¿Es malo hacer enojar a mi perro?

Vamos a contarte si es malo hacer enojar tu perro o no, así como las formas en que él te advierte de que se siente molesto.
¿Es malo hacer enojar a mi perro?

Última actualización: 26 diciembre, 2021

Más allá de decir si es malo o no hacer enojar a tu perro, hay que pensar en cómo esto influye en su conducta. Por ello, te contaremos cuáles son esas acciones que llevan a hacer rabiar a la mayoría de canes, las señales que advierten que están molestos y sus consecuencias.

Aunque es habitual jugar brusco o molestar a los cánidos desde que son cachorros sin ninguna mala intención, este es un comportamiento que se desaconseja por parte de todos los profesionales en conducta animal. Sigue leyendo para descubrir las razones que hay detrás de esta recomendación.

Acciones que hacen enojar a tu perro

Cuando los perros son cachorros, sus expresiones de molestia suelen despertar ternura en algunos tutores inexpertos, llevándolos a realizar acciones incómodas una y otra vez, incluso cuando ya son adultos. Entre ellas encontramos 3 que son muy comunes, en las que profundizamos a continuación.

1. Soplarle en la cara o en las orejas

Esta es una de las conductas más usuales y que más hacen enojar a tu perro. Si bien no es malo en términos de salud, no es agradable para él. Ante cada soplo, el animal suele morder el aire, colocar la pata, ladrar o gruñir, lo que provoca risas por parte del dueño y la repetición de la acción, aumentando la molestia. En el fondo, el can no se lo está pasando nada bien.

2. Molestarlo cuando está dormido

El contacto físico para nosotros los humanos es muy normal, así como lo es en algunos momentos para otras especies (como los perros). No obstante, las caricias y los apapachos cuando tu peludo está dormido pueden indisponerlo y hacerlo enojar.

Ten presente que, como ocurre contigo, cuando el cánido se echa a dormir o a tomar un descanso lo que desea es tener un momento para reposar y reponer fuerzas. Empezar a molestarlo puede hacerlo rabiar, estado emocional que empeorará si lo despiertas de un grito o con una palmada que lo altere sin explicación alguna.

Un chihuahua agresivo mirando a cámara.

3. Tirarle de las patas o jugar brusco

Algunos tutores suelen jugar brusco con sus perros e incluyen acciones como agarrarlos las patas o tirarles del pelo, lo que los hace enojar bastante. Recuerda que, por adorables que sean, los animales nunca van a ser tus juguetes personales.

Esto no solo los hace rabiar, pues también provoca que los canes se confundan cuando se les da un comando que requiere el uso de señales. En vez de atender, es probable que reaccionen con agresividad, ya que pensarán que estás atacando.

Señales de que tu perro está enojado contigo

Es común creer que los gruñidos y los ladridos son las únicas señales de que un perro está enojado, pero hay otras que vale la pena identificar. Te contamos cuáles son en la siguiente lista:

  • Posición de las orejas: cuando se observa que un can tiene las orejas hacia atrás con la cabeza baja, la boca cerrada y los labios apretados, está comunicando que está molesto con su tutor.
  • Bostezos continuos: significa que el perro está estresado, agitado o molesto.
  • Lamido de los labios: cuando esta conducta se presenta sin que haya comida cerca, puede indicar que el cánido está angustiado o siente rabia.
  • Ausencia de contacto visual: este comportamiento es uno de los que mejor reconocen los tutores, pues tiene el mismo significado en el mundo humano.
  • No atiende las órdenes: si el peludo está adiestrado y no se queda quieto ni atiende la orden de sentarse, puede estar comunicando que está muy molesto para hacer caso.
  • Hace sus necesidades en lugares inadecuados: los perros no pueden hablar y por eso cambian sus hábitos para manifestarse, por lo que pueden orinarse en tus zapatos o en lugares inadecuados si están bravos.
  • Explosión de ira: es la señal más agresiva con la que el can demuestra su enfado y es algo peligroso para el tutor, ya que puede ser mordido.

Consecuencias de hacer enojar a tu perro

¿Es malo hacer enojar a mi perro? Más allá de ser algo claramente inconveniente, la cuestión es que trae consecuencias negativas sobre su comportamiento. El primer resultado desagradable para el tutor llega cuando desea jugar con su amigo de cuatro patas y este le responde con gruñidos y claras señales de que está molesto.

Por ello, es necesario que desde que es cachorro el dueño establezca hábitos de juego que incluyan horarios y juguetes determinados. Hay que evitar a toda costa que las manos del tutor sean objeto de mordiscos y aruñones. Asimismo, se debe parar el juego inmediatamente si el can gruñe o muerde para que comprenda que no es algo correcto.

Agresividad como respuesta a las caricias

Cuando el perro está acostumbrado a que su tutor lo moleste durante el descanso con caricias y palmadas, es normal que reaccione con agresividad si ve venir un acto similar. Así las cosas, el peludo podría hasta morder al tutor al comprender de forma negativa una caricia (incluso si está despierto).

Por otro lado, el humano debe evitar soplar al perro de frente, pues si este se molesta en exceso puede morderle la cara. Algunas personas abandonan a sus mascotas tras un aparente ataque justificándose con una supuesta conducta agresiva, cuando en realidad es el tutor quien ha faltado al respeto en primera instancia.

El lenguaje corporal en perros es muy claro.

Cuida el vínculo afectivo con tu perro

Los perros tienen la facilidad de establecer lazos estrechos con sus tutores y los contemplan como un referente. Por ello, es muy importante que el humano le dé un buen ejemplo a su canino, lo eduque y le otorgue pautas positivas de comportamiento.

Adiestrar a un animal de la manera incorrecta puede trae resultados negativos que desencadenen en conductas impulsivas, las cuales rompen esos lazos afectivos que se venía formando. No es malo hacer enojar a tu perro de manera esporádica y sin querer, pero hay que tener mucho cuidado de que no se repita a largo plazo.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Estévez, P., Ramil, U. Manual básico para la educación del cachorro. 2005.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.