El pesimismo también es un peligro para los perros

El pesimismo también es un peligro para los perros

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 12 noviembre, 2016

Un granjero quiso hacer un concurso entre su perro y su conejo. Escondió un hueso y una zanahoria. Mientras el conejo comenzó a cavar y cavar, el perro se quedó en su sitio lamentándose de lo difícil que será encontrar el hueso. El conejo no se desanimaba con cada nuevo hoyo que hacía sino que pensaba que ya le quedaba menos para comerse su zanahoria. Como ves, el pesimismo es un mal consejero, hasta para los canes.

Mientras, el perro seguía lamentándose. El conejo, cuando ya no le quedaba sitio donde cavar, hizo un túnel siguiendo su olfato. Así hasta que encontró no solo la zanahoria, sino también el hueso. ¿Sabes dónde estaba? ¡Justo debajo del can! Si el pesimismo no se hubiera apoderado de él, el peludo podría haber encontrado su premio solo usando una mínima parte de su instinto.

Este es solo un cuento llamado el perro pesimista que muestra que los animales pueden tener diferentes estados de ánimo. Ellos pueden llegar a ser pesimistas. Esta actitud es peligrosa para los canes y te vamos a explicar por qué.

Perros con optimismo versus canes con pesimismo

Un estudio realizado en Sídney quiso corroborar el hecho de realmente existen los perros pesimistas, y lo hizo. En el experimento se usaron dos tonos musicales, con los cuales se enseñaba a unos 40 canes de distintas razas que al sonido de uno de ellos tendrán leche en lugar de agua como premio.

Estos tonos estaban entre dos octavas, por lo que tenían tonos diferentes. Cuando los animales aprendieron a diferenciar los dos tonos, comenzó el experimento.

Algunos de los perros tocaron rápidamente el tono que les haría ganar el premio. Lo hicieron varias veces a pesar de que en la primera ocasión no recibieron su premio.

Estos fueron considerados perros optimistas, pues confiaban en que si seguían esforzándose conseguían más leche. Sin embargo, hubo otros canes que, al ver que la leche no llegó a la primera con ese tono, se dieron por vencidos. Estos fueron considerados pesimistas.

Según una de las investigadoras, “los perros pesimistas parecían estar más estresados por sus fallos que los optimistas. Se quejaban y no podían seguir el ritmo, evitando intentarlo de nuevo. Mientras, los optimistas eran perseverantes y continuaban”.

Los investigadores de este estudio, sin embargo, no creen que los perros pesimistas sean infelices, sino que están acostumbrados a una rutina cómoda de la que no quieren salir. Pero recalcan la importancia de motivarlos a hacer cosas nuevas.

¿ Pesimismo o realismo ?

Cuando alguien nos ha llamado la atención por algunas palabras pesimistas que hayamos dicho, puede que nuestra respuesta haya sido: “No soy pesimista, soy realista”. ¿Sucede esto mismo en el caso de nuestros perros?

Otro estudio realizado por Marck Bekoff y basado en el anterior del que te hemos hablado, llegó a la conclusión de que quizá los perros que dejaron de buscar la leche no eran pesimistas, sino realistas, y se dieron cuenta de que no la conseguirían.

Un perro con una patología pesimista diagnosticada no muestra interés por ninguna actividad aun cuando estas encierren recompensas. Por tanto, Bekoff no niega que existan los canes pesimistas, pues afirma que los hay, especialmente si han sido víctima del maltrato desde pequeños. Aunque también confirma que se puede cambiar su comportamiento.

¿Cómo actúa un perro pesimista?

perro triste

Un perro pesimista puede parecerse mucho a uno depresivo y presenta estas actitudes:

  • Dormir en exceso
  • Estar tumbado prolongados períodos
  • Mirada fija en el vacío
  • No quiere jugar
  • No responde a estímulos

Estos son algunos signos de que un perro es pesimista. Aunque haya estudios que digan que no son infelices, lo cierto es que podrían ser más felices. Un can pesimista no disfruta de la vida ni del amor que otros le otorgan, por lo que es vital motivarlo a hacer nuevas cosas, vivir nuevas experiencias. Si no sabes cómo, quizá es buena idea llevarlo a un entrenador o incluso a un psicólogo canino.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.