Conoce a la crisopa, un insecto muy beneficioso
La crisopa es un insecto perteneciente al orden de los neurópteros, animales que se caracterizan por tener sus alas nervadas en forma de red o retículo. Se las puede encontrar por todo el mundo en diferentes entornos, pues por su gran adaptabilidad, resisten climas fríos, templados y tropicales.
Ante la creciente resistencia de las plagas a los diferentes insecticidas usados en la agricultura, la crisopa se ha presentado como una excelente solución al ser un increíble controlador biológico. En pocas palabras, este llamativo insecto se ha convertido en el arma depredadora de los agricultores frente a la acción de plagas como los áfidos, los ácaros, los lepidópteros y los pulgones. Conoce en las siguientes líneas todos los aspectos relacionados con uno de los mejores aliados de los productores de frutas y vegetales en todo el mundo.
Características físicas de la crisopa
La crisopa es un animal endopterigoto, es decir, que cuenta con una metamorfosis completa. De acuerdo con lo anterior, este insecto pasa por cuatro estados diferentes de desarrollo, los cuales son huevo, larva, pupa y adulto o imago.
Por un lado, las larvas son alargadas y de una coloración pálida con pequeños pelos que cubren todo su cuerpo. De igual manera, cuentan con una mandíbula conformada por dos piezas puntiagudas en forma de hoz.
Por otro lado, la crisopa adulta es de cuerpo alargado y estrecho. Cuentan además con dos pares de alas membranosas y reticuladas que miden unos 65 milímetros de largo. Su cuerpo es de color verde y sus ojos pueden ser de un amarillo cobre o dorados. Además, al igual que en la fase larval, posee dos piezas bucales bastante desarrolladas y adaptadas para masticar, ideales para devorar a sus presas.
Hábitat y alimentación
Tanto la larva como el adulto son considerados depredadores generalistas, pues se alimentan de muchos tipos de insectos como pulgones, moscas blandas, ácaros y lepidópteros. Incluso, es tal su voracidad que en su estado larvario pueden llegar a ser caníbales, es decir, comerse a los de su propia especie.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Zootaxa, una sola crisopa adulta puede llegar a consumir hasta 200 presas por semana en un solo cultivo. Y en su estado de larva, puede devorar unos 60 áfidos en una sola hora.
En cuanto a su hábitat, a la crisopa se la encuentra generalmente en jardines, plantaciones y cultivos sobre la superficie de los tejidos vegetales. Pueden verse aisladas o en pequeños grupos alimentándose de los insectos que encuentran en su camino. Por último, realizan casi todas sus actividades durante horas de la noche y son muy atraídos por las luces nocturnas.
Reproducción y ciclo de vida de la crisopa
El proceso de cortejo inicia cuando la hembra y el macho producen una serie de vibraciones únicamente reconocidas por los de su misma especie. Las hembras realizan en promedio una copula cada 28 días, mientras que los machos copulan dos veces seguidas cada 5 días. Las hembras producen unos 500 huevos por puesta, los cuales ubica sobre la superficie vegetal, separados uno del otro por un pedúnculo para evitar que sean devorados por sus hermanos al eclosionar.
A los 4 días de la puesta, nacen unas pequeñas larvas que pasan por tres estados, en los cuales mudan su piel en cada uno. Al final del tercer estado, tejen un capullo redondo de seda para entrar en la fase de pupa. Pasados 5 días desde esta última fase, la crisopa adulta se abre paso a través del capullo mediante sus piezas bucales.
El ciclo de vida desde los huevos recién puestos hasta la aparición de los adultos tarda alrededor de un mes. Por otro lado, la crisopa adulta vive entre 30 a 40 días.
Uso en agricultura
Como se describía anteriormente, la crisopa es un insecto muy voraz con alta predisposición por devorar a las principales plagas que afectan a la industria agrícola. Por tal motivo, en muchas plantaciones de especies vegetales y frutales, este insecto es utilizado como una herramienta de control biológico. Esta acción está encaminada principalmente a erradicar o disminuir la población de diferentes organismos que parasitan a las plantas.
La liberación en los cultivos se realiza cuando la crisopa está en su primera fase larvaria, es decir, 24 a 48 horas después de su eclosión. El número de insectos dependerá del tipo de cultivo y la intensidad y gravedad en que se encuentra la plaga. Por ejemplo, en cultivos arbóreos de gran extensión se recomiendan unas 10 000 a 20 000 larvas/hectárea. Mientras que en jardines con unas 3000 se podría controlar cualquier tipo de plaga.
Finalmente, las crisopas pueden tolerar el uso de algunos insecticidas como carbamatos u organofosforados, aunque un estudio publicado en la revista Journal of economic entomology no recomienda la liberación de las larvas luego de un tratamiento reciente con estos pesticidas.
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