Niños y mascotas, la mejor combinación

Niños y mascotas, la mejor combinación

Escrito por Yamila

Última actualización: 27 noviembre, 2017

Aquellos que tienen hijos, deben saber que traerles un perro a casa será un antes y un después en el desarrollo de los pequeños. Los beneficios que aporta un animal a temprana edad son innumerables. En este artículo te contaremos por qué niños y mascotas son la mejor combinación.

Niños y mascotas: beneficios de todo tipo

Se pueden notar las diferencias entre aquellos pequeños que tienen una mascota en casa y los que no. Los primeros son más sociables, comparten más, les gusta jugar en compañía y expresan mucho mejor sus sentimientos.

Niños y mascotas son un dúo inseparable desde el primer momento. Ya sea que el primero en llegar sea el perro, o que el animal arribe después de que los hijos tengan cierta edad. Los beneficios que aportan los canes son innumerables a cualquier edad, pero en la niñez tienen efectos duraderos (para siempre).

Para los peques, jugar con su perro en el parque o en la sala contribuye al desarrollo educativo y social, debido a que los obliga a asumir ciertas responsabilidades. También aumenta la autoestima y mejora la integración familiar. A su vez, aprenden sobre el respeto a todos los seres vivos, sobre los cuidados que otros integrantes de la familia necesitan, y hasta de sentimientos de seguridad y competencia (ambos fundamentales para conseguir equilibrio emocional).

¿Por qué un niño debería tener una mascota?

Sólo aquellos que han tenido un perro o un gato desde pequeños saben lo que es tener un compañero de aventuras fiel. Con una mascota, nunca se termina la diversión. Pero, además, esta relación entre niños y mascotas trae como consecuencia otros beneficios:

1. Reduce las enfermedades respiratorias

Aquellos pequeños que crecen con perros (sobre todo si el animal ya está en la casa cuando nacen), tienen menos riesgo de desarrollar asma o alergias comunes. Los pelos y microbios del animal fortalecen el sistema inmunitario del bebé, a diferencia de lo que se cree.

2. Se aprende sobre responsabilidades

Cuidar a una mascota no es algo sencillo, y, si se le enseña al niño para que se haga cargo de las necesidades básicas (alimentarle, pasearle, jugar con él), sabrá qué es ser responsable. Esto puede incluso aumentar el autoestima en aquellos pequeños muy tímidos o con dificultades para seguir órdenes.

3. Disminuye el estrés y la ansiedad

Los niños con problemas de atención o hiperactivos pueden encontrar tranquilidad en su mascota. También se recomienda en los pequeños con autismo o ciertas enfermedades relacionadas al sistema nervioso. Un perro es un bálsamo de paz en nuestro hogar, incluso cuando todavía es cachorro.

4. Mejora las relaciones interpersonales

Las personas que durante la niñez tuvieron un peludo, tienen menos dificultades para socializar en diferentes etapas de la vida (no sólo en la escuela). La relación de niños y perros, en este caso, permite que luego puedan entablar conversaciones con gente de su misma edad o no.

5. Se consiguen mejores resultados en la enseñanza

Por ejemplo, un niño que le lee un cuento a su mascota, o uno que hace sumas y restas delante de su amigo, tendrá menos vergüenza o problemas para hacerlo que frente a sus padres, maestros, compañeros o familiares. El animal no lo interrumpirá, no se reirá de él cuando se equivoca, y no lo presionará para que sea el mejor.

6. Los niños son más felices

Quizás se deba a que tienen un amigo siempre dispuesto a jugar con ellos, o que una mascota estabiliza nuestra presión arterial, pero lo cierto es que los pequeños con perros son más felices que aquellos que no tienen uno en casa.

7. Crea un gran vínculo amoroso

Cuando tenemos un perro en nuestro hogar, también desarrollamos los vínculos con nuestros hermanos, padres y demás miembros. Sobre todo, en lo que se refiere a compartir objetos. También en ayudar en las tareas cotidianas, o prestar atención a las necesidades de los demás.

8. Disminuye la soledad

Con la tendencia de no tener más de un hijo, muchos pequeños no tienen amigos en las primeras etapas de la vida. Un perro no reemplaza a un hermano humano. Sin embargo, evita las consecuencias de la soledad o de estar siempre en contacto con adultos.


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