6 diferencias entre reptiles y anfibios

Las similitudes que comparten los anfibios y reptiles han causado que se los agrupe bajo el nombre informal de herpetos. También han sido investigados históricamente por la misma rama de la biología: la herpetología.
6 diferencias entre reptiles y anfibios
Francisco Morata Carramolino

Escrito y verificado por el biólogo Francisco Morata Carramolino.

Última actualización: 30 marzo, 2021

Los reptiles y los anfibios pueden parecer animales muy similares a simple vista. Ambos suelen ser pequeños y de colores verdes o marrones, son ectotermos y muchos pueden encontrarse cerca del agua, en el suelo o debajo de piedras. Esto puede causar confusiones, pero existen diferencias claves entre reptiles y anfibios.

Estas diferencias afectan a todos los aspectos de su biología y son muy útiles a la hora de identificar a los distintos taxones englobados dentro del ámbito de la herpetología. En las siguientes líneas, te explicaremos las más importantes.

Las diferencias más relevantes entre reptiles y anfibios

Los anfibios y reptiles están compuestos por grupos diferentes de animales. Los anfibios incluyen a los sapos y ranas (anuros), las salamandras y tritones (urodelos) y las cecilias, animales excavadores sin brazos ni piernas.

Por otro lado, los reptiles contienen a una gran variedad de animales, entre los que se encuentran los lagartos, serpientes, tortugas, cocodrilos e incluso las aves. Aunque evolutivamente los pájaros sean reptiles, serán excluidos de las siguientes comparaciones, ya que es muy difícil confundirlos con el resto. Sigue con nosotros y descubre 6 diferencias entre estos grupos.

1. Una piel muy diferente

Una de las disimilitudes más claras entre reptiles y anfibios es su piel. En la inmensa mayoría de casos, los reptiles están completamente cubiertos de escamas, que les dan un aspecto muy característico. Estas escamas pueden variar según el grupo, pero con algunas excepciones, siempre están presentes.

Por el contario, la piel de los anfibios no tiene escamas. Algunas especies tienen la piel lisa y otras presentan verrugas, protuberancias o granulaciones, pero nunca escamas. Esta diferencia afecta enormemente al modo de vida de los herpetos.

Un lagarto ocelado tomando el sol.

2. Respirar por la piel

Las escamas de los reptiles los aíslan del medio. Esto permite que no pierdan agua a través de la piel y evita que se desequen si pasan tiempo fuera de ella o en ambientes áridos, como ocurre en los anfibios.

Esta adaptación ha venido con un coste. La piel fina de los anfibios los hace capaces de respirar a través de la piel, una habilidad que los reptiles han perdido. La respiración cutánea es especialmente eficaz dentro del agua o cuando la piel está húmeda: algunos anfibios confían tanto en ella que han llegado a perder los pulmones.

3. Veneno de ataque y de defensa

El veneno de los anfibios se encuentra en glándulas bajo la piel, que tienen aspecto de verrugas. Cuando se sienten amenazados, las ranas y sapos son capaces de secretarlo a través de la piel, con tal de defenderse y evitar ser comidos por otros animales.

Algunas especies de reptiles —sobre todo serpientes y algunos lagartos— también son venenosas. Sin embargo, este veneno se usa para cazar y normalmente se encuentra en la boca del animal. Por supuesto, sus toxinas también pueden servir para defenderse de animales más grandes que los amenacen.

4. Distintos momentos del día

Los reptiles aparecen sobre todo por el día, especialmente en épocas más cálidas, como la primavera y el verano. En esta época, es fácil encontrarlos tomando el sol encima de piedras, para conseguir aumentar su temperatura.

Por otro lado, los anfibios suelen estar activos de noche, aunque también esquivan los momentos más fríos o ventosos. Hacen esto para evitar la pérdida de agua, que es mayor durante el día, y también para disminuir la depredación sobre ellos.

5. Reproducción y huevos

Los anfibios se reproducen casi siempre en el agua y lo hacen mediante fecundación externa. Esto quiere decir las hembras expulsan los huevos al agua y los machos los fecundan una vez allí.

Los huevos de los anfibios son pequeños, blandos, muy numerosos y están cubiertos de gelatina. Las hembras los ponen en forma de cordones, masas o pegados a vegetación, pero casi siempre dentro del agua, ya que no soportan la desecación.

Por el contrario, los reptiles suelen reproducirse internamente. Para ello, los machos cuentan con no solo uno, sino 2 penes, que emergen de la cloaca. Las hembras ponen los huevos en la tierra, ya que estos sí son capaces de soportar la desecación. Sus huevos tienen cáscara y son amnióticos, más similares a los de las aves.

6. Desarrollo directo o indirecto

Los reptiles eclosionan del huevo como diminutas versiones de ellos mismos, que se diferencian de los adultos por su tamaño y porque no pueden reproducirse aún, como suele ocurrir con los animales jóvenes.

Sin embargo, la mayoría de anfibios nacen como larvas completamente acuáticas, muy diferentes de los adultos. Para alcanzar su forma definitiva, los anfibios deben pasar por un proceso de metamorfosis que los transforma completamente.

Una rana sobre una rama.

Los herpetos son muy diferentes entre ellos

Como se ha podido comprobar, muchas de las diferencias entre reptiles y anfibios provienen de su relación con el agua. Los reptiles han desarrollado adaptaciones como la piel escamosa y el huevo amniótico, que les han permitido llevar una vida mucho más independiente del agua.

Este ha sido uno de los saltos evolutivos más grandes de la historia animal, ya que permitió a los primeros reptiles volverse más versátiles y colonizar el medio terrestre. Gracias a ello, siguen siendo animales muy exitosos hoy en día. Los anfibios, debido a su dependencia del agua, son más vulnerables a las condiciones cambiantes del planeta.


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  • Pough, F. H., Andrews, J. E., Crump, M. L., Savitzky, A. H., Wells, K. D., Brandley M. C. 2015. Herpetology. 4th edition. Sinauer Associates.

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