Demencia senil en perros: ¿qué dice la ciencia?

La ciencia ha descubierto las similitudes que existen entre el Alzheimer y la demencia en perros. Esto supone un gran paso para entender cómo se produce la enfermedad e incluso para encontrar un tratamiento.
Demencia senil en perros: ¿qué dice la ciencia?
Ana Díaz Maqueda

Escrito y verificado por la bióloga Ana Díaz Maqueda.

Última actualización: 12 octubre, 2020

La medicina veterinaria dirigida a mascotas en edad geriátrica avanza con rapidez. Esto se debe a que cada vez más animales de compañía llegan a esta etapa, gracias a los cuidados de sus tutores y a la evolución de la medicina veterinaria de pequeños animales.

Por desgracia, a la vez que las mascotas viven más, también aparecen más patologías derivadas de la vejez. Este es el caso de la demencia senil en perros. Esta patología canina es equiparable a la demencia en humanos —un buen ejemplo es el Alzheimer—, aunque existen más enfermedades neurodegenerativas asociadas a este suceso.

El científico W. W. Ruehl, junto a sus colaboradores, acuñó el término «síndrome de disfunción cognitiva» para explicar la degeneración que sufría el cerebro de algunos perros ancianos y que provocaba ciertos cambios en la conducta del animal.

¿Qué cambios se producen en el cerebro durante la demencia senil en perros?

El síndrome de disfunción cognitiva o demencia senil en perros es un trastorno neurodegenerativo típico de los canes en edad avanzada. Esto no quiere decir que todas las mascotas ancianas sufran demencia, pero sí es a esa edad cuando aparece.

Como ocurre en humanos, el cerebro de los perros cambia cuando estos llegan a una edad avanzada. Son modificaciones normales que, aunque puedan causar ciertos cambios de conducta o carácter, no son patológicas. Estos cambios son los siguientes:

  • Atrofia cortical, que suele causar una disminución progresiva de la visión.
  • Espesamiento y calcificación de las meninges. Se deposita calcio en las meninges en lugar de los huesos o dientes y puede interferir con las funciones cerebrales.
  • Dilatación de los ventrículos, los cuales forman parte del sistema por donde circula el líquido cefalorraquídeo.
  • Ampliación de los surcos y retracción de las circunvoluciones. Dicho de otra forma, el cerebro parece encoger.
  • Reactividad de la glía, que son unas células nerviosas involucradas en el mantenimiento de las neuronas y en el procesamiento de la información que viaja entre ellas.

Muchos de estos cambios pueden aparecer también en los procesos de la demencia senil en perros. Sin embargo, uno de los factores más importantes descubiertos hasta la fecha y que también aparece en el Alzheimer en humanos es la presencia de depósitos de una proteína llamada β -amiloide.

Un labrador mayor sobre un fondo blanco.

Acumulación de beta-amiloide durante el síndrome de disfunción cognitiva en perros

La proteína β -amiloide se acumula en los espacios entre las neuronas de distintas partes del cerebro, como el parénquima cerebral o sus vasos vasculares. Esta acumulación se denomina placa neurítica, senil o placa amiloide.

Aunque aún no se sabe cómo actúan exactamente estas deposiciones proteicas, sí se conocen las propiedades neurotóxicas del β -amiloide. Este compuesto compromete la función neuronal, causa daño en la sinapsis, mata a las neuronas y provoca un vaciamiento de neurotransmisores desde estas células muertas.

Según estudios, en función del tamaño de las placas neuríticas el grado de severidad de la demencia senil será mayor o menor. Este hecho es muy similar a lo que ocurre en el cerebro humano cuando padece Alzheimer.

Herencia genética y la demencia senil en perros

Algunas razas de perros parecen tener una disposición mayor que otras a la hora de llegar a padecer un síndrome de disfunción cognitiva. Este hecho está relacionado con la mutación en varios cromosomas, los cuales provocan la superproducción de la proteína β-amiloide.

Las investigaciones sugieren que, aunque los perros de raza pequeña son más longevos, no tienen tanta predisposición a sufrir demencia como los de raza mediana o grande. Del mismo modo, algunos científicos han observado que las hembras tienen más tendencia a desarrollar la disfunción que los machos.

De igual manera, los perros castrados son más propensos a sufrir estas patologías que los no esterilizados.

Tratamiento de la disfunción cognitiva en canes

Muchos de los síntomas de la demencia senil hacen que la relación entre el tutor y el perro pueda verse muy deteriorada, hasta el punto en el que la persona decide optar por la eutanasia o el abandono. El problema aparece cuando se diagnostica al perro con demencia senil, puesto que la patología no tiene cura o tratamiento óptimo.

A menudo, el tratamiento va encaminado a tratar y disminuir el estado de ansiedad que suelen sufrir los perros que padecen la enfermedad. En pocas palabras, en un periodo de tiempo muy corto el perro deja de entender el mundo que lo rodea y sufre tal estrés que despliega conductas poco deseables para los tutores, como la agresividad o la vocalización excesiva.

Un perro mayor tumbado.

Actualmente, el tratamiento que se usa en perros con demencia suele ser un conjunto de terapias que incluyen pautas de comportamiento específicas a la hora de tratar con el animal, diversos fármacos, nutracéuticos y dietas concretas.

Desafortunadamente, como el Alzheimer, la demencia senil en perros no tiene cura y simplemente se debe sobrellevar el proceso de la forma más amable y empática posible. El perro desconoce totalmente lo que le está ocurriendo y simplemente responde como su naturaleza le indica.


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