma un mini campo magnético. Gracias a esto, las aves logran “sentir” el norte magnético como una brújula y pueden ubicarse de una manera más eficiente que el GPS creado por el ser humano.
Aunque esto parece responder a la gran incógnita de la brújula que tienen las aves migratorias, la realidad es que solamente es el principio de la explicación. El estudio en cuestión no toma en cuenta a todos los individuos migratorios, por lo que no se puede generalizar. En consecuencia, aún se necesitan estudios que confirmen lo mismo en muchas especies.
Una gran memoria también ayuda
Como se mencionaba más arriba, las aves hacen uso de una gran cantidad de estrategias que les permiten ubicarse durante sus rutas migratorias. Otro de los increíbles mecanismos que se reconocieron en 2021 fue su gran capacidad de memoria espacial. Esto significa que tienen la habilidad de recordar la ruta y la distancia de cada una de sus trayectorias.
Dicha habilidad les posibilita a los pájaros recordar la dirección de sus vuelos como si tuvieran un mapa. Además, también les da la habilidad para modificarla en caso de que exista una nueva zona más propicia para su migración. Por lo tanto, solo precisan recorrer una vez su ruta migratoria para no olvidarla mientras vivan.
Todo ello está determinado por el gen ADCY8. Según un estudio publicado en Nature, el genoma de las aves parece estar muy relacionado con la capacidad que tienen para determinar sus rutas migratorias. Esta adaptación es esencial, pues los trayectos más largos serían casi imposibles sin tener un registro (en memoria) de los viajes.
El cambio climático y las rutas migratorias
A pesar de las asombrosas habilidades que han demostrado los pájaros, hay que tener en cuenta que todo se encuentra mediado por las condiciones climáticas. Es importante recordar que la migración tiene como objetivo ofrecerle un mejor hábitat a la especie y más disponibilidad de recursos. Por lo tanto, las aves pueden ser capaces de modificar su migración por culpa del cambio climático.
Esto implica que, si se entiende la forma en la que las aves determinan sus propias rutas de vuelo, se podría intentar predecir como impactará en ellas el cambio climático. Además, se pueden definir sitios claves que propicien la conservación de las especies. Cada avance que se tiene al descubrir las incógnitas que aún guardan estos animales permite entender su biología y proponer nuevas maneras de ayudarlos en el futuro.
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