Animales comensales de un temible anfitrión

Tanto la carabela portuguesa como la anémona de mar consumen peces que capturan con sus órganos urticantes. Pese a todo, hay animales comensales que son capaces de sobrevivir entre estos temibles anfitriones.
Animales comensales de un temible anfitrión
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 14 febrero, 2020

En la naturaleza existen animales comensales que, de alguna manera, han logrado vivir en armonía con anfitriones que para otros seres vivos resultan temibles. Este comensalismo hace referencia a una forma de interacción biológica en la que uno de los intervinientes obtiene un beneficio, mientras que el otro ni se perjudica ni se beneficia.

A continuación te comentaremos todo lo que necesitas saber sobre este tema y otros datos curiosos.

Animales comensales de un temible anfitrión

Animales tan temidos como los tiburones océanicos pueden tener como compañeros a ciertos peces que se alimentan de sus parásitos. Esto viene a ser un ejemplo de animales comensales de un terrible anfitrión.

El caso del pez guerrero

Los peces Nomeus gronovii son animales comensales.
Fuente: Wetpixel.com

El célebre pez guerrero –Nomeus gronovii– es conocido por su afición a buscar refugio entre los venenosos tentáculos de la carabela portuguesa, medusa multicolor cuyas células urticantes inoculan un tóxico tan poderoso como el de la cobra. Esto es posible gracias a que tal pez está dotado de cierta inmunidad al respecto. Se ha comprobado que puede resistir una dosis de veneno diez veces mayor que la que sería mortal para otro pez de su talla.

Al ser capaz de nadar velozmente entre los tentáculos de su hospedadora, se protege contra el ataque de peces mayores que él, pero sensibles al veneno del pólipo. Así, atrae a sus perseguidores hasta la proximidad de la Carabela, sirviéndoselos en bandeja.

Animales comensales: el pez payaso

Un ejemplo de comensalismo típico en el mundo marino lo ofrece el pez payaso, asociado con la anémona de mar. El pez payaso goza del privilegio de reposar sobre su mullido lecho de tentáculos, o de pasearse bajo el estómago de esta actinia gigante.

Pero esta capacidad no la consiguen fácilmente. Se requiere tiempo para que el pez payaso sea aceptado por la anémona, es decir, para que esta se acostumbre a la proximidad de su huésped. Mientras tanto, se podría decir que el pez payaso está jugando con la muerte.

A veces, el pez payaso abandona su refugio en la anémona para nadar por los alrededores, pero a la menor señal de alarma busca la protección de las células urticantes. Y si el depredador se aventura hasta su escondite, quedará apresado por la actinia, a la que servirá de alimento. Por su parte, el pez payaso recibirá los restos de la comida. Esto vendría a ser una suerte de win-win.

Animales comensales

¿Cómo consigue inmunizarse Nemo para poder seguir viviendo en la anémona?

Hace años se creía que los órganos urticantes de los celentéreos entraban en actividad cuando algo, cualquier cosa, los tocaba. Ahora sabemos que el mucus que recubre las escamas del pez payaso inhibe la acción de los nematocistos de la actinia.

Los primeros contactos del pez con la anémona son exploratorios. En primer lugar, se acerca de forma gradual mordisqueando repetidamente el cuerpo del celentéreo. En segundo lugar, nada sobre sus tentáculos para, finalmente, rozar uno o dos de ellos, antes de alejarse rápido.

Este ciclo se repite varias veces, y siempre se ve como los tentáculos del celentéreo se adhieren al pez hasta que, al fin, este nada entre aquellos sin que las células urticantes lo rocen.

Resulta interesante recordar que el pez payaso es una especie muy activa. Constantemente están curioseando lo que hay a su alrededor y, por ello, se puede decir que son muy inquietos.

Otros animales comensales: los jureles

Pez jurel y medusa.

Existe otro pez que suele resguardarse cerca de las medusas cuando es joven. Se trata del jurel, que se guarece bajo la membrana campaniforme de la medusa común o de la azul.

El jurel o “chicharro” es un pez azul que pertenece a la familia de los Carangidae. Se puede encontrar por todo el Mediterráneo, pero también por el Atlántico norte, desde Senegal hasta Islandia.

Suele nadar delante del hospedador elegido y, al menor atisbo de peligro, se zambulle entre sus tentáculos. Y es posible que los jóvenes jureles se nutran de pequeños microorganismos que compartan su refugio, por lo que la medusa vendría a ser una especie de despensa flotante.

Nota final

Como hemos podido ver existen varios animales comensales que viven en armonía con anfitriones que, para muchas otras especies, son verdaderos enemigos. No hay más que recordar el famoso caso del pez piloto (también Carangidae), que se caracteriza por acompañar a los tiburones océanicos.


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