3 cosas que aprendes cuando adoptas un gato

3 cosas que aprendes cuando adoptas un gato

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 21 noviembre, 2017

La decisión está tomada, y es que un minino va a ser parte de la familia. Bienvenido sea. Pero, más allá de las recomendaciones de que tienes que ser un dueño responsable, ya que te estás haciendo cargo de un ser vivo y no de un objeto desechable, te contamos algunas de las cosas que puedes aprender cuando adoptas un gato.

La responsabilidad de adoptar un minino

Por más fama de independientes que tengan estos animales, no significa que se cuiden solos. Esto es lo primero que debes saber cuando adoptas un gato. Si no tienes el tiempo o los recursos necesarios para hacerte cargo del minino, lo más recomendable es que postergues la decisión de adoptarlo hasta que las condiciones estén dadas.

Pero si la incorporación del minino a la casa ya es un hecho, recuerda que:

cachorro gato
  • Debes procurarle una alimentación adecuada a su edad, tamaño y condiciones físicas, y proveerle siempre agua fresca.
  • Tienes que proporcionarle: un espacio cómodo y limpio para su descanso, lugares para que se esconda y se sienta seguro (cajas, por ejemplo), juguetes apropiados y rascadores para sus uñas.
  • Hay que vacunarlo y desparasitarlo según te indique el veterinario. Recuerda indicarle al profesional si tu gatito tiene acceso al exterior. Y ten muy presente el tema de la esterilización.
  • El juego y los mimos son fundamentales para que el minino esté sano y feliz. Si pasas mucho tiempo fuera, considera la posibilidad de adoptar otro gatito.
  • Si en el hogar hay niños, explícales cómo deben tratar a los animales. Y, como en todos los casos, no los dejes solos con una mascota.

Adoptar un gato es, sin duda, una muy buena decisión, siempre que puedas hacerte responsable del animal. Además, puedes aprender muchas cosas conviviendo con un minino. Aquí te contamos algunas.

Cosas que irás aprendiendo cuando adoptas un gato

Hechas estas aclaraciones y con el peludo maullador ya adaptado a su nuevo hogar, pasamos a las cosas que tú vas a ir aprendiendo de la experiencia maravillosa de convivir con un gato.

1-Un gato no es un perro que maúlla

Si bien los mininos se adaptan a vivir en grupos, no son animales de manada como los perros. Así que no esperes de él que te reconozca como la autoridad ni ande por la vida suplicando tu atención. Pero, como son muy inteligentes, la convivencia con ellos es más que posible. Eso sí, respeta sus tiempos y sus ganas. Él te hará saber si quiere jugar. O bien si es el momento adecuado para los mimos.

2-Qué hace tu amigo felino cuando te considera de su propiedad y confía en ti

Si tu gato roza su cabeza sobre distintos objetos es porque está dejando sus marcas de olor y delimitando su territorio. Si el animalito hace lo mismo contigo, sobre todo restregando su cara contra tus piernas, es porque también está señalando que eres parte de su territorio.

Por otra parte, si tu amigo felino se tira panza arriba frente a ti y demanda que acaricies su peluda barriga, dalo por hecho. Significa que confía plenamente en ti. Y si decide acicalarte -como lo hace con sus congéneres-, lamiendo tus manos, cabello, etc., enhorabuena. El minino considera, lisa y llanamente, que eres uno de los suyos.

3-Convivir con mininos mejora tu salud y te hace más feliz

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Los gatos son desestresantes naturales. Aunque hayas pasado un día atroz, acariciar a tu minino o ponerte a jugar un rato con él, disipará enseguida el mal humor y calmará angustia y ansiedades. Haz la prueba.

Distintos investigaciones han determinado que las personas que conviven con gatos son más sanas y felices. Sus ronroneos, además de provocar un efecto de calma, regulan la presión arterial.

Entonces debes saber que, cuando adoptas un gato, además de decirle adiós a la depresión y a la soledad, estás disminuyendo riesgos cardiovasculares y aumentando tu expectativa de vida. Así que cuida y quiere mucho a tu minino.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.