Tres enfermedades mentales en gatos

Las enfermedades mentales también afectan a la salud de las mascotas, por lo que es esencial saber identificarlas a tiempo. Aquí te mostramos algunas de las más comunes en gatos.
Tres enfermedades mentales en gatos
Silvia Conde

Escrito y verificado por la bióloga Silvia Conde.

Última actualización: 24 julio, 2020

Los trastornos en la conducta pueden estar asociados a enfermedades mentales. Este hecho nos resulta evidente en los seres humanos, pero los animales también pueden llegar a desarrollar patologías que afecten tanto a su estado físico como mental. En gatos, las enfermedades mentales más comunes son el estrés, la depresión y la epilepsia.

Todas estas alteraciones tienen diferentes orígenes y tratamientos. Si como tutores de gatos sospecháis que el felino presenta síntomas similares, es necesario acudir al veterinario o consultar con un especialista en comportamiento felino.

A continuación, te presentamos las tres enfermedades mentales más comunes en felinos domésticos.

1. Estrés en gatos

El estrés en gatos también puede perjudicar seriamente su salud, pues de forma continuada afecta al sistema inmune y puede llegar a provocar trastornos alimentarios, alopecias y comportamientos extraños.

Un gato estresado puede volverse agresivo y mostrar comportamientos compulsivos y repetitivos, como las estereotipias. Otros signos claros de estrés son:

  • No utilizar el arenero.
  • Marcar los muebles de la casa, tanto con orina como con sus uñas.
  • Mostrar hiperactividad.
  • Maullar de forma excesiva.
  • Aumento o disminución del acicalamiento. Un lamido excesivo puede provocar calvas en la piel, a esto se le conoce como alopecia psicógena. Una gran ingesta de pelo afecta también al sistema digestivo.

Algunas causas comunes del estrés pueden ser los cambios en su espacio o rutina, la llegada de otros animales a casa o la falta de estímulos suficientes, debido a un enriquecimiento ambiental pobre.

Las enfermedades mentales en gatos son relativamente comunes.

Para tratar a un gato estresado, se puede considerar el facilitarle la adaptación a los nuevos cambios con la ayuda de feromonas.

También se puede evitar este sentimiento haciendo una buena presentación si se incorporan nuevos miembros a la familia o mejorando su enriquecimiento con nuevos lugares de descanso, juguetes, rascadores, ventanas (siempre aseguradas) por donde pueda mirar al exterior, etc.

El estrés puede no entrar dentro de la categoría de enfermedades mentales en gatos, pero sin duda es un desencadenante importante de alteraciones tanto físicas como mentales.

2. Depresión en gatos

La depresión es una enfermedad habitual en felinos y muchas veces pasa desapercibida. Los gatos son animales muy sensibles y cualquier cambio puede afectarles en su vida más de lo que creemos.

Los síntomas de la depresión en felinos pueden camuflarse con los hábitos de un gato tranquilo, pero no debemos restarles importancia, ya que la depresión puede afectar a su salud. Algunos signos de esta patología son los siguientes:

  • Duerme más horas de lo habitual.
  • Apatía. El animal pierde interés por lo que le rodea, no interacciona con sus objetos ni con otros animales o personal.
  • Deja de acicalarse.
  • No utiliza el arenero.
  • Se muestra huidizo o irritable cuando intentamos relacionarnos con él.

La falta de libertad, sobre todo si es un gato acostumbrado a salir de casa, una mudanza, pasar mucho tiempo a solas, la pérdida de un miembro en la familia (ya sea persona u otra mascota), el desarrollo de una enfermedad, la falta de estímulos o una mala alimentación son algunos de los motivos que pueden desencadenar depresión en gatos.

Consulta al veterinario si crees que este es tu caso y nunca decidas administrar medicación por tu cuenta. El estrés y la depresión pueden tratarse en muchos casos con un cuidado especial del entorno del animal.

3. Epilepsia en gatos

La epilepsia es una alteración neurológica que produce episodios de convulsiones transitorias. Los ataques convulsivos no son siempre sinónimo de epilepsia, pues también pueden aparecer por enfermedades endocrinas, metabólicas, cardiovasculares o por dolor agudo.

Solo hablamos de epilepsia cuando las convulsiones tienen un origen intracraneal. Una vez el veterinario confirma la epilepsia en el felino, trata de averiguar los desencadenantes de las convulsiones o si por el contrario es una epilepsia idiopática, es decir, sin causas conocidas.

En gatos, solo entre el 15 y el 25 % son casos de epilepsia idiopática. Por esta razón, es muy importante cualquier tipo de patología que pueda producir una epilepsia con causa orgánica:

La epilepsia idiopática suele aparecer en gatos de entre uno y tres años de edad y los animales no suelen presentar ninguna anormalidad entre las crisis. De forma que es difícil, eliminando las convulsiones, presentar síntomas en la consulta veterinaria.

Además, al ser movimientos tan bruscos y exagerados, los tutores de gatos epilépticos suelen alertarse y ser poco objetivos describiendo lo sucedido en su mascota. Los ataques suelen ser cortos, no duran más de un minuto y cuando terminan el animal parece completamente recuperado, incluso acude rápidamente a su comedero.

Si alguna vez has presenciado un ataque epiléptico o tu gato ha tenido convulsiones, aunque fuera una única vez, debes acudir al veterinario para que realice un examen neurológico a tu mascota.

La epilepsia puede tratarse con medicación, no llega a curarse nunca, pero el tratamiento reduce la frecuencia de aparición de las crisis y proporciona una mayor calidad de vida al animal.

Un gato mirando por la ventana.

Como has podido comprobar, los gatos pueden padecer enfermedades mentales, en la mayoría de los casos desencadenadas por estrés. Los síntomas en estos casos son muy parecidos y debes prestarles atención antes de que el problema se agrave.


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  • Affinity petcare. Síntomas de un gato estresado: cómo detectarlo y tratarlo.
  • Affinity petcare. Mi gato está triste ¿tiene depresión?
  • GEMFE. Epilepsia idiopática en gatos.

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