Los piratas del cielo

Hablar de piratas del cielo nos puede hacer pensar en seres enormes y peligrosos, enemigos del ser humano. Pero nada más lejos de la realidad.
Los piratas del cielo
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 06 abril, 2020

Los anisópteros, conocidos vulgarmente como libélulas, son los piratas del cielo. Sus ninfas son acuáticas, por lo que se suelen encontrar en las cercanías de lagos, ríos o pantanos. Se les llama “piratas” por vivir cerca del agua y depredar sobre todo tipo de de abejas, mosquitos, moscas de agua, etc.

Son lo que se podría denominar como “insectos atractivos”, un poco como sucede con las mariposas. Por eso se benefician de un trato favorable por parte del ser humano, en términos generales. Y el hecho de que sean inofensivos probablemente ayude.

Características generales de los anisópteros, piratas del cielo

Los piratas del cielo son paleópteros, es decir, animales que no pueden plegar sus alas sobre el abdomen, típico de los insectos alados más primitivos. Estas alas son, además, de gran tamaño, fuertes, traslúcidas e irisadas. De aspecto elegante, machos y hembras presentan colores diferentes.

Libélula: comportamiento

Además, se caracterizan por sus grandes ojos multifacetados o compuestos y un abdomen alargado y fino.

Estos insectos tienen la suerte de ser bastante apreciados entre los humanos. Esto se debe a dos factores:

  • No pican, es decir, no son hematófagos y no se alimentan sobre el hombre.
  • Comen otros insectos muchos mas molestos y que, en ocasiones, son transmisores de enfermedades graves.
  • Cogen las presas al vuelo, entre las patas, y luego se posan en ramas secas o juncos para despedazarlas con sus fuertes mandíbulas.

Por otro lado, se clasifican entre los insectos más veloces. Se cree que pueden llegar a volar hasta a 100 kilómetros por hora, realizando magistrales acrobacias. Y recorren distancias muy largas.

Los piratas del cielo ¿tienen algún competidor?

El caballito del diablo, uno de los piratas del cielo.
Fotografía de: Frayle | Flickr.com

Las libélulas se confunden a menudo con los caballitos del diablo, creyendo que se trata del mismo animal. Sin embargo, se trata de grupos diferentes. Es cierto que ambos pertenecen al orden Odonata, caracterizado por cabezas anchas, abdomen alargado y 4 alas membranosas. Pero también presentan numerosas diferencias:

  • A nivel filogenético, pertenecen a dos subórdenes diferentes. Las libélulas, como ya hemos visto, son anisópteras. Y los caballitos del diablo, zigópteros.
  • Las alas posteriores de una libélula son mayores que las anteriores. Sin embargo, los caballitos del diablo tienen ambos pares del mismo tamaño.
  • Los ojos de la libélula son extraordinariamente grandes, compuestos de muchas facetas, y están muy separados. Por su parte, los de los caballitos del diablo parecen asentados sobre unos resaltes y están muy juntos.
  • Cuando reposan, las libélulas tienen siempre las alas extendidas. En cambio, los caballitos del diablo las pueden plegar al cuerpo.
Libélulas posadas en una planta.

A pesar de sus diferencias ¿se parecen?

Ambos insectos comparten ciertas características y similitudes, por ejemplo la vida acuática de sus ninfas. O la puesta de huevos en el entorno acuático.

Algunas especies sueltan los huevos directamente en el agua, hundiendo la punta de su abdomen en ella. Otras revolotean sobre aguas poco profundas y clavan la punta del abdomen en la arena para depositar los huevos.

Las ninfas de la mayor parte de odonatos permanecen en el agua durante, al menos, un año, si bien algunas especies continuan en ese estado dos o tres años más. Cuando están a punto de transformarse en adultos, las ninfas se arrastran fuera del agua para sufrir la muda definitiva.

Metamorfosis de los piratas del cielo.
Fotografía de: GBorrásG | Flickr.com

Habitualmente, las ninfas se alimentan de animales pequeños. Pero algunas de las especies más grandes atacan a los pececillos con sus mandíbulas retráctiles en forma de garra. Y en ocasiones se convierten en verdaderas plagas para las nidadas de huevos de peces.

¿Los piratas del cielo se merecen un trato de favor?

Como mencionábamos al principio, se trata de insectos más agradables a la vista que la mayoría. Y, además, tienen la suerte de resultar inofensivos para el hombre. Incluso son útiles, puesto que se alimentan de otros pequeños insectos más molestos que habitan en los cauces de agua.

¿Es esto suficiente para darles un trato preferente frente a otras especies de invertebrados? La respuesta científica es: NO. Ninguna especie puede ser tratada preferentemente por su aspecto o por su utilidad para el ser humano. Sin embargo, si su protección implica el cuidado de su hábitat, la respuesta podría ser: SÍ.

En la naturaleza existen especies que, por la razón que sea, generan mayos simpatía en los humanos. Y el esfuerzo de conservación que se ejerce en ellas ayuda, sin saberlo, a la conservación de otras especies o espacios naturales. De manera que, si es por el mantenimiento de la biodiversidad, podemos darles a los piratas del cielo un trato de favor.


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