Águila culebrera: hábitat y características

La pareja de águilas culebreras tienen un 87,8 % de posibilidades de criar con éxito a su polluelo. ¿Quieres saber en qué se fundamenta el motivo de su éxito parental?
Águila culebrera: hábitat y características
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 14 octubre, 2022

El águila culebrera es una ave rapaz con una de las dietas más curiosas del mundo. Se encuentra principalmente en España y es famosa por sus migraciones, que tienen paso por el estrecho de Gibraltar. El tamaño de sus garras y su velocidad convierten a estos animales alados en la peor amenaza para los animales rastreros.

Estas rapaces pertenecen al orden de los Falconiformes, por lo que son parientes cercanos de halcones, buitres y cernícalos. En especifico, en las siguientes líneas nos referimos a la especie Circaetus gallicus, una hermosa águila diurna. Sigue leyendo para conocer todo lo que necesitas saber sobre ella.

Hábitat del águila culebrera

Esta águila prefiere buscar zonas con poca cobertura, ya que esta conformación ambiental facilita mucho su cacería. Por ello se distribuye por ecosistemas con matorrales, ocupando una distribución que va desde la Península Ibérica hasta la India. Dado que habita gran parte de Europa, también es llamada culebrera europea.

Esta ave necesita arboles para hacer su nido. Por esta razón, también ocupa algunas zonas con suficiente cantidad de pinos, robles, encinos o alcornoques. Esto ocasiona que los lugares con bosques interrumpidos por actividad agrícola sean unos de sus preferidos, ya que tienen arboles y zonas descubiertas para cazar. También selecciona zonas con gran cantidad de culebras, debido a que es una de sus presas favoritas.

Características físicas

El águila culebrera puede alcanzar a medir entre 62 y 69 centímetros de longitud, mientras que la distancia de ala a ala llega a los 178 centímetros. Esta ave destaca por su cabeza ancha, con pico pequeño y ojos amarillos-naranjas. Además, su plumaje se estrecha en la base de la cola, dándole la forma típica de abanico. Veamos algunos de sus rasgos más en detalle.

Plumaje

El vientre de su cuerpo tiene una pigmentación con colores pálidos y machas marrón-oscuras. Mientras tanto, en su espalda sus plumas son de tonalidades pardas, que visten por completo al ave. En la cola, se observan 3 o 4 bandas obscuras, rodeando los bordes de su plumaje. Aunque este patrón es general, la coloración puede ser más clara u oscura dependiendo el ejemplar.

Dedos

Los dedos de esta ave son cortos, de un color gris-azulado y con poderosas garras negras. De hecho, se considera que esto es poco común, ya que son bastante cortos para un ave de su tamaño. Es por esta razón que en inglés se le llama a la especie short-toed eagle o águila de dedos cortos. Gracias a este rasgo atípico, es capaz de capturar presas pequeñas y escurridizas.

Ojos

Por su parte, los ojos de esta rapaz cambian de color conforme crecen, pasando de amarillo en jóvenes al anaranjado en adultos. Es más, la posición que tienen es diferente en comparación a otras aves rapaces, ya que le permiten tener una vista más eficiente, enfocando con mejor precisión a sus presas. Esto es comprensible: tiene que estar preparada para buscar presas muy pequeñas.

Un nido de una águila culebrera.

Comportamiento del águila culebrera

Las águilas culebreras son territoriales y suelen realizar vuelos circulares para proteger a sus crías y los nidos. Por ello, este organismo suele ser solitario o convive solo con su pareja, con excepción de sus migraciones, en las que se agrupa con otros ejemplares o especies.

Es más, ante la presencia de otra águila culebrera, todo ejemplar adulto comienza a realizar un vuelo de amenaza, en el que las plumas de su nuca se erizan y sus alas se extienden completamente. Aparte de esto, lanza su vocalización de advertencia y exhibe sus garras como amenaza.

Forma de caza

Durante la caza, esta águila puede presentar un vuelo de cernida, que se refiere a la habilidad para mantenerse “estática en el aíre”. Lo logra manteniendo un equilibrio entre la fuerza del viento y el batir de sus alas. Con ello, puede tomarse el tiempo necesario para ubicar a su presa y lanzarse en un ataque eficiente.

Esta ave es diurna y utiliza gran parte del día para cazar, seleccionando las presas de mayor tamaño. Además, usa las horas más frías del día, ya que en esos momentos los reptiles no tienen buena movilidad —son ectotermos—. A pesar de esto, conforme aumenta la temperatura del ambiente buscan otras presas, como roedores.

Debido a la constitución de su dieta, esta ave puede encontrarse con algunos animales venenosos. De hecho, una de sus mejores ventajas es su denso plumaje, que le ayuda a evitar mordidas peligrosas. Con todos estos datos en mente no nos extraña que tenga un éxito en sus cacerías del 60 %, es decir, 3 de cada 5 ataques son exitosos.

Movimientos migratorios

Aunque su población se centra en España, la especie tiene movimientos migratorios que le sirven para pasar el invierno en zonas más templadas. Para llegar a su destino hacen uso del vuelo pasivo, con el que planean usando las corrientes de viento. Logran recorrer hasta 230 kilómetros en la migración de primavera y 236 kilómetros en la otoñal —por día—.

Migración de invierno

Esta rapaz realiza su viaje a mediados de septiembre e inicios de octubre. En este momento, los ejemplares adultos pueden viajar solos, con parejas o en pequeños grupos. Usualmente realizan su travesía pasando por el mediterráneo hasta llegar al estrecho de Gibraltar, donde algunos se desplazan a África o se van al sur de Francia.

Migración de primavera

Se produce entre marzo y abril, época en la que las aves regresan a España, llegando primero los individuos adultos. Su recorrido es el mismo y la mayoría pasan por el estrecho de Gibraltar, sin embargo, los polluelos pueden pasar el verano en en noroeste de África.

Es en esta época cuando se pueden observar águilas culebreras durmiendo en compañía. Es uno de los pocos momentos en los que se aprecia el componente gregario de la especie.

Muda del plumaje

Para poder llegar a la madurez estas aves pasan por una serie de mudas, las cuales presentan ligeras diferencias en el color. De hecho, según un articulo publicado por la revista científica British Birds, la edad está correlacionada a su plumaje y los jóvenes ostentan tonos más pálidos que los adultos.

Similar a otras aves, la muda de esta águila es parcial, por lo que solo se cambian parte de las plumas. En los jóvenes, este proceso inicia entre los meses de marzo y abril y termina en septiembre u octubre. Por su parte, los adultos inician y terminan un mes después. Aunque no se sabe con certeza, se cree que después de pasar por este cambio 3 o 4 veces el ave alcanza su madurez sexual.

Alimentación del águila culebrera

Su dieta esta basada en el consumo de reptiles, aunque también es capaz de cazar roedores, aves y anfibios. Recibe el nombre de “culebrera” debido a que al menos el 55% de su alimentación se basa en comer culebras. De hecho, cuando está cuidando a sus crías, escoge las más grandes para llevarlas a sus nidos, procurando el alimento de sus polluelos.

Águila come insectos

Aunque no es habitual, esta rapaz es capaz de comer insectos durante sus migraciones, como respuesta a la competencia que tiene con otras aves. De esta forma, no tiene que perder energía y puede abarcar otros nichos de forma esporádica. Aun así, este comportamiento solo se ha evidenciado en jóvenes, debido a que es más difícil para ellos obtener su alimento.

Reproducción del águila culebrera

El ritual de apareamiento de esta especie no es nada vistoso, ya que el macho solo vuela alrededor de la hembras por unos instantes y en ocasiones le lleva comida como ofrenda. Al finalizar el cortejo, ambos establecen su territorio, procurando zonas con amplia disponibilidad de comida. Todo esto ocurre alrededor de dos semanas después de su llegada a la zona en su migración de primavera.

Si la hembra acepta el cortejo, ambos comienzan el proceso de construcción del nido. Para esto, el macho busca los materiales, mientras que la hembra construye la estructura. En general, los nidos son entre 50 y 100 centímetros de diámetro.

A finales de abril, las águilas ponen un solo huevo que eclosionará de 42 a 47 días después. La madre cuidara en todo momento a su huevo, mientras que el padre será el encargado de proveer comida. Si algo le pasara al huevo antes de nacer, las águilas hembras pueden reemplazarlo con otro una sola vez.

Al nacer el polluelo, los padres invierten entre 60 y 78 días protegiéndolo. Una vez que finaliza este tiempo, la cría es capaz de volar por sí misma, dejando su nido a tiempo para comenzar la migración de invierno.

Estado de conservación

Esta águila rapaz está catalogada como una especie de menor preocupación, lo cual no significa que no esté en riesgo, sino que su población no ha reducido. Sin embargo, existe una enorme problemática debido a su hábitat, ya que la fragmentación y la destrucción de bosques le han traído serias consecuencias.

Para comenzar, este organismo está muy relacionado con la distribución de sus presas, por lo que si se reducen esto puede afectar a sus poblaciones. Actualmente, el cambio de las áreas de cultivo ha provocado una disminución en la densidad de ciertas especies de reptiles. Además, algunas aves pierden sus zonas de nidada, por lo que tienen menos espacios que ocupar.

Como es habitual en algunas aves, las águilas culebreras también tienen problemas con la captura y caza ilegal. Esta situación que puede acarrear problemas para la especie y la disminución de sus poblaciones a largo plazo.

Enfermedades del águila culebrera

Las enfermedades que puede presentar estas aves abarcan infestaciones por nemátodos, trematodos, cestodos y acantocéfalos, además de infecciones mas fuertes, como la salmonelosis. Incluso, se han encontrado anticuerpos contra Toxoplasma gondii en algunos ejemplares, lo que puede significar que las aves sufren esta parasitosis.

La cabeza y los ojos de una águila culebrera.

A pesar de que no es un animal en peligro de extinción, sigue siendo susceptible a los efectos de la mano del hombre. Esto vuelve a remarcar lo importante que es mantener un equilibrio entre el consumo y la explotación de los recursos naturales. Los humanos no somos los únicos que dependemos del planeta, y si no aprendemos eso pronto, podríamos acabar con todo lo que nos rodea.


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