Mixomatosis: pandemia silenciosa en conejos

La mixomatosis es una enfermedad que se da en conejos, y llegó a reducir en algunos países sus poblaciones hasta en un 50 %. Aquí te comentamos el origen de esta pandemia y sus consecuencias.
Mixomatosis: pandemia silenciosa en conejos

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 09 febrero, 2022

Varias pandemias han tenido lugar en el mundo animal, algunas de ellas con efectos devastadores. Un ejemplo de esto es la mixomatosis.

Los animales también sufren infecciones por parte de diversos patógenos. Hay múltiples ejemplos de enfermedades de rápida dispersión en el mundo animal, por ejemplo, el quitridio de los anfibios. Este pequeño hongo es el causante del declive de más de 500 especies de ranas y sapos por todo el mundo en muy poco tiempo.

Nos sonarán, por cercanía, otras afecciones como la gripe porcina o la gripe aviar, pero sin duda una de las más destructivas para la especie hospedadora ha sido la mixomatosis de los conejos. Aquí te mostramos qué es la mixomatosis, como identificarla, y los efectos que ha tenido sobre las poblaciones naturales.

Pandemia de origen humano

La mixomatosis es una enfermedad infecciosa de origen vírico que afecta a los conejos y a la liebre ibérica. Se manifiesta de manera clara en el hospedador con tumefacciones en la piel, conjuntivitis, fiebre, y ceguera. De media, el individuo afectado muere en 13 días.

En los años cincuenta, el conejo salvaje Oryctolagus cuniculus estaba considerado una plaga en varios países de Europa (Gran Bretaña, Alemania, y Francia). Tal y como recoge esta publicación científica, desde el año 1800 las poblaciones de esta especie aumentaron de manera desmesurada debido a cambios climáticos, reducción de depredadores naturales y expansión de la agricultura.

Los conejos causaron al rededor de 50 millones de libras de pérdidas  anuales por su destrucción de cultivos en Reino Unido.

Debido a esta preocupante situación económica, un médico francés decidió realizar un experimento en el año 1952. En su finca privada de tres kilómetros cuadrados situada en Francia, decidió inocular a dos conejos con el virus de la mixomatosis, descubierto y aislado en Uruguay en 1896.

Los resultados fueron “prometedores” en lo que a control de plagas se refiere, pues el 98 % de los conejos de su propiedad murieron en menos de seis semanas. Lo que este investigador no vaticinó fue el efecto devastador que tendría su estudio sobre miles de poblaciones salvajes de conejo.

La mixomatosis diezmó poblaciones de conejos en todo el mundo

Un estudio con estragos globales

Al cabo de cuatro meses, se constató sin ningún tipo de duda que la enfermedad había conseguido salir de la finca del investigador, pues se encontró un conejo infectado a 5o kilómetros de distancia de la misma.

Gracias a su letalidad hasta del 99 % en muchas poblaciones y su facilidad de transmisión (mosquitos y pulgas podían llevar el virus, infectando a los conejos con una simple picadura), en menos de un año casi el 50 % de los conejos de Francia habían muerto debido a la enfermedad.

La mixomatosis se propagó de manera muy rápida por toda Europa occidental, y se llevó por delante miles de poblaciones salvajes y trajo consigo efectos colaterales. Especies tales como el lince ibérico, especializado en la caza de conejo incapaz de adaptarse a otras presas, también se vieron drásticamente afectadas por este virus.

Otros depredadores como el águila imperial ibérica también se vieron dañados, pues perdieron en ciertas épocas hasta el 70 % de sus nidos por falta de presas.

Un final esperanzador

Por suerte, estudios recientes como este arrojan resultados esperanzadores en lo referente a la expansión de la mixomatosis. Se ha demostrado que las crías de madres que presentan anticuerpos para esta enfermedad sufren mucho menos sus efectos. 

Por lo tanto, se puede decir que las poblaciones están desarrollando una inmunidad genética ante el virus. Los conejos infectados cada vez presentan menores probabilidades de morir, y transmitirán a su descendencia una fortaleza aún mayor para combatir la posible infección.

Esto hace que el virus esté en circulación, ya que existen muchas posibilidades de reinfección y animales asintomáticos, pero la mortalidad baja enormemente y permite a esta especie convivir con la enfermedad.

A pesar de las buenas noticias, es obligatorio hacer una reflexión a nivel humano tras conocer estos datos. Si una cosa nos ha enseñado la mixomatosis, es que no podemos modelar los ecosistemas naturales a voluntad propia. Introducir enfermedades y agentes infecciosos en poblaciones salvajes puede tener efectos devastadores, y quizá sea imposible revertir los procesos una vez iniciados.

Conejos en Australia: plaga

La clave se encuentra en un equilibrio natural. Las propias cadenas tróficas de los ecosistemas nos muestran soluciones, más lentas y costosas pero muchísimo más eficaces y éticas ante el control de cualquier plaga.

Aumentar la viabilidad de los depredadores naturales, por ejemplo, es un medio para reequilibrar un entorno natural en el que una especie se ha convertido en plaga por acciones humanas.

El respeto a la naturaleza que nos rodea y a las especies que la conforman es esencial para que este tipo de sucesos no vuelvan a repetirse.


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