Tips para llevar al gato al veterinario

Tips para llevar al gato al veterinario
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 08 diciembre, 2017

Los gatos, a diferencia de los perros, no son propensos a salir de casa. Y si se trata de visitas al doctor, mucho peor. Los amantes de estos pequeños felinos suelen angustiarse, tanto como los propios animales, cuando se debe cumplir con la rutina de llevar el gato al veterinario.

Hay algunos consejos muy útiles. Para que llevar al gato al veterinario no sea sinónimo de calamidad, ni para el animal, ni para sus dueños, apunta estos tips.

Ir con el gato al veterinario ¿Misión Imposible?

Es necesario mantener la calma en todo momento. Los gatos detectan fácilmente cuando sus dueños están nerviosos, terminando la mayoría de las veces igual de intranquilos.

Para trasportarlo, lo ideal es contar con un trasportín. A la hora de adquirir el modelo adecuado, se recomienda a los dueños que piensen en practicidad. Funcionan mucho mejor aquellos que tienen puerta delantera. Y también son prácticos los que se pueden abrir o desmontar por la parte de arriba.

“Pelearse” con el gato para meterlo dentro de la caja trasportadora, no es el escenario ideal. Se debe procurar que el animal se familiarice naturalmente con el trasportín y que, incluso, lo acepte como suyo. Para ello, se debe dejar abierto en una habitación en la que al felino le guste dormir. Si muestra resistencia o indiferencia, se pueden introducir juguetes con los que la mascota juega, o algunas comidas.

Una vez que sea frecuente que el felino entre y salga de la caja sin inconvenientes, lo siguiente es dar pequeños paseos por la casa. Hay gatos que utilizarán el trasportín incluso para dormir.

Si se dispone de suficiente tiempo para este proceso de adaptación, se pueden incluir recorridos en la calle y, eventualmente, algunas vueltas en el coche.

El propio día de la consulta médica, se puede pulverizar con feromonas la caja 30 minutos antes de la hora pautada para la salida. De esta forma se facilita llevar el gato al veterinario de una manera tranquila.

Llevar al gato al veterinario en las manos: una mala idea

Si para la visita del gato al veterinario no se cuenta con un trasportín, llevarlo cargado no es lo más acertado. Si bien hay ejemplares que mantienen cierto nivel de calma cuando están en los brazos de sus dueños, en líneas generales, son animales que suelen descontrolarse en cuanto se sienten amenazados o algo los asusta.

Un bolso deportivo puede ser una opción, preferiblemente si se trata de modelos con hoyos o en nailon. De esta forma, el animal podrá ver el exterior y, lo más importante, podrá respirar con facilidad.

El fondo del bolso debe ser rígido. Para el felino resultará todavía más incómodo viajar enclaustrado dentro de un espacio donde no puede mantenerse en pie.

Acostumbrarse a “rodar”

Si el consultorio veterinario no queda tan cerca de casa como para poder ir caminando, entonces lo ideal es que el gato se familiarice con los paseos en coche.

A la hora de llevar el gato al veterinario en coche, es bueno aislar al minino de los ruidos que lleguen del exterior. Pero también es fundamental que el interior del vehículo esté bien ventilado, sobre todo en verano.

Si no se cuenta con coche propio, se puede usar transporte público para llevar el gato al veterinario. En estos casos, es preciso un proceso de adaptación al trasporte público, en cualquiera de sus versiones (superficial o subterráneo).

En la sala de espera

La mayoría de las veces, toca esperar un rato en los consultorios, antes que el médico finalmente atienda a la mascota. Durante este periodo, los dueños deben tener presente que, aunque no lo aparente, el animal estará intranquilo.

La mascota debe aguardar siempre dentro de su trasportín (o del bolso), colocado sobre las piernas del amo. Se les debe hablar frecuentemente y acariciarlos, solo si se dispone del espacio para introducir la mano, sin riesgos de que el animal pueda escaparse.

Si la espera transcurre compartiendo el lugar con perros, la situación puede ser tensa. Lo mejor es colocar al gato de espaldas a la sala y evitar, en lo posible, que los canes se acerquen a olisquear la caja.

De vuelta a casa

Si el gato convive con otros animales de su misma especie, es posible que sus compañeros se muestren extraños con el recién llegado. Esto obedece a que los olores cambiaron al llevar el gato al veterinario. Hay que tener paciencia.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.