Serpiente de escalera: hábitat y características

La serpiente de escalera es un reptil imprescindible para el correcto funcionamiento de los ecosistemas. Si quieres conocer todo sobre este animal, sigue leyendo.
Serpiente de escalera: hábitat y características

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 02 agosto, 2022

La serpiente de escalera (Zamenis scalaris), también conocida como culebra de escalera, es un ofidio de la familia de los colúbridos. A lo largo de los años, y tras múltiples estudios genéticos, se ha ido cambiando la clasificación filogenética de la especie. También se la puede encontrar representada como Rhinechis scalaris y Elaphe scalaris.

Este reptil es imprescindible en los ecosistemas ibéricos y muy beneficioso para el ser humano a la hora de erradicar plagas. Aún así, suele ser perseguido y ejecutado por miedo y desconocimiento, lo que pone en peligro sus poblaciones. Si quieres saber más sobre este bello colúbrido, sigue leyendo.

Hábitat de la serpiente de escalera

La serpiente de escalera se encuentra distribuida principalmente por la península ibérica, aunque hay poblaciones en las Islas Baleares y al sur de Francia. En cuanto a sus hábitats, se la suele encontrar en zonas de matorral mediterráneo, bosques aclarados o en los bordes de ambos. Los pisos climáticos que prefiere son los termo, meso y supramediterráneos.

Esta culebra se suele encontrar también en zonas antropogénicas, como dehesas de encinas, campos de cultivo con restos de vegetación natural y olivares. En las islas Baleares, se cree que se introdujo en Menorca en la época prerromana. En las otras islas no hay registros herpetológicos de ella hasta principios del S. XXI. La principal teoría es que se introdujo de manera pasiva en olivos comerciados.

Una serpiente de escalera sobre un fondo negro.

Características de la serpiente de escalera

Se trata de una culebra grande —llega normalmente a los 150 centímetros y se han encontrado ejemplares de 200— y robusta. Carece de veneno y su dentición es aglifa, pues porta en sus mandíbulas pequeños dientes en forma de gancho. La cabeza está bien diferenciada y destaca el hocico, que es muy prominente.

Lo más característico de la serpiente de escalera son los dibujos que presenta en la espalda. Estos van cambiando según el ofidio va aumentando de tamaño y alcanza la madurez sexual. Cuando nacen, los juveniles tienen un diseño que parece una escalera, de ahí su nombre.

Este dibujo consiste en dos líneas transversales que salen del principio de la cabeza y se juntan en la cola. Entre medias de estas dos líneas paralelas, se encuentran varias líneas transversales que le dan la apariencia de escalera al animal.

Según van creciendo las serpientes, estas líneas longitudinales comienzan a hacerse menos visibles, y una vez llegan a adultos, desaparecen en la mayoría de los casos y se mantienen solo las dos líneas transversales. Estos patrones son muy marcados y llamativos.

El color del cuerpo es más claro y amarillo cuando estos colúbridos son juveniles, aunque el la época adulta se torna a un marrón apagado o grisáceo. La zona ventral es blanca-amarillenta o gris. Sus ojos tienen la pupila redonda y un iris de color marrón.

Carácter y comportamiento

El periodo de actividad de la serpiente de escalera depende mucho del clima. En zonas del sur, estas culebras pueden estar activas todo el año, mientras que en las zonas con más diferencias de temperatura suelen presentar un periodo de hibernación o aletargamiento.

Su comportamiento también depende mucho de la edad que tengan los ejemplares. Los juveniles suelen estar más quietos durante el día y se mueven más durante la noche, seguramente como mecanismo antidepredación. Los adultos son más diurnos, aunque en épocas de calor es normal verlos activos durante la noche.

Estos ofidios suelen descansar debajo de grandes piedras o en madrigueras de otros animales. Su territorio es de una hectárea, aunque se desplazan solo una media de 100 metros diarios. Presentan 2 picos de actividad: uno en primavera que coincide con el celo y otro en otoño, acompasado con el nacimiento de los neonatos.

En cuanto al carácter, son serpientes tranquilas. Cuando son juveniles reaccionan ante los depredadores quedándose inmóviles, mientras que los adultos tienden a la huida. Se cree que el patrón del dibujo de escalera ayuda al camuflaje de los juveniles.

Si estas serpientes se sienten amenazadas y acorraladas, su comportamiento se torna agresivo. Erguirán el cuello y la cabeza y silbarán como método disuasorio. Si se les agarra, soltarán una sustancia maloliente de sus glándulas cloacales y morderán. Su mordedura no es especialmente dolorosa, pero rasga la piel por los pequeños dientes que poseen.

Dimorfismo sexual

Aunque poco marcado, la serpiente de escalera presenta un ligero dimorfismo sexual. Los machos tienen una cabeza más ancha que las hembras y la cola y el píleo también muestran una mayor longitud en el sexo masculino.

Las hembras poseen un mayor número de escamas ventrales y un menor número de escamas subcaudales. Por otro lado, ellas suelen mantener cuando son adultas un diseño dorsal subadulto, mostrando con menor frecuencia el de los adultos (bilíneado).

Alimentación de la serpiente de escalera

Estas culebras se alimentan principalmente de pequeños vertebrados, aves y mamíferos. Los micromamíferos representan el 95 % de su dieta. En raras ocasiones, se ha observado la depredación de reptiles e invertebrados. Al no tener veneno, matan a sus presas por asfixia, normalmente con los anillos de la parte delantera del cuerpo.

Las principales presas varían con el tamaño de la serpiente de escalera. Cuando son juveniles, se alimentan mayoritariamente de crías de roedores, mientras que de adultas aumentan su menú con aves, huevos, ratones, topos e incluso conejos y otros lagomorfos.

Su método de búsqueda de presas es el forrajeo y son muy fuertes y ágiles a la hora de subir a los árboles y matorrales para depredar en los nidos. Es común también ver a estas serpientes entrar en las madrigueras de los mamíferos citados para cazar.

Reproducción de la serpiente de escalera

La madurez sexual de la serpiente de escalera suele estar relacionada con el tamaño. Los machos son maduros cuando alcanzan el 40 % de su tamaño máximo y las hembras cuando alcanzan el 48 %. Su ciclo reproductivo es estacional.

Las cópulas comienzan en unos meses u otros dependiendo de la zona y se las puede ver reproduciéndose en forma de bola. Cuando las serpientes copulan por última vez,  pasan entre 20 a 35 días antes de la puesta. La hembra muda de piel antes de realizarla.

Las hembras suelen poner los huevos en zonas húmedas y soleadas. Los lugares que prefieren para realizar la puesta son debajo de rocas y escombros, madrigueras de micromamíferos, excavando un hoyo —en caso de que el terreno lo permita— y bajo la vegetación.

El tamaño de la puesta de la serpiente de escalera es pequeño, ya que oscila entre 4 y 14 huevos. Estos son alargados y amarillentos, con un tamaño relativamente grande y un peso elevado. La puesta suele suponer en torno al 46 % del peso total de la hembra.

El periodo de incubación es largo y dura en torno a 65 días. Dependiendo de la zona, las crías nacen entre septiembre y octubre. Cuando ven el mundo, estas suelen medir unos 27 centímetros y pesar 15 gramos. Realizan su primera muda entre los 7 y 13 días de nacidas y no se alimentan hasta que salen de la latencia invernal, ya que tienen un elevado aporte lipídico del huevo.

Una vez pasado este periodo de latencia, las pequeñas serpientes cazan a su primera presa. Este aporte elevado de grasas se considera un cuidado parental retardado. Las hembras no suelen separarse del nido y protegen la puesta.

Una serpiente de escalera cruzando la carretera.

Estado de conservación

En el libro rojo de las especies, la serpiente de escalera aparece como “de preocupación menor”. Se encuentra ampliamente distribuida por la península ibérica y sus poblaciones son abundantes, aunque están amenazadas las poblaciones de Pontevedra y de las Islas Baleares.

Los principales peligros que tienen estos ofidios son la persecución humana, los atropellos —ya que suelen ponerse en el asfalto de las carreteras para captar el calor del suelo— y la pérdida de hábitat. Además, son el alimento de numerosas especies, sobre todo del águila culebrera (Circaetus gallicus).


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