Martinete común: hábitat y características

De ojos rojos, plumaje elegante y hábitos nocturnos, el martinete es una de las garzas más llamativas de nuestra fauna.

Escrito y verificado por el biólogo Francisco Morata Carramolino.

Última actualización: 13 julio, 2021

El martinete común, de nombre científico Nycticorax nycticorax, es una garza abundante y muy bien distribuida por casi todo el mundo. A pesar de ello, resulta más difícil de observar que muchos de sus parientes, debido a sus curiosos hábitos nocturnos.

Esta bellísima ave se encuentra fuertemente asociada a los humedales, ecosistemas de enorme valor ecológico que están en constante riesgo por las acciones del ser humano. Si quieres aprender más sobre ella, sus características, comportamiento y los hábitats que ocupa, te invitamos a seguir leyendo.

Hábitat del martinete común

Como es típico de las garzas, N. nycticorax es una ave claramente ligada a los medios acuáticos. Parece mostrar preferencia por las masas de agua dulce, aunque también puede encontrarse en aguas salobres o saladas.

Esta ave suele aparecer en todo tipo de humedales, siempre que cuenten con una vegetación muy desarrollada. Los martinetes necesitan especialmente vegetación arbórea en las riberas, pero también vegetación palustre. De este modo, pueden aparecer en ríos, lagos, charcas, embalses, arrozales, marismas y manglares, entre otros.

El martinete común goza de un rango de distribución muy amplio. Aparece en todos los continentes con excepción de Oceanía, aunque su área de forrajeo está fragmentada a lo largo de todo este territorio. En España, habita en las cuencas del Tajo, Duero, Guadiana, Ebro, Guadalquivir y otros grandes ríos. También se puede ver en humedales costeros.

Algunas de las poblaciones, en particular en el hemisferio norte, son migratorias. Por el contrario, muchos de los núcleos poblacionales del sur son residentes. La mayoría de poblaciones españolas son estivales, aunque existen algunas colonias residentes.

Por último, cabe destacar que su rango está dividido entre 4 subespecies diferentes, denominadas N. nycticorax falklandicus, N. n. nycticorax, N. n. obscurus y N. n. hoactli.

Características físicas

El martinete común es una garza de tamaño mediano. Su longitud se sitúa entre los 58 y 65 centímetros, mientras que la envergadura alar suele oscilar entre los 90 y 100 centímetros. Destaca por su complexión más rechoncha que la de otros ardeidos.

Esta ave suele mantener el cuello recogido, por lo que puede dar la impresión de que no tiene. Aunque es capaz de estirarlo de forma sorprendente, su cuello sigue siendo más corto y ancho que el de otras especies relacionadas. Además, el pico y las patas del martinete son cortos y gruesos.

La coloración de los adultos es sólida, elegante y llamativa. La parte superior de la cabeza, el pico y el dorso son negros, mientras que las alas son grises. La cara, el cuello y la parte ventral del cuerpo son blancos. Los ojos son de un rojo oscuro e intenso. Además, los individuos reproductores portan plumas largas y blancas en la nuca.

Por otro lado, los juveniles son menos atractivos. Se presentan con tonos pardos y estriados de blanco, con motas claras y anchas en las alas. El pico y las patas son amarillentos, mientras que los ojos son anaranjados.

En vuelo, el cuerpo del martinete común da un aspecto robusto y compacto, con la cola corta y patas cortas, y las alas bastante amplias y largas. El pico se mantiene ligeramente inclinado hacia abajo en todo momento.

Alimentación del martinete común

La dieta de este animal es oportunista y se adapta a las condiciones del entorno. Los martinetes se posan en el borde del agua o sobre la vegetación, lugares en los que esperan pacientemente a que aparezca una presa. Una vez detectada, la atrapan con un rápido golpe de cuello.

Con esta estrategia, estas garzas se alimentan de verberados e invertebrados de todo tipo. Entre sus víctimas habituales se encuentran peces, anfibios, lagartos, tortugas, serpientes y mamíferos. También comen pollos y huevos de otras aves, así como crustáceos, insectos y otros invertebrados.

Comportamiento y reproducción

Esta especie es nocturna, aunque no de forma estricta. Puede estar activa también durante el crepúsculo y el amanecer. En ocasiones se alimenta durante el día, sobre todo en la época reproductiva, aunque por lo general se mantiene oculto en los árboles, donde duerme.

Los martinetes crían en grandes colonias durante la época reproductiva, que pueden compartir con otras especies similares. Entre ellas se encuentran las garzas reales, garcetas comunes, garcillas bueyeras y moritos. Durante el resto del año, algunas poblaciones preservan sus hábitos gregarios, mientras que otras se mantienen solitarias.

A modo de nido, estos ardeidos construyen una gran plataforma rudimentaria de palos, ramas y vegetación. Los sitúan entre 2 y 50 metros por encima del agua, en la vegetación ribereña. Los machos aportan el material, pero son las hembras las que construyen el nido.

Estado de conservación

Por suerte, esta ave parece gozar de un estado de conservación favorable. Aunque sus números podrían estar disminuyendo lentamente, el martinete cuenta aún con una población enorme a día de hoy.

A nivel global, se estima existen entre 570 000 y 3 730 000 individuos. En Europa, el número asciende a las 60 000-86 100 parejas, mientras que España cuenta con 2170-4430 parejas. Cabe destacar que estas cifras fluctúan bastante dependiendo del año.

Además, el rango de distribución de N. nycticorax es inmenso, lo que siempre aporta un grado de seguridad extra a la conservación de las especies. Por todo ello, este animal está clasificado como “De Preocupación Menor” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

A pesar de ello, existen amenazas que perjudican al martinete. La sequía, la destrucción y la alteración de los humedales, la contaminación mediante pesticidas y algunas enfermedades son factores a considerar. La persecución humana en lugares dependientes de la acuicultura es otra de sus amenazas más importantes.

El martinete es una discreta pero representativa ave de los humedales de todo el mundo. Con un poco de paciencia —y a medida que atardece— es posible disfrutar de su presencia, siempre desde una distancia adecuada y sin producir molestias.