Tibo, un perro inmóvil que volvió a caminar gracias al amor de su dueño

Tibo, un perro inmóvil que volvió a caminar gracias al amor de su dueño
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 27 noviembre, 2017

Tibo despertó un día y no podía mover su cuerpo. Sin embargo, pese a este diagnóstico tan negativo, su familia encontró un tratamiento y filmó los resultados para motivar a otros como ellos.

Un día especial para Tibo, el perro inmóvil

Con su rutina diaria, Leonardo, el dueño de Tibo, se levantó un día y abrió las ventanas que daban al jardín. Como cualquier otro, esperó que Tibo, su enorme perro negro, se abalanzara sobre él para darle los buenos días.

Sin embargo, ese día las cosas fueron diferentes. Leonardo comenzó a llamar a Tibo, pensando que quizás había hecho alguna travesura y se estaba escondiendo.

A medida que pasaba el tiempo, Leonardo empezó a desconfiar  y avanzó hacia la dirección de su mascota. Tibo lo miraba, pero no podía moverse. Tenía los ojos abiertos pero era un perro inmóvil.

En palabras de su dueño: “Me asusté mucho, no estaba lastimado, tenía los ojos abiertos y movía la cola, pero el resto era un cuerpo muerto. Le levantabas la patita y si la soltabas se caía”.

Leonardo levantó a su amigo de más de 50 kilos y lo llevó a la veterinaria del pueblo. Allí lo observaron y le hicieron los primeros estudios.

El diagnóstico

Al principio no era fácil diagnosticar lo que le sucedía a Tibo. Igual podía haber sufrido un golpe, una picadura, una intoxicación, o haber realizado un mal movimiento. Lo cierto es que no tenía fuerza. Los veterinarios afirmaron no poder hacer nada para ayudar al perro inmóvil.

La familia estaba muy preocupada. Para Leonardo y su mujer no era fácil explicarles a sus pequeños hijos lo que pasaba. Los niños estaban muy tristes y temerosos. Leonardo decía: “Si les pido a mis hijos que dibujen a su familia, ellos pintan también al perro. Ver a Tibo así era desgarrador para todos“.

Más pruebas para un perro inmóvil

Leonardo y su familia insistieron con más pruebas. Llevaron a Tibo a la veterinaria en otro pueblo cercano, para hacer más exámenes.

Sin embargo, nadie podía explicar su estado: no respondía ante el pinchazo con una aguja, ni al doblarle las piernas. No reaccionaban sus patas.

El animal no se quejaba, no lloraba ni sentía ningún dolor, pero su sensibilidad no reaccionaba, estaba bloqueada.

Las primeras inyecciones de corticoides y vitaminas no dieron ningún resultado, pero Leonardo continuaba en su empeño: “Averigüé hasta dar con un fisioterapeuta canino. Le hicimos un tratamiento con electrodos y el médico nos dio una batería de ejercicios para fortalecer su músculos y masajes para estimularlo”.

Fisioterapia

La recuperación con la fisioterapia estaba dando resultados. El trabajo era continuo y Tibo ponía mucha voluntad e iba respondiendo a los estímulos que se le daban.

Una idea que tuvo la familia fue llevar a un perrito nuevo a casa. Era un caniche juguetón que lo motivaba a moverse. Uno de los grandes hitos fue que Tibo se mantuviera en pie unos segundos, antes de volver a caerse.

Este pequeño avance sirvió a Leonardo para insistir en ese camino. Con la llegada del verano, la familia comenzó a realizar ejercicios en el agua con Tibo.

No pasaría un mes en esta nueva actividad, cuando Tibo dejó de ser un perro inmóvil. Finalmente se mantuvo en pie y caminó por primera vez en seis meses.

Un ejemplo de tenacidad

Para contagiar a otras familias sobre la paciencia que hay que tener, Leonardo comenta: “Todos los veterinarios nos ayudaron y nos invitaron a darle tiempo al perro, aún sin saber el origen de la enfermedad. Pero hay gente que frente a una situación parecida, no aguanta y lo sacrifica. Por eso, hicimos un video y lo colgamos en Youtube, con la intención de que otras personas que pasen por una experiencia similar lo vieran”, explica Leonardo.

El impacto a través de las redes fue inmediato. Comenzaron a llegar mensajes de diferentes rincones agradeciendo la enseñanza.

El cariño al perro

Aunque dar cariño a un perro puede parecer un concepto simple, hay más cosas que entender que sencillamente adorarlo y darle lo que quiera. Dar cariño a un can conlleva tener fuertes emociones positivas hacia él y querer lo que sea mejor. Esto significa hacer que el animal se sienta a salvo, amado y seguro.

Fuente de la imagen: www.lanacion.com.ar


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