El extraño virus que convierte a las orugas en zombis

Los zombis son una invención de la imaginación humana, pero la naturaleza siempre tiene formas de confirmar los pensamientos más oscuros de nuestra especie.
El extraño virus que convierte a las orugas en zombis
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 02 agosto, 2022

¿Te ha llamado la atención el título? Un virus que convierte a las orugas en zombis parece el prólogo de una novela de ciencia ficción, pero lo cierto es que, una vez más, la naturaleza nos muestra mecanismos dignos de las imaginaciones más retorcidas.

Si bien este proceso de zombificación no consiste en reanimar el cadáver de una oruga, sí que conlleva una modificación de su genoma y de sus impulsos básicos. ¿Te ha picado la curiosidad? Aquí te contamos cómo opera este virus de una manera sencilla y accesible, así que no te pierdas nada de lo que viene a continuación.

La oruga

Primero de todo, lo más importante es caracterizar a las 2 especies implicadas en esta interacción. El insecto hospedador del virus que convierte a las orugas en zombis es la Helicoverpa armigera, también conocida como gusano cogollero, oruga de la col, oruga del tomate u oruga del Viejo Mundo.

Se trata de una especie de lepidópteros muy extendida por el sur y el centro de Europa, así como por la zona templada de Asia, como en algunas zonas de Brasil. Se suelen alimentar de una amplia variedad de plantas, muchas de ellas cultivadas (de ahí su nombre).

Es en su fase de larva cuando se ve afectada por el virus zombificante. Si quieres conocerlo mejor, a continuación te hablamos de él.

¿Orugas o gusanos?

El virus

Por su parte, el virus que infecta al gusano cogollero pertenece a la familia de los Baculovirus. En el estudio publicado en 2022 que indagó en el fenómeno que nos ocupa, se utilizó un nucleopoliedrovirus (NPV) para infectar a dicha especie.

Este virus, según la investigadora principal del artículo (Xiaoxia Liu, importante entomóloga china), podría haber estado evolucionando junto a sus huéspedes desde hace 200-300 millones de años. El resultado de esta evolución es una curiosa y escalofriante (a ojos humanos) forma de propagarse que podrás leer a continuación.

Cómo opera el virus que convierte a las orugas en zombis

A pesar de que se habla de zombis para explicar este proceso de propagación de los baculovirus, lo cierto es que la modificación del comportamiento de la oruga responde a una agudización de sus sentidos. En el estudio antes citado, se infectó a la Helicoverpa armigera con un virus al que llamaron HearNPV y anotaron los cambios en su comportamiento.

Pues bien, el proceso es el siguiente: el baculovirus modifica los genes de las opsinas, las proteínas sensibles a la luz que contienen los ojos de las orugas de la col, volviéndolas más activas. Por otro lado, también afectó en el gen llamado TRLP, también implicado en la visión.

Es decir, el virus mejora la fototaxia de la oruga, haciendo que perciba mejor la luz.

Este secuestro visual que realiza el virus tiene un reflejo en el comportamiento del lepidóptero, ascienden por las ramas buscando la luz y encontrando la muerte en la zona más elevada. De esa manera, el baculovirus se consigue propagar por el aire de una forma más eficiente.

La importancia de la fototaxia en los insectos

Este proceso sorprende, y no solo por la incidencia que tiene sobre el comportamiento de la oruga, sino porque va en dirección contraria al ciclo vital de la misma. Los gusanos cogolleros, de hecho, suelen meterse bajo tierra para crear su crisálida y pasar el invierno haciendo la metamorfosis a salvo del frío.

Por tanto, se considera que la fototaxia de estas orugas es negativa, es decir, que tienden a alejarse de la luz. Para muchos insectos, la luz es fuente de orientación, calor y resguardo, si bien no es el caso de la especie que nos ocupa. Ahí radica el misterio de la modificación de la visión que el nucleopoliedrovirus opera sobre ellas.

Las orugas de la col no son las únicas zombificadas

Es posible que este proceso te parezca una de esas rarezas únicas de la naturaleza, pero lo cierto es que es una técnica de propagación más extendida de lo que se piensa. De hecho, existen varios organismos que la emplean, como los que tienes a continuación:

  • Ophiocordyceps unilateralis: esta especie de hongo ascomiceto infesta a las hormigas de la tribu Camponotini, empujándolas a subir a la parte superior de una planta, anclarse con las mandíbulas y morir. De su cadáver surge el hongo, que tiene vía libre para dispersarse por el aire.
  • Cordyceps: otro hongo ascomiceto que ataca a un hospedador e invade sus tejidos, de manera que acaba por reemplazarlos. Como curiosidad, se utiliza para elaborar fármacos contra el rechazo de órganos trasplantados.
  • Nematomorfos: este filo de gusanos parasitoides afecta, sobre todo, a diferentes especies de saltamontes y grillos. Una vez dentro de su cuerpo, libera una proteína que empuja al insecto a acercarse a zonas húmedas, donde muere ahogado y permite al gusano renovar su ciclo reproductivo.
Una oruga gato sobre una hoja.

Como ves, las estrategias de supervivencia de los parásitos pueden llegar a ser sorprendentes, incluso grotescas. No obstante, seguir investigándolos es seguir desentrañando los misterios de la naturaleza, inmune a las opiniones negativas que se puedan tener sobre sus métodos.


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  • Ng, T. B., & Wang, H. X. (2005). Pharmacological actions of Cordyceps, a prized folk medicine. Journal of Pharmacy and Pharmacology57(12), 1509-1519.
  • Liu, X., Tian, Z., Cai, L., Shen, Z., Michaud, J. P., Zhu, L., ... & Liu, X. (2022). Baculoviruses hijack the visual perception of their caterpillar hosts to induce climbing behaviour thus promoting virus dispersal. Molecular ecology31(9), 2752-2765.

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