¿Qué pasó con los conejos en Australia?

Estos mamíferos, que se reproducen con enorme rapidez, fueron introducidos en el país de Oceanía y provocaron una gran alteración en el ecosistema; fue tal el daño que desplazaron y extinguieron a otras especies
¿Qué pasó con los conejos en Australia?
Eugenio Fernández Suárez

Escrito y verificado por el veterinario Eugenio Fernández Suárez.

Última actualización: 07 marzo, 2018

La historia de los conejos en Australia es uno de los mayores ejemplos de una mala gestión de la fauna por parte del ser humano, y de los estragos que pueden causar las especies invasoras en nuestros ecosistemas.

Las especies invasoras son animales que se introducen a un ecosistema que no es el suyo y causan problemas; principalmente desplazan a otras especies de fauna y flora, lo que amenaza la salud de los ecosistemas en los que son introducidas.

Introducir conejos en Australia: una mala idea

El conejo no era un animal que viviera en el continente australiano, es por ello que alguien tuvo que traerlo. En concreto, la idea acontece a finales del siglo XVIII, a través de Thomas Austin, el cual liberó 24 conejos con la idea de practicar la caza en su nuevo hogar.

El conejo es un animal con una enorme capacidad reproductiva, y las pocas parejas que trajo Thomas se multiplicaron como la pólvora en territorio australiano. Con un celo cada tres semanas, una gestación de un mes y camadas de hasta 14 gazapos, este lagomorfo se reprodujo rápidamente en Australia.

A los pocos años, los conejos empezaron a arrasar con las praderas y zonas agrícolas australianas, lo que provocó el desplazamiento de muchas especies e incluso la extinción de otras.

Plaga de conejos en Australia: cómo se dio el fenómeno

El consumo de forraje por parte de los 10 000 millones de conejos que había en 1920 produjo erosión, desertización e impactos en la agricultura cuyo coste para Australia sería de 350 millones de dólares anuales.

Las soluciones contra los conejos en Australia

El problema es que además no se plantearon en un inicio las soluciones adecuadas para este problema. Una de las principales medidas que se llevó a cabo en su momento fue introducir a otra especie invasora: el zorro rojo.

Lo cierto es que esta medida se convirtió en un auténtico fracaso: el conejo se multiplicó en ausencia de depredadores, y de igual manera los zorros causaron estragos en los diferentes marsupiales, no acostumbrados a la presencia de este cánido.

El zorro predó especialmente sobre las aves; la disminución consecuente de aves que consumían insectos y el impacto de los conejos propició una enorme sequía en los años 20, durante la cual se cazaron miles de koalas, tanto por la hambruna como por ser señalados como causantes del problema.

La guerra biológica contra los conejos en Australia

Posteriormente, se empezaron a usar soluciones como venenos, vallados y finalmente, las armas biológicas: los australianos decidieron traer una de las enfermedades más peligrosas para el conejo, es decir, la mixomatosis.

La medida fue efectiva en un inicio y acabó con 5oo millones de conejos. Sin embargo, los supervivientes, más resistentes a la enfermedad, tuvieron una descendencia que heredó esas resistencias, y la mixomatosis terminó convirtiéndose en un simple resfriado.

Plaga de conejos en Australia: consecuencias económicas

El siguiente paso fue usar otra de las grandes enfermedades que afectan al conejo, la enfermedad vírica hemorrágica. Los experimentos iniciales se hicieron de forma aislada en una isla, pero los mosquitos propagaron la enfermedad. Aún así, el efecto fue el deseado y el 60% de la población de conejos de este país fue diezmada.

Recientemente, los australianos han seleccionado y liberado una nueva cepa de esta enfermedad, que se dice que es tan mortal como el ébola y tan contagiosa como la gripe. A pesar de que solo afecta a conejos, las autoridades internacionales en salud animal han tachado la medida de irresponsable.

Un ejemplo del problema de las invasoras

A día de hoy parece que las poblaciones de conejo se han reducido y ha mejorado la salud de diversas poblaciones de animales autóctonos; muchos biólogos apoyan la tesis de que, aunque la reducción de los conejos ha funcionado, muchos creen que las medidas conservacionistas del Gobierno australiano están detrás de la mejora.

Sin embargo, parece claro que los experimentos australianos demuestran que no se puede controlar la naturaleza, y aún a día de hoy se teme que estos virus muten en Australia e incluso puedan llegar a Europa.

De hecho, las enfermedades con las que se han jugado en Australia son las responsables del descenso de las poblaciones de conejo en España, y en consecuencia del lince ibérico, que ha visto a su principal presa muy reducida.

El caso de los conejos en Australia pone de manifiesto el peligro de llevar especies de otros ecosistemas a espacios naturales, y llama al ser humano a tener cuidado y cautela a la hora de jugar a ser Dios con nuestra fauna.


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