Mi perro ha bebido lejía: ¿qué debo hacer?

Si tu perro ha bebido lejía, lo mejor que puedes hacer es contactar de forma automática con un veterinario. De todas formas, hay cuadros más leves y otros graves, dependiendo de la concentración del químico.
Mi perro ha bebido lejía: ¿qué debo hacer?

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 26 junio, 2021

El término “lejía” —también conocida como lavandina— engloba a una serie de sustancias oxidantes en disolución acuosa que se usan en los hogares del mundo como desinfectantes, ya que son útiles para matar hongos y bacterias. Las mascotas están constantemente expuestas de forma indirecta a estos químicos, y por ello, que tu perro beba lejía es un cuadro para el que debes estar preparado.

Dependiendo de la concentración de los principios activos, la lejía puede ser más o menos dañina para el cuerpo del animal. De todas formas, es mejor tratar todos los casos como intoxicaciones de urgencia, para así evitar problemas y daños irreversibles a corto plazo. A continuación, te contamos todo lo que debes saber sobre esta situación y cómo abordarla.

¿Qué es la intoxicación por lejía?

Como hemos dicho, la lejía es un compuesto en disolución acuosa con propiedades bactericidas y fungicidas generales. El compuesto principal de estos productos es el hipoclorito de sodio, un fuerte oxidante letal para varios microorganismos. Aunque funciona bien contra virus, bacterias y hongos “activos”, es menos eficaz contra las esporas y las fases quiescentes.

La Comunidad Económica Europea (CEE) establece los siguientes grados de “seguridad” de las distintas variedades de lejía, en relación a su contenido de hipoclorito de sodio:

  • No irritantes: poseen menos de un 5 % de hipoclorito sódico.
  • Irritantes: entre un 5 y un 10 % de hipoclorito sódico.
  • Cáusticos: más de un 10 % del compuesto.

A día de hoy, todos los productos comercializados contienen una concentración de hipoclorito sódico entre el 3,15 y el 6,3 %. Es decir, son productos de limpieza no irritantes o irritantes, pero nunca cáusticos. De todas formas, estos criterios son los utilizados para seres humanos y la realidad en perros puede ser muy distinta.

Mecanismo patogénico

Tal y como indica el portal MSD Veterinary Manuals, una lejía con concentración de hipoclorito menor al 10 % será un irritante leve para un perro. De todas formas, por su efecto oxidante puede causar daños en las mucosas de la boca, faringe y esófago, así como cuadros de gastritis si se ingieren grandes cantidades.

Si el producto tiene un pH mayor a 11 o menor a 3,5 y la concentración de hipoclorito supera los límites “seguros”, se pueden producir lesiones en el tracto gastrointestinal del cánido. Hay que tener especial cuidado con los productos ultraconcentrados —pH de 12-12,5—, pues estos sí que pueden provocar cuadros clínicos significativos tanto en mascotas como en humanos.

Un perro cerca de productos del baño.

¿Cómo sé si mi perro ha bebido lejía?

La mayoría de las lejías domésticas son irritantes, pero no cáusticas o corrosivas. Por ello, los signos clínicos suelen ser bastante leves. Si un perro ingiere una cantidad pequeña de lejía comercial—hipoclorito al 3,5-6 %—, los síntomas comenzarán a los pocos minutos. Podemos destacar los siguientes:

  • Babeo excesivo: aunque este signo clínico se presenta en perros, es aún más evidente en los gatos.
  • Irritación de la piel de la boca y de la mucosa oral: al ser los primeros lugares que entran en contacto con el químico, son los que más evidencian irritación y posibles daños.
  • Vómitos: las náuseas y vómitos no son muy comunes tras la exposición de lejías domésticas. De todas formas, si el perro ha comido mucho, puede devolver parte de la comida de forma involuntaria. Los vómitos son más comunes tras la ingesta de lejías con otros compuestos (color safe bleach).
  • Conductas atípicas: el perro puede llevarse las patas delanteras al morro, como si tratase de “rascarse”.

Estos signos clínicos pueden parecer preocupantes, pero indican un cuadro leve. De todas formas, los productos concentrados sí que provocan ulceraciones tanto externas como internas. Estas se evidencian en forma de sangrados, lesiones bucales visibles, diarrea, hipotensión, ataques convulsivos y pérdida de motricidad.

Una intoxicación por consumo de lejía concentrada solo se puede solucionar con atención médica profesional.

¿Qué hago si mi perro ha bebido lejía?

Llegamos a la parte más importante, pues todo tutor debe saber actuar ante un cuadro de intoxicación química en canes. Desde luego, el abordaje dependerá del tipo y cantidad de químico ingerido. Veamos las rutas de acción en espectros leves y graves por separado.

Consumo limitado y lejía poco irritante

Si tu perro bebe un poco de lejía doméstica por error, mantente alerta y no te pongas en lo peor. Intenta que beba mucha agua de forma rápida, con el fin de diluir aún más la lejía y promover que se enjuague el entorno bucal de forma natural. Una taza de leche será ideal si el perro la tolera, pues esto ayudará a “neutralizar” la acción del químico.

Una vez el can ha ingerido suficiente líquido, los síntomas deberían empezar a remitir en 30-45 minutos. Si no es el caso, acude con tu mascota al veterinario, pues puede que necesite alguna terapia accesoria.

Consumo de lejía concentrada

Si tu perro ha consumido lejía concentrada, debes acudir con él a urgencias sin perder un segundo. En la clínica veterinaria, es posible que se le realice al animal un lavado estomacal o una inducción de vómito, dependiendo del cuadro y la gravedad de los síntomas que presente.

Si el animal está muy débil y no puede comer, es posible que se le administren líquidos y nutrientes de forma intravenosa (fluidoterapia), con el fin de evitar deshidratación y otros desajustes. Por otro lado, destacamos que el carbón activado en estos casos no sirve de nada, ya que no es eficaz contra los compuestos químicos de la lejía.

Si tu perro ha bebido lejía y tienes cualquier duda o preocupación, lo mejor es que acudas al veterinario.

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Pronóstico y apuntes finales

Los casos leves no suelen requerir atención veterinaria y se solucionan de forma rápida, en 35-40 minutos. Si tu perro ha bebido lejía, basta con incitarle a que consuma líquido, y si es posible, darle un poco de leche.

De todas formas, las intoxicaciones por concentrados son mucho más serias y pueden requerir asistencia veterinaria prolongada. Es posible que se deban tratar ulceraciones y lesiones profundas a largo plazo en el can, lo cual requiere de la ayuda de fármacos y terapias accesorias.

Más allá de visitas al veterinario y abordajes profesionales, como en toda intoxicación, el mejor tratamiento es la prevención. Mantén la lejía siempre en un sitio inaccesible para tus mascotas, y si estás limpiando, cierra la puerta de la sala y mantenlas en otra habitación.


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