Comportamiento de los caballos

Si quieres establecer un vínculo sólido con uno de ellos, debes conocer el comportamiento de los caballos. Desde luego, valdrá la pena todo el esfuerzo.
Comportamiento de los caballos
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 30 julio, 2022

Conocer el comportamiento de los caballos es imprescindible para tratar con ellos, pues su sensibilidad y empatía son tales que una mala aproximación puede acabar en desconfianza, o en el peor de los casos, en accidente. Son animales asustadizos y de gran tamaño, por lo que su estado emocional no debe ser tomado a la ligera.

En tiempos pasados, los caballos se concebían solo como maquinarias de carga o medios de transporte. Por suerte, hoy en día la empatía humana se aplica al reino animal y se tiene más interés por conocer a las especies que nos rodean más allá de su productividad. Con todas estas ideas en mente, no sumergimos en el comportamiento de los caballos.

Características de los caballos

El caballo (Equus ferus caballus) es un mamífero ungulado que pertenece a la familia de los équidos. Se han desarrollado casi 400 razas a partir de su antepasado salvaje, el  Equus ferus. Un caballo adulto mide de 142 a 163 centímetros y pesa entre 380 y 550 kilogramos.

Su alimentación es estrictamente herbívora, compuesta fundamentalmente por pastos, grano y hojas de arbustos. Puede llegar a comer 10 kilogramos de materia vegetal a lo largo del día. Su condición como herbívoro presa ha condicionado el comportamiento de los caballos durante siglos.

En estado salvaje, estos équidos se pueden encontrar a lo largo y ancho de todo el globo —exceptuando los Polos—. Suelen habitar grandes llanuras y espacios abiertos, pues es donde encuentran su fuente de alimento.

Un precioso caballo de carreras.

Carácter de los caballos

Los caballos son animales presa y han desarrollado una increíble capacidad para detectar posibles amenazas y huir de forma instantánea. Esto, en el trato con el humano, se traduce en una desconfianza innata y un estado de alerta que solo desaparecen después de muchas demostraciones de buenas intenciones.

Los caballos también sorprenden por su gran capacidad para percibir el estado emocional de los demás. Es imposible engañarlos: si una persona se aproxima a ellos estando alterada, lo notarán aunque trate de ocultarlo.

Comunicación de los caballos

El lenguaje de estos équidos es principalmente no verbal, pues la proximidad y el contacto físico son una parte fundamental de su comunicación. Por otro lado, su limitado abanico de vocalizaciones está estrechamente relacionado con llamar la atención lo menos posible en su entorno, con el fin de no atraer a depredadores.

Lenguaje corporal en el comportamiento de los caballos

Aunque el comportamiento de los caballos se ha estudiado en profundidad, aún sorprende ver cómo manadas enteras de de estos mamíferos corren y cambian de dirección en total armonía, sin producir una sola señal audible. Su lenguaje corporal se interpreta a través de la integración de gestos con diferentes partes de su cuerpo. Te ponemos algunos ejemplos:

  • Orejas: indican hacia dónde dirige el caballo su atención, pues las voltean hacia su objeto de interés. También muestran diferentes estados de ánimo —echarlas hacia atrás es señal de enfado, por ejemplo—.
  • Cuello y cabeza: el nivel de tensión del cuello está directamente relacionado con la activación emocional. Cuando la cabeza cuelga hacia el suelo es una señal de relajación, pero elevarla y arquear el cuello indica tensión.
  • Cola: los caballos mueven la cola de forma inconsciente en consonancia con su estado de ánimo. Cuando se agita de forma espasmódica —como dando azotes— suele ser señal de irritación. Por el contrario, una cola levantada refleja interés. Meterla entre las piernas es señal de miedo y sumisión.
  • Boca: los labios también son un buen reflejo del estado de tensión del animal, pues cuando más flácidos se encuentren, más relajado estará. Cuando  los caballos rechinan los dientes sin tener comida en la boca, normalmente es para liberar estrés subyacente.
  • Gestos y tensión muscular: los caballos tienen un gran repertorio de gestos, como pequeños mordiscos o cabezazos, destinados a llamar la atención o socializar. Por otro lado, la tensión general del cuerpo suele ser proporcional al nivel de alerta que tiene el équido.

Lenguaje verbal

Las vocalizaciones, aunque menos diversas, también son imprescindibles para la convivencia en grupo de los caballos. Estos sonidos varían en intensidad en función del significado del mensaje, de manera que el relincho de una yegua para llamar a su potro no suena igual que el que se emite para advertir de un peligro súbito.

Los resoplidos suelen ser avisos de peligro y, de nuevo, a mayor intensidad, más urgencia comunican. De todas formas, estos équidos también emiten gruñidos relacionados con la actividad cotidiana, como comer o iniciar una cópula.

Por otro lado, la expresión de dolor suele manifestarse con un corto y débil gemido, que contrasta con el bramido que emiten estos animales cuando quieren amenazar a otros seres vivos. Este último sonido se puede detectar cuando un conflicto ha derivado en pelea física, normalmente entre machos.

Comportamiento de los caballos

Los caballos son animales profundamente gregarios: viven en grandes manadas y establecen vínculos emocionales estables y sólidos. Se organizan de manera jerárquica, pues la agrupación está liderada por un macho que los guía y protege a través de sus viajes en busca de comida. También existe jerarquía entre las hembras.

El número de caballos en una manada suele ser par, ya que cada uno escoge una pareja con la que realiza la mayor parte de sus actividades diarias.

Cuando los machos crecen y comienzan a hacer frente a los más dominantes, pueden bien ganar la pelea o bien ser expulsados de la manada, lo que ayuda también a evitar la consanguinidad a largo plazo. Esto tiene como resultado que las agrupaciones suelen estar formadas por una mayoría de hembras y potros.

Son animales reacios al combate, pues ciertas lesiones pueden acabar con su movilidad y, por tanto, con su vida. El mejor ejemplo de estos percances letales son las fracturas de las patas, pues su propia anatomía impide una recuperación limpia de estas lesiones.

En última instancia, cabe destacar que la testosterona tiene una fuerte influencia en el comportamiento del caballo, especialmente en los machos. Todas las conductas relacionadas con la competencia y la búsqueda de pareja dependen de esta hormona y su segregación varía de forma estacional.

El comportamiento de los caballos va marcado por su condición de presas.

Entrenamiento de los caballos

Mantener caballos en cautividad supone una serie de complicaciones para ellos que no tendrían en libertad. Por ello, las revisiones veterinarias periódicas se hacen imprescindibles, pero debido al asustadizo comportamiento de los caballos, el entrenamiento debe ser progresivo y asegurar el mínimo sufrimiento y estrés del animal.

Estos entrenamientos también permiten que los humanos corran menos peligro durante el manejo.

Crear vínculos a través de la comprensión del comportamiento de los caballos

Antes de empezar con el condicionamiento per se, es imprescindible que el animal confíe en su cuidador. Las aproximaciones siempre deben ser calmadas, hablando con voz suave y nunca desde un punto ciego. De lo contrario, también puede peligrar la seguridad del humano.

Usar golosinas —siempre sanas— es una buena táctica para demostrarle al equino que las intenciones son buenas. En caso de que el caballo dé muestras de dominancia, lo ideal es ser firme al imponer límites en la relación, pero nunca debe usarse la violencia o la brusquedad. La pérdida de confianza puede ser irreparable según el ejemplar.

Para poder tocarle la parte caudal del cuerpo a un caballo, lo ideal es empezar a acariciarle por la cabeza y llegar hasta la grupa o las patas sin despegar la mano.

Desensibilización

Una vez el caballo se siente seguro cerca de los humanos, puede comenzar la desensibilización ante las rutinas de inspección y tratamiento. Algunos de los procedimientos más habituales son los siguientes:

  • Dar pequeños pellizcos en las zonas donde normalmente se le realizaría una punción o extracción de sangre.
  • Practicar la administración de medicación oral con jeringas llenas de aire o agua.
  • Ensayar el tocar y levantar las patas del suelo para la limpieza y recorte de cascos.
  • Acostumbrar al caballo a que le inspeccionen la boca sin usar un bocado —que produce gran dolor y estrés—.
  • Desensibilizar al animal.

Todos estos procedimientos deben practicarse a diario y hay que hacerlos de forma progresiva, dejando que el animal marque el ritmo —el refuerzo positivo puede ser de ayuda—. Los caballos son animales con buena memoria y gran capacidad de aprendizaje, por lo que el entrenamiento por pasos puede generalizarse a cualquier procedimiento.

La equinoterapia representada en una foto.

El amor por estos animales cada vez es más generalizado. Este creciente interés por los cuidados compasivos ha llevado a la innovación en las técnicas de manejo, ya que se abandona la idea del “estrés necesario” y se buscan nuevas formas de realizar procedimientos, en el que tanto caballos como humanos salen ganando.


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