¿Por qué mi perro gruñe jugando?

Cuando un perro gruñe jugando, en principio no hay por qué preocuparse. No obstante, es necesario saber cómo distinguirlo de cuando se va a producir una agresión.
¿Por qué mi perro gruñe jugando?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 06 marzo, 2024

Los canes no hablan como nosotros, pero poco les falta. A estas alturas, su lenguaje no verbal es casi tan eficaz para transmitir información como cuando tenemos una conversación con otra persona. De todas formas, y como en toda comunicación, puede haber malentendidos: ¿qué pasa cuando el perro gruñe jugando? ¿Está dejando de divertirse y empezando a enfadarse?

Puede parecer contradictorio que un cánido emita vocalizaciones de amenaza mientras realiza una actividad lúdica, pero aquí te contamos por qué ocurre. El gruñido del perro también tiene matices, así que toma buena nota.

Comunicación del perro

Los cánidos se comunican entre ellos con una gran variedad de posturas, movimientos y vocalizaciones. Entre estas últimas están los gruñidos, cuya función principal es la de advertencia. Cuando un perro gruñe está diciendo que, de seguir con lo que el otro está haciendo, es probable que le agreda.

Por otro lado, una parte importante del aprendizaje del can y de su vida lúdica es el juego. Al igual que nosotros jugamos adoptando roles donde imitamos un comportamiento, los perros también lo hacen en cierta forma. Por eso, cuando juegan entre ellos es común ver que se gruñen, se muerden y se ladran, aunque no estén peleando.

Gracias a esto los canes aprenden a comunicarse cuando son cachorros, pues el juego les da la oportunidad de saber para qué sirve un mordisco sin que este les haga daño.

Una perra agresiva después del parto.

Significado del gruñido del perro

El significado más básico del gruñido del perro es la advertencia. Con él, el can comunica que está molesto o se siente amenazado y que si el otro no se retira podría atacarle. Es decir, gruñir también es una manifestación de molestia y reticencia a la situación, ya sea social, por competición de recursos u otro motivo.

No obstante, los perros pueden gruñir por otros motivos y los tutores tienen que aprender a diferenciar los matices para comunicarse eficazmente con ellos. A continuación puedes conocer más acerca de esta vocalización.

Interpretación del gruñido del perro

Entonces, ¿cómo saber cuándo se trata de una vocalización y cuándo el perro gruñe jugando? La clave está en la situación y el resto del lenguaje corporal del can. A continuación tienes la mejor forma de diferenciarlos:

  • Gruñido en el juego: en el caso que nos ocupa, cuando el perro gruñe jugando no vas a encontrar otros signos de advertencia (como el pelo erizado o enseñar los dientes). En su lugar, el can lanzará gruñidos a la vez que corre con su compañero, tira del juguete que sujetas o se muerde con otro perro, pero sin causar daño.
  • Gruñido de advertencia: cuando el can está advirtiendo a alguien de que lo que está haciendo le molesta, el resto de su lenguaje corporal será acorde a esta sensación. Por tanto, encontrarás que se niega a jugar, muestra los dientes, su cuerpo está en tensión y sus orejas se voltean hacia atrás, entre otros signos.
  • Gruñido de dolor: por otro lado, un perro también puede gruñir cuando alguna parte de su cuerpo le duele. Esto suele descubrirse a través del contacto físico cuando el can emite un gruñido al palparle la zona dolorida. Es fácil de identificar, pues es un comportamiento que aparece de forma repentina y no parece responder a nada visible en un primer momento.

¿Qué hago si mi perro gruñe jugando?

Si tu perro gruñe jugando, no tienes de qué preocuparte: es su comportamiento natural, como has podido leer en las líneas anteriores. Pero ¿cómo distinguir cuándo se está volviendo una advertencia? ¿Y si se están peleando dos canes y no te das cuenta?

En primer lugar, no temas. Cuando 2 perros se enzarzan en una pelea la situación es fácil de identificar, pues las vocalizaciones son mucho más intensas y las agresiones físicas no tardan en manifestarse. Ahora bien, separar a canes en medio de una pelea es difícil y peligroso, por lo que se debe evitar a toda costa llegar hasta ese punto.

Aquí tienes algunos consejos para distinguir entre problema y conducta normal. Si los sigues, podrás identificar a tiempo cuándo el juego se está volviendo algo serio:

  • Si el gruñido es lúdico, no intervengas: tu can se está relacionando con normalidad y no es necesario que hagas nada.
  • En caso de advertir que alguno de los gruñidos es de advertencia, será el momento de actuar: saca a tu perro de la situación o termina el juego si es contigo.
  • Puede ser que sea otro perro el que gruñe a tu can: en este caso también debes intervenir, pues si tu perro no ha parado por sí mismo de hacer lo que molesta a su compañero de juegos es que no está interpretando bien sus señales y podría recibir una agresión.
  • Cuando el perro gruñe jugando contigo y empieza a volverse agresivo, interrumpe el juego: identifica qué le puede estar molestando y deja de hacerlo. Por otro lado, esto es una buena forma de controlar su comportamiento, pues así le indicas que no quieres interactuar con él si muerde o gruñe.
  • Entrena una orden básica para que venga cuando quieres sacarle del juego: para facilitar que tu perro salga de la situación de tensión sin tener que intervenir físicamente, enséñale una orden que le permita enfocar su atención en ti y el refuerzo positivo que le das.
  • Consulta con un educador canino: si crees que la conducta de gruñir se está cronificando o que tu can no se comunica adecuadamente, consultar a un experto para ayudarle a solucionarlo es esencial.
El lenguaje corporal en perros es muy claro.

La recomendación más importante es que, por muy bueno que sea tu perro, su juego y su socialización siempre deben ser supervisados. Como ocurre con nosotros, los canes se entienden mejor con algunos congéneres que con otros. Por eso, y para evitar accidentes y mantener las situaciones de juego como algo lúdico, no pierdas ojo de cómo se relaciona tu compañero canino.


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