¿Cuándo una reprimenda conduce a una mala conducta en los perros?

¿Cuándo una reprimenda conduce a una mala conducta en los perros?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 02 diciembre, 2017

Mucho se habla sobre la educación de los perros, pero rara vez se habla sobre cómo debe impartirse. Existe una línea muy delgada entre corrección y otro tipo de acciones que pueden ser perjudiciales para tu mascota, así que te contamos cuándo una reprimenda conduce a una mala conducta en los perros.

Es importante, al igual que en la crianza de los niños, reprender a las mascotas cuando actúan de manera inadecuada De lo contrario, esta considerará que su actuar es apropiado y continuará cometiendo la falta con mayor frecuencia. Sin embargo, los castigos deben ser proporcionados y nunca excesivos.

Establece una estrategia

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Generalmente los castigos físicos corresponden a una incapacidad o a la inexistencia de una estrategia que te permita cortar con los malos hábitos. Así que lo mejor es que desarrolles una que le permita a tu mascota entender cuándo está haciendo algo indebido.

Es muy importante que tu mascota asocie determinada reprimenda con la acción que ha cometido o está cometiendo. Por lo tanto, esto debe ser algo repetitivo y en el momento en que el perro cometa la falta.

Algunas estrategias que puedes usar son:

  • Usar tu voz diciendo un fuerte ¡No! Los perros no entienden palabras, pero comprenden estados de ánimo y las diferentes tonalidades, que es una forma similar a su lenguaje de gruñidos.
  • Utiliza algo que haga mucho ruido, por ejemplo, un periódico enrollado, pero no lo uses para golpear al perro, sino alguna superficie y que este se sorprenda.
  • Usa tu lenguaje corporal, trata de cercarlo cuando haga algo que no te gusta y arrincónalo caminando hacia él y cerrándole el paso.
  • Has que se eche con la panza arriba. Esta es la manera en que los perros demuestran sumisión ante el alfa.
  • Utiliza el refuerzo positivo cuando el can haga algo bien.

Propiciando malas conductas

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Los castigos físicos o excesivos tienden a dañar la autoestima de tu mascota y hacen que te tome desconfianza. Por ejemplo, una de las formas más comunes de mala conducta motivada por reprimendas excesivas se da sobre dónde debe orinar la mascota.

Muchos cuidadores suelen perder los estribos cuando el perro, en especial si es adulto, orina o defeca donde no debe. Sin embargo, el uso de la violencia o los gritos lo que crea en ellos es un temor a hacer sus necesidades delante del cuidador, por lo que se agrava el problema, pues el perro se esconderá para hacerlas.

En este caso lo que se debe hacer es marcar los espacios donde el perro puede orinar, por ejemplo, usando papel periódico untado en su propia orina y dejarlo en el patio o donde determines que puede hacerlo. Cada vez que veas al perro orinando donde no debe, cárgalo y llévalo hasta el lugar que le has marcado. Esto tomará más tiempo, pero tendrá mejores resultados a largo plazo.

Igualmente, es importante determinar el origen de ciertas conductas. Por ejemplo, muchas de las actitudes destructivas o el ladrido excesivo que desarrollan las mascotas provienen de un estado de  acumulación de estrés o de aburrimiento.

En lugar de reprenderlo prueba sacándolo a pasear un rato o jugando con él. Pasa tiempo de calidad con tu mascota, pues un perro cansado, por lo general, permanecerá más tranquilo que uno que mantenga  energía acumulada.

Lo mismo ocurre con la agresividad. Esta muchas veces es el resultado de malos procesos de enseñanza, de encierro, maltrato o aislamiento. Deja que tu perro juegue con otras mascotas, sácalo con frecuencia y permítele conocer otros humanos. Esto creará un perro más social y equilibrado.

En general, la base de la educación canina se encuentra en el refuerzo de actitudes positivas, ya sea con comida, juguetes o caricias. Existen una gran variedad de métodos de enseñanza y adiestramiento que puedes consultar, así que no dudes en preguntar a algún experto o a tu veterinario. Lo más importante en este proceso es tu paciencia, rigurosidad y firmeza, pero también el afecto desempeña un papel crucial.  Recuerda que todo tiene una medida y piensa que las reprimendas que le impongas a tu mascota deben estar bien justificadas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.