¿Cómo acercarse a un perro desconocido?
Si eres alguien que ama a los animales y te preocupas por ellos, seguramente si encuentras en la calle un peludo que parece perdido o abandonado querrás acercarte sin más a socorrerlo. Sin embargo, antes de intentar aproximarte a un perro desconocido, debes tomar una serie de precauciones para evitar que el can malinterprete tus intenciones y reaccione de mala manera.
Qué debes tener en cuenta antes de aproximarte a un can que no conoces
Antes de acercarte a un perro desconocido debes estudiar su lenguaje corporal y decodificar las señales que emite. Desiste de la idea de aproximarte si el animal muestra signos de agresividad. Por ejemplo:
- Ladridos y gruñidos.
- Dientes al descubierto.
- Orejas alzadas y hacia adelante.
- Cola erguida.
- Patas rígidas.
- Pelaje erizado.
En estos casos, las posibilidades de que el animal intente morderte son muchas y quizá debas recurrir a integrantes de alguna protectora que puedan acudir a su rescate.
Para acercarte con éxito a un perro desconocido, primero debes sabes interpretar su lenguaje corporal.
Cómo debes acercarte a un perro desconocido
Si el peludo se muestra amigable, o por lo menos no presenta signos de agresividad, intenta que sea él el que se acerque a ti. Si no lo hace, puedes aproximarte a él de lado y muy lentamente. Sigue estos consejos:
- No le hables fuerte, sino con tono calmado y afectuoso.
- No hagas movimientos bruscos ni intentes acorralarlo.
- Elude el contacto visual prolongado. El animal puede considerarlo un desafío y una señal de dominio de tu parte.
- Aproxima tu mano para que la huela. Es una forma de demostrarle tus buenas intenciones.
- Acarícialo con suavidad, preferentemente en el lomo.
- Ponte en cuclillas para demostrarle que estás a su nivel.
Si notas que el can está reticente, retrocede y vuelve a intentar el contacto luego, tras unos minutos. Y ten en cuenta que si el perro mueve la cola no siempre es señal de alegría, sino que puede ser un claro signo de que se encuentra agitado y nervioso.
Qué hacer una vez que logras acercarte al can
Si te ganas su confianza, intenta chequear si tiene una placa de identificación para que puedas contactar a sus dueños. También es posible que posea un microchip.
Si el perro no está identificado de ninguna manera y consigues que te siga, o puedes colocarle una correa, haz que lo revise un veterinario y llévalo a tu casa o a la de un amigo o familiar que pueda recibirlo o, en último caso, acércalo a un refugio de mascotas.
Lo ideal es que sigas intentando averiguar si, pese a su falta de identificación, el animal tiene dueños. Pon carteles, recurre a las redes sociales y a distintos medios de comunicación y revisa o publica avisos en las secciones de mascotas extraviadas.
Si los resultados no son positivos, es la hora de buscarle un nuevo hogar. Quizá a esta altura ya te hayas encariñado lo suficiente y decidas adoptarlo.
Casos en los que no debes acercarte a un perro
No te aproximes ni intentes tocar a un perro desconocido que esté:
- Encadenado o atado.
- Encerrado en una jaula, un corral, etc.
- Detrás de una cerca o reja.
- Dentro de un automóvil.
- Dormido, o que no note tu presencia.
- Enfermo.
- Con cachorros.
- Comiendo.
En todos estos casos te expones a que el animal responda de manera agresiva, ya sea por miedo o porque defiende el que considera su territorio.
Incluso si no puedes resistir la tentación de acariciar a un peludo que pasea junto a su dueño, primero debes pedir permiso para hacerlo y atender los reparos que pueda indicarte su propietario.
La responsabilidad ante todo
Es importante que le expliques a los niños de la familia que no deben acercarse ni intentar acariciar a un perro desconocido, por más que les gusten los animales.
También es necesario que le indiques a tus hijos cómo deben proceder si el animal comienza a mostrarse agresivo con él.
Y recuerda que conocer el lenguaje corporal canino es de suma importancia en estos casos. Así podrás acercarte con éxito a un perro desconocido y ayudar a que se reencuentre con sus propietarios o a encontrarle un hogar sustituto, que quizá pueda ser el tuyo.