¿Los cerdos sudan?

Existe una creencia popular que afirma que los cerdos sudan mucho, de ahí la expresión de “sudar como un cerdo”. ¿Crees que es cierta? Aquí tienes la respuesta.
¿Los cerdos sudan?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 10 octubre, 2021

Alrededor de los animales considerados “de granja” orbitan una serie de dichos y creencias que muchas veces no se corresponden con la realidad, como la frase hecha de “sudar como un cerdo”. ¿Es cierto que los cerdos sudan? En estas líneas tienes la respuesta.

En este artículo, de hecho, podrás ver desmentidas 2 creencias populares sobre los suidos, no solo esta. ¿Tienes curiosidad por saber cuáles son? Aquí aprenderás algo más sobre los cerdos, unos animales increíbles pero infravalorados. No te lo pierdas.

¿Los cerdos sudan?

La respuesta es simple: no, los cerdos no sudan. Para sudar es necesario tener glándulas sudoríparas que secreten agua y sales minerales a través de la dermis. Esta sustancia (el sudor) se evapora con el calor ambiental, disminuyendo así la temperatura de la piel.

Los cerdos tienen muy pocas glándulas sudoríparas, por lo que es imposible sudar para ellos. De hecho, estos mamíferos son muy sensibles a las altas temperaturas precisamente por esta carencia, ya que su disipación del calor corporal está más limitada.

Los humanos, acostumbrados a este mecanismo de termorregulación —de hecho, somos de los animales que más sudan—, a veces no nos damos cuenta de que no es muy habitual entre las demás especies. Los perros, por ejemplo, solo sudan a través de las almohadillas de los pies. Para disipar el exceso de calor, se ayudan del jadeo.

El morro de un cerdo.

Entonces, ¿de dónde viene el dicho “sudar como un cerdo”?

¿Cómo se le ocurrió a alguien decir que otra persona “suda como un cerdo”, si nunca había visto a uno sudar? En realidad, el origen de esta frase se debe a una mala interpretación de la traducción del dicho inglés “sweating like a pig“.

Hace siglos, en Reino Unido se usaba la palabra pig (cerdo) para designar los moldes en los que se vertía el hierro fundido, ya que tenía una forma parecida a las mamas de estos animales. Al hierro fundido en el molde se lo llamaba pig iron, lo que en español se conoce como arrabio.

Para saber si el hierro estaba solidificado, era necesario comprobar si había una capa de líquido sobre su superficie, es decir, el “sudor del cerdo”. Por eso (y por las altas temperaturas de las fundiciones), “sudar como un cerdo” se estableció como frase hecha. Sin embargo, en español la traducción literal sería “sudar como el molde del hierro fundido”, algo que no tiene nada que ver con los porcinos.

¿Cómo regulan su temperatura los cerdos?

Entonces, ¿cómo hacen los suidos para no morir de calor si no disponen de este sistema de termorregulación? Aquí es donde se desmonta el siguiente mito: que los cerdos se revuelcan en sus propias heces porque son, valga la redundancia, unos guarros.

Al igual que otros animales que no sudan, los cerdos optan por proteger su piel del sol dándose baños de barro. Los elefantes, los hipopótamos y otros mamíferos también lo hacen, pues la tierra crea una barrera protectora que los protege del sol.

El problema viene cuando se tiene a los cerdos en malas condiciones: si viven entre sus propias heces, no tendrán más remedio que revolcarse en ellas para protegerse del calor. Esto, obviamente, les hace oler mal y desarrollar problemas de piel, así que no es una conducta natural en ellos.

En realidad, los suidos son animales muy limpios: si tienes la oportunidad de verlos vivir en condiciones óptimas, te darás cuenta de que se mantienen aseados.

¿Cómo ayudar a los cerdos a termorregularse?

Si convives con estos simpáticos animales, sabrás que demasiada exposición al sol puede causarles problemas. Aunque ellos mismos saben regularse a través de los baños, es importante preparar su espacio para que no sufran alguno de estos desajustes:

  • Golpes de calor: los cerdos salen de su zona térmica óptima a los 26 °C. Un golpe de calor puede ser tan mortal para ellos como en cualquier otra especie.
  • Quemaduras solares: los cerdos cruzados para la explotación tienen la piel más blanca y con menos vello que los salvajes, lo que les hace ser mucho más propensos a quemarse con el sol. Las quemaduras son muy dolorosas para el animal.
  • Carcinoma de células escamosas: una quemadura solar puede desembocar en este tipo de cáncer, muy común por la exposición a los rayos ultravioleta.

¿Qué hacer entonces para garantizar la salud de los cerdos en este aspecto? La mayoría de la información proviene de la experiencia de los santuarios que rescatan cerdos de la explotación. A lo largo de muchos años se han buscado los mejores cuidados para ellos, lo cual nos permite brindarte estos consejos generales:

  • Su espacio debe disponer de un refugio y abundante sombra, de manera que el suido pueda refugiarse de los elementos.
  • Proporcionar una charca: es tan fácil como cavar un agujero en el suelo con uno de los lados en rampa y dejar que la lluvia lo rellene. Los cerdos disfrutarán mucho bañándose y revolcándose en el barro. No obstante, se debe mantener el espacio lo más limpio posible para evitar infecciones y otras dolencias.
  • Proporcionar agua limpia y fresca durante todo el día: beber también es una forma de hacer descender la temperatura corporal.
  • Usar protector solar: usar una crema para el sol específica para cerdos es una gran ayuda para evitar que se quemen —les encanta echarse siestas al sol—, además de prevenir el cáncer de piel. La mezcla se debe extender por orejas, espalda, vientre y hombros.
Un cerdo sonríe a cámara.

Los cerdos son uno de los animales más castigados por la cultura popular. Vistos siempre como alimento o bienes intercambiables, pocas veces se les dota de una identidad propia a pesar de ser animales increíblemente listos y cariñosos. Por eso, desmontar los mitos que les rodean es un paso más para reconocer su verdadera naturaleza y fomentar la empatía hacia ellos.


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