Efectos de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad
Hoy en día, los transgénicos son una realidad. Muchos de los alimentos que son consumidos diariamente en muchos países del mundo provienen de agricultura transgénica.
Hasta el momento, ningún estudio publicado demuestra o sugiere que este tipo de productos tenga ningún tipo de repercusión negativa sobre la salud humana. Pero ¿existen efectos de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad?
El milagro de la genética
La transgénesis, entre sus múltiples usos, potencia la resistencia de los vegetales a multitud de plagas y no solo a nivel microscópico. El ataque de los insectos como pulgones, curculionidos y ácaros entre otros, merman la productividad de los cultivos. Como consecuencia, la cantidad de alimentos recolectada es insuficiente para una población humana que no deja de crecer exponencialmente.
Los transgénicos han llegado para quedarse, como única vía para evitar una hambruna mundial. No obstante, ¿cómo afecta este tipo de cultivos a los ecosistemas que les rodean? ¿cuánta rentabilidad tiene los cultivos transgénicos a la larga? Sigue leyendo si quieres resolver estas dudas.
Efectos de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad vegetal
Entre las plantas transgénicas y el resto de especies vegetales que existen alrededor de los cultivos hay un posible flujo de genes. Los científicos están de acuerdo en que, a través del polen, entre las plantas transgénicas y las silvestres puede ocurrir un cruzamiento.
Evidentemente, la capacidad que tiene un cultivo para cruzarse con otras plantas locales dependerá de si son parientes o sexualmente compatibles. Si se diera este caso, podría producirse un empobrecimiento de la diversidad genética en el mundo silvestre, ya que las transgénicas son más resistentes a las plagas y otros tipos de daños.
Si una planta híbrida resultante del cruce entre un transgénico y una planta silvestre tuviera alguna ventaja competitiva sobre la población silvestre, podría mantenerse en el medio ambiente y provocar cambios importantes en el ecosistema.
Aunque nos desagraden las plagas o no sean rentables, estas también forman parte del delicado equilibrio de los ecosistemas. De hecho, en la naturaleza, las plagas son poco probables debido a la diversidad de especies diferentes, tanto animales como vegetales.
Por esta razón, los científicos están desarrollando plantas transgénicas que estén imposibilitadas para reproducirse, es decir, estériles. De esta manera, la probabilidad de un flujo de genes es improbable.
Cómo afectan los cultivos transgénicos a los organismos que viven en el suelo
Las plantas crean relaciones muy estrechas con los microorganismos y otros animales que viven en el suelo. Estas bacterias y pequeños animales forman parte de la cadena detritívora, es decir, la encargada de la descomposición de los desechos y la movilización de los nutrientes. Según el tipo y la cantidad de nutrientes que se liberen, el número de microorganismos y su diversidad cambia.
Con respecto a esto, se han realizado casi un centenar de investigaciones en torno al potencial impacto de los cultivos Bt sobre el suelo y su biodiversidad. Los cultivos Bt son un tipo de maíz transgénico que libera una proteína llamada Cry de origen bacteriano. Esta proteína, al ser ingerida por las larvas de insectos barrenadores del tallo (plaga muy dañina del maíz), acaba con sus vidas.
Los estudios realizados se centraron en determinar el impacto de esta proteína sobre la biodiversidad de animales en el suelo. Los animales estudiados fueron cochinillas de la humedad, colémbolos, ácaros, lombrices de tierra, varios nematodos y caracoles. En ninguno de los casos se vio que esta proteína afectara a la presencia de los animales ni su abundancia.
Los efectos negativos de los cultivos transgénicos sobre los animales
Los cultivos transgénicos en sí no parecen suponer un riesgo para la diversidad animal, el problema son los peligros subyacentes tras esta nueva forma de cultivo que enriquece a ciertas empresas.
Estos efectos negativos de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad los vemos claramente en el cultivo de soja transgénica. Cada año, cientos de hectáreas de bosques y selvas tropicales son totalmente destruidas para el cultivo de este vegetal.
Pero, ¿por qué esta necesidad de cultivar soja en masa? Todo se debe a la elevada demanda de carne en el mundo. La gran mayoría de la soja transgénica cultivada está destinada a la alimentación del ganado. Por otra parte, estos animales también necesitan espacio para vivir, por lo que más bosques son destruidos para este fin.
La importancia de la diversidad de los cultivos
La agricultura que conocemos actualmente es el resultado de un largo proceso de domesticación de las distintas plantas que fueron alimento de los antepasados humanos.
Este mejoramiento, en las últimas décadas, se ha centrado en la rentabilidad económica. Como consecuencia, la diversidad genética de las plantas cultivadas se ha empobrecido enormemente, ya que no todos los vegetales son igualmente rentables.
Se ha estimado que unas 7000 especies de plantas han sido utilizadas por el ser humano en algún momento de su historia, pero solo cuatro cosechas aportan la mitad de la producción de vegetales en el mundo entero: trigo, maíz, arroz y patata.
La diversidad genética es crucial para el buen rendimiento de los cultivos, su resistencia natural a las plagas y la mejora de la calidad. En vistas al cambio climático, es importante mantener y mejorar la diversidad de los recursos genéticos de los cultivos para que así se garantice la resiliencia y su perpetuación en el tiempo.
Los cultivos transgénicos no son en sí mismos peligrosos, ni para la naturaleza ni para los seres humanos. El problema real reside en la deforestación, fragmentación y pérdida de los hábitats. Si se soluciona la amenaza del flujo genético entre los cultivos transgénicos y las plantas silvestres, la biodiversidad se verá menos amenazada.
En resumen, el problema mundial de los cultivos transgénicos es que tienen efectos directos sobre la deforestación. Esto debería hacer pensar al mundo en las necesidades reales de alimentación, pues además de intentar disminuir la generación de residuos y el uso que se da al suelo, el tipo de dieta hipercalórica que muchas personas tienen en la actualidad daña a los ecosistemas.
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