Productos farmacológicos para una granja

Los productos farmacológicos se tienen en cuenta como medida preventiva y de actuación ante las enfermedades de las granjas
Productos farmacológicos para una granja
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 29 enero, 2019

Toda granja requiere una serie de cuidados básicos para garantizar la salud de los animales que alberga. Entre ellos destacan los productos farmacológicos, esenciales en la prevención y cura de posibles enfermedades.

Los productos farmacológicos forman parte del equipamiento básico de una granja. Para su adecuada elección y administración, el propietario de la explotación debe contar con el asesoramiento veterinario establecido legalmente en función del país y de la especie tratada.

Este tipo de productos, conocidos como medicamentos veterinarios, tienen por objeto la prevención y el tratamiento de las posibles enfermedades que los animales de la granja puedan contraer, sobre todo en el caso de que estén destinados a la alimentación humana.

Clasificación de los productos farmacológicos veterinarios

Dependiendo de sus propiedades, los productos farmacológicos se puede clasificar en: antibióticos para combatir enfermedades causadas por bacterias, hongos y virus; antiparasitarios para prevenir y erradicar la presencia de parásitos; y vacunas elaboradas con el microorganismo, muerto o atenuado, causante de la enfermedad con objeto de que el animal genere los anticuerpos necesarios para afrontar un futuro contagio.

En cuanto al formato y la vía de administración, estos medicamentos pueden ser orales, como es el caso de la mayoría de los antibióticos, inyectables como sucede con las vacunas y, en menor medida, cutáneos, a través de fumigaciones, etc.

Productos farmacológicos veterinarios

En lo referente a los antibióticos y las vacunas, su elección dependerá de lo estipulado por el veterinario según el animal en cuestión. Sin embargo, a nivel general entre los productos farmacológicos de tipo antiparasitario, que pueden resultar de interés en una granja, sobresalen:

  • Arpón destinado a combatir las plagas de moscas y piojos: suele aplicarse en explotaciones equinas y bovinas. Su principio activo es la cipermetrina y, en función de la especie y el peso del animal, se administrará más o menos diluido al pulverizarlo mensualmente sobre su cuerpo.
  • Zooveca se usa en explotaciones ganaderas  contra moscas, piojos, garrapatas, ácaros y sus respectivas larvas. Se aplica de forma cutánea, a través de baños o rociándolo sobre el cuerpo del animal con mayor o menor concentración en función de la especie.

A nivel nacional, el Ministerio de Sanidad y Consumo ofrece una serie de trípticos de buenas prácticas sobre el uso de productos farmacológicos en granjas, tanto para el personal veterinario como para el ganadero.

En estos documentos se hace hincapié en el uso responsable de dichos productos, puesto que ningún medicamento, y más aún en lo que respecta a los antibióticos, es inocuo. Estos pueden causar alteraciones en el animal y en el ser humano como consumidor final.

Otras medidas que debemos tener en cuenta

Sin embargo, hay que ir más allá de los productos farmacológicos que el profesional veterinario establezca según la especie y las particularidades específicas de cada explotación ganadera.

Higiene y seguridad en la ganadería

Así, el propietario de toda granja debe hacer especial hincapié en una serie de protocolos referentes a la bioseguridad de las instalaciones dirigidos a:

  • La calidad de las aguas: las explotaciones deben contar con sistemas de potabilización adecuados y realizar controles fisicoquímicos y microbiológicos de forma periódica, sobre todo por la contaminación con bacterias coliformes, frecuentes en las heces del ganado porcino.
  • La limpieza y desinfección de los recintos: resulta fundamental para prevenir, entre otras cosas, la contaminación cruzada entre diferentes ‘lotes’ de animales. Para que ambos procesos sean efectivos es tan importante los productos químicos y medios mecánicos empleados (utensilios de limpieza), como la temperatura y los tiempos de actuación.
  • La higiene del personal ganadero: debe ser lo más estricta posible como medida preventiva de cualquier foco de enfermedad fuera y dentro de la granja.

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