Falsos mitos del comportamiento canino 

Falsos mitos del comportamiento canino 

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 diciembre, 2017

La sabiduría popular es una fuente de diversos conocimientos, muchos de ellos de gran valor. Sin embargo, existen algunas creencias que pueden llegar a ser perjudiciales, en especial porque derivan en actitudes hacia los canes que no son las más adecuadas.

A continuación desvelamos algunos mitos del comportamiento canino.

Hay razas potencialmente peligrosas

Las razas potencialmente peligrosas no existen. Esta fue una categoría que se creó con el fin de eliminar el entrenamiento de perros para alentar a desarrollar personalidades agresivas.

La agresividad corresponde a malos procesos de socialización y educación, por lo tanto todos los perros son susceptibles de desarrollar este tipo de conductas.

Sin embargo, en casos de perros con mordidas fuertes y contextura grande y robusta, en especial si tienen como característica la territorialidad o la dominancia, pueden llegar a ser un verdadero riesgo en caso de que adquieran la agresividad como conducta.

Las conductas de los perros dependerán de la responsabilidad con la que se los eduque, por lo tanto no es cierto que existan razas genéticamente dispuestas a la agresividad. Las peligrosas son las personas que los educan para esos fines.

Los perros adoptan la personalidad del cuidador

perro con familia

Algo que es muy común escuchar es que los perros desarrollan personalidades similares a los del cuidador. Por lo tanto, si el cuidador es calmado y pasivo igual será la mascota, o si es activo, lo mismo pasará con el can.

Esto es falso porque la personalidad de los perros responde más a rasgos genéticos, su experiencia con el entorno y otros (incluyendo personas y animales) y de la educación que se le dé.

Si bien los hábitos que el cuidador le enseñe afectarán en parte la conducta del can, estos no son los que “crean” la personalidad. No obstante, sí pueden moldearla un poco a través del condicionamiento.

Los perros sienten culpa

Esto más que un mito es una mala interpretación del lenguaje corporal del perro. El principal vehículo de comunicación que ellos tienen con nosotros es precisamente su cuerpo y, por lo tanto, nos darán muestras evidentes de cómo se están sintiendo.

Además, los perros son muy buenos interpretando nuestro lenguaje corporal y nuestro tono de voz, por ejemplo, cuando hacen una travesura y nos enojamos.

Sin embargo los perros no sienten culpa (o, por lo menos, es lo que los estudios en esta materia demuestran). Ellos simplemente responden con una actitud sumisa para tratar de calmarte y evitar el castigo, como lo harían ante un perro alfa en un ámbito salvaje.

Canes de la misma raza tienen conductas iguales

Si bien existen características comunes que tienen los perros de la misma raza, y que están condicionadas por su código genético, la personalidad de los animales con cerebros complejos (al igual que nosotros) es diferente.

Por ejemplo, puede que en perros de la misma raza hayan predominado rasgos diferentes (incluso si son de la misma camada), y esto afectará notablemente su personalidad.

Igualmente se encuentra las experiencias que tiene cada can durante su convivencia contigo, por lo cual adquirir perros de la misma raza nunca significará que tengan la misma personalidad.

 

Si es asustadizo es señal de que fue maltratado

perro

La ansiedad en los perros tiene diferentes orígenes, aunque esta se deriva principalmente de malas experiencias, problemas de socialización o de autoconfianza.

En general el temor en los canes proviene de situaciones de aislamiento, ya sea total o parcial. Así, el perro no sabrá cómo responder ante determinados estímulos que son ajenos a sus vivencias, por lo que la respuesta natural será la de temor.

Los gruñidos son señal de un perro agresivo

Este mito es completamente falso. Los perros usan los gruñidos como una advertencia, e incluso los más dóciles usan este recurso.

Si bien gruñir puede ser una manera de intimidación, también suele ser una reacción ante el miedo, la incomodidad o el dolor.


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