Esperó 8 años en un refugio y finalmente pudo ser adoptado
Nuestro protagonista del día esperó durante ocho años en un refugio para ser adoptado. Él fue rescatado en el 2014 de un pueblo y fue conducido a un refugio, nadie lo quería porque se creía que era usado para peleas clandestinas, ganando la fama de “poco amigable”.
No obstante, cuando todo parecía perdido, un ángel apareció en su vida y la dio la tan esperada oportunidad. Sigue leyendo porque te tenemos todos los detalles.
El perrito esperó durante 8 años para ser adoptado
Cuando encontraron al perrito, este se encontraba sin correa y con claras señales de ser usado para peleas. Muchas personas lo rechazaron al saber esta parte de su historia porque pensaban que era “poco amigable”. Cada año que pasaba era una oportunidad menos de ser adoptado.
Es bien sabido que en los refugios hay muchos perritos, pero los cachorros y los perros más saludables son los primeros en tener hogar. Ese no era el caso de Chase, como fue bautizado nuestro protagonista. Él no solo era adulto, sino que tenía cicatrices en su cuerpo, producto de los enfrentamientos a los que lo obligaban a asistir.
Además, uno de los motivos por los que lo dejaban de lado era porque solía ladrarles a las personas cuando lo visitaban en el refugio. Parecía que todo estaba en su contra, pero el milagro estaba más cerca de los que se creía.
El milagro de la adopción estaba cerca para Chase
Chase esperó durante ocho años a que el milagro de tener una familia que lo amara para siempre llegara. Durante este tiempo, Samantha Torres, la líder de Furry Friends Adoption, Clinic and Ranch, refugio de Palm City, Florida (Estados Unidos), quien lo recogió en las calles, lo cuidó cada día.
Ya en 2019, llegó una nueva persona a su equipo, se trataba de Tracie Lundy, una mujer de 52 años, quien se enamoró profundamente de la personalidad del can. “Él no era particularmente amigable y actuaba distante, por lo que los posibles adoptantes lo pasaron por alto. Pude ver que tenía un peligro extraño”, le contó a People.
A partir de ese reconocimiento, ella empezó a ganarse su cariño con golosinas y dándole paseos. Pasó poco tiempo y él supo que podía confiar en ella y empezaron a cumplir esta rutina sin mayores problemas. “Una vez que llegué a conocerlo y superé su exterior duro y su acto de tipo duro, vi que era suave y sensiblero por dentro. Eventualmente, me dio mis besos”, comentó.
Después de tanto, Tracie tuvo que retirarse del trabajo, pero prometió volver por él. No lo llevó con ella en ese momento porque tenía otro can y poco espacio, pero como una señal del cielo, su compañero falleció y ella no dudó en ofrecer este espacio a Chase, ya con 9 años de edad.
“¡Está tan feliz! Después de tantos años de vivir en una perrera, pensé que la adopción sería un gran cambio, pero él está bien y duerme toda la noche. No aúlla. ¡Es un teleadicto!”, concluyó la feliz adoptante.
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