Insectos inofensivos pero de aspecto amenazador

Algunos insectos, debido a su aspecto amenazador, no resultan del todo amigables a simple vista. Pero la mayoría de ellos son inofensivos para el hombre e incluso, útiles.
Insectos inofensivos pero de aspecto amenazador
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 13 julio, 2020

Los coridálidos o patudos son una familia de insectos de gran tamaño y aspecto amenazador. Son más conocidos en su fase larvaria que en su etapa adulta, por el simple hecho de que se utiliza como cebo para peces.

¿A qué se debe este aspecto amenazador? ¿tiene una explicación defensiva o se trata de otra cosa? Los humanos, en muchas ocasiones, nos equivocamos al asociar determinados caracteres externos de los animales con una amenaza.

En consecuencia, tendemos a querer eliminarlos, pasando por alto la importancia ecológica de esa especie. Aquí te resolvemos algunas de estas dudas y te mostramos cómo, a veces, los animales de aspecto más amenazador son los más necesarios.

Generalidades sobre Corydalus cornutus, el insecto de aspecto amenazador

Los coridálidos pertenecen al orden Megaloptera, que se distribuye por todo el mundo. Su aspecto amenazador se debe a que los machos poseen dos grandes mandíbulas en forma de hoja de guadaña.

Son insectos de alas grandes, con protuberantes vasos sanguíneos, que crean dibujos fascinantes en su superficie. Las alas suelen tener una coloración pálida o pardusca, con manchas o dibujos variados. Los individuos adultos, tanto machos como hembras, se caracterizan por disponer de ocelos como órgano visual.

Un insecto de aspecto amenazador.

Desarrollo larvario

Están considerados como uno de los órdenes más primitivos de insectos holometábolos, es decir, de metamorfosis completa. Producen larvas acuáticas, depredadoras y muy longevas. Además, son las más grandes de entre los insectos. En el resto de estadíos (huevo, pupa y adulto) son terrestres.

La fase de larva es la más larga de todo el ciclo biológico, siendo la fase adulta la más corta, efímera, con apenas unos días de vida.

La larva crece muy lentamente y cuando alcanza su pleno desarrollo (con una longitud de hasta siete centímetros) repta bajo las piedras de la orilla, para pasar al siguiente estadío. Como todos los insectos neurópteros, se transforma en ninfa dentro de un capullo tejido con seda.

La diferencia es que su seda es producida por el órgano hilandero y luego segregada por el ano, mientras que la seda de las mariposas procede de unas glándulas en su cabeza.

El adulto sale al cabo de unas semanas y presenta una envergadura alar que puede llegar a los 18 centímetros.

El aspecto amenazador de la fase adulta

Su gran tamaño, en comparación con otros insectos, es un factor importante a la hora de generar temor en los humanos. Pero lo que de verdad le da el característico aspecto amenazador son las grandes mandíbulas que presenta el adulto macho. Mandíbulas que, en realidad, solo tienen la finalidad de sujetar a la hembra durante el acoplamiento. Es decir, a menos que se sienta amenazado, no son apéndices utilizados para atacar.

Los siálidos, megalópteros sin ese característico aspecto amenazador

Sialis lutaria es un insecto primitivo cuyas larvas viven entre uno y dos años, permaneciendo en el agua, ya sea corriente o estancada. Siguen siendo larvas carnívoras, como las de los coridálidos. Y con sus poderosas mandíbulas en forma de pinzas agarran cualquier animal que pase por su lado.

Las hembras depositan sus huevos sobre el follaje, a la orilla del curso de agua. Ponen una sola masa de huevos que puede llegar a las 200 unidades. A lo largo de su vida pueden poner hasta 2000.

La larva tiene el cuerpo dividido en segmentos, cada uno de ellos con un par de apéndices articulados:

  • Los dos de la cabeza constituyen las mandíbulas.
  • Los tres del tórax los utilizan a modo de patas añadidas.
  • Los siete del abdomen funcionan como branquias.

El adulto, que posee largas antenas, vuela poco, pero si es molestado corre por los tallos y hojas y revolotea de un lado para otro. Si está tranquilo permanece quieto, con las alas plegadas sobre el dorso, o camina por las plantas o las piedras de la orilla del agua.

Durante su vida adulta, que es solo de unos pocos días, no se alimenta. Su único fin es el apareamiento y la reproducción, para dar lugar a una nueva colonia de larvas depredadoras. Una vez que el macho ha fecundado a la hembra su destino es ser devorado por otros animales. Lo mismo le sucede a la hembra una vez puestos los huevos.

Una larva de insecto de cuerpo entero.

¿Qué importancia tienen estos curiosos insectos?

La presencia de las larvas de estas especies en los cursos de agua sirve como indicador de su calidad. La mayoría de ellas requieren aguas oxigenadas sin nada de contaminación, aunque es cierto que con los años han ido desarrollando cierta tolerancia.

Cualquier especie indicadora debe ser protegida, puesto que nos ayuda a conocer una característica exclusiva de una región o la salud de un ecosistema. Por ello, por mucho que un animal, a priori, muestre aspecto amenazador, debe ser conservado como cualquier otro.


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