Perrito paralizado es llevado por su dueño a nadar, se quedó dormido en sus brazos
Esta es la historia de un perrito que quedó paralizado y del gran amor de su propietario, quien le dio una vida digna. Se desarrolla en Wisconsin, Estados Unidos y su nombre es Schoep, el de su dueño es John Unger.
Queremos compartirte este relato porque a veces es necesario creer en el amor para siempre, el cual no siempre es por otro humano. Alista el pañuelo y déjate contagiar por esta amistad tan especial
¿Cómo se conocieron el perrito y su tutor?
John adoptó a su perrito cuando este tenía tan solo 8 meses y compartieron juntos durante los últimos 19 años. En el momento en que se conocieron, Schoep estaba pasando por un mal momento, aun así, Unger lo acompañó en todo y lo cuidó de la mejor manera, dándole la mejor vida.
A pesar de los cuidados y amor que recibió Schoep, los años avanzaron y con ellos llegaron las secuelas de la vejez, fue entonces cuando empezó a sufrir de dolores que le impedían moverse. Por ello, John lo llevó con el veterinario en donde descubrieron que estaba sufriendo de una artritis severa. La recomendación del doctor fue que lo durmiera, pero esta no era una opción para John.
Con amor le da un final feliz a su perrito paralizado
El compromiso y la dedicación de John con su compañero de vida era inmenso. Él era consciente de que los últimos días de Schoep debían ser los mejores y se encargaría de darle paz y sobre todo le aliviaría su dolor.
Así que Unger decidió nadar con su perrito, que había quedado paralizado, porque esto lo relajaba muchísimo, le aliviaba el dolor y ayudaba a reducir la tensión de sus músculos y articulaciones. Eran tan relajantes sus momentos en el agua que en repetidas ocasiones se quedó dormido en sus brazos. Su amiga Hannah inmortalizó uno de estos momentos en una fotografía.
Al respecto, John mencionó que “cada vez que entraba al agua, no nadaba, solo quería agarrarme del hombro y abrazarme con el pie. Un día, incluso, de repente se quedó dormido”. A pesar de los cuidados, amor y entrega de su tutor, Schoep falleció. Pese a que el dolor invadía el corazón del hombre, se quedó con la satisfacción de brindarle a su amigo la mejor vida que pudo tener, nunca fue abandonado por su propietario.
Estas historias son las que nos llenan el alma, pues una persona se compromete con su mascota para toda la vida. La conexión, el amor y el compromiso entre ellos permitieron que sus vidas estuvieran llenas de buenos momentos. Cuando unimos nuestra vida a la de nuestras mascotas, debemos estar conscientes de que esta unión será para siempre, procurando su bienestar.
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